Intrusismo profesional

El ejercicio de actividades profesionales por parte de aquellas personas no autorizadas para llevarlas a cabo podría, incluso, ser constitutivo de sanción por presunto delito. Tal debería ser el caso de aquéllos individuos e individuas que con frecuencia irrumpen de manera incontrolada en nuestros hogares a través de un medio de comunicación de inevitable influencia sobre la opinión pública como es la televisión.

    03 may 2013 / 15:46 H.

    Cualquier televidente puede observar fácilmente cómo a “personajes” que “destacan” desde un punto de vista mediático aunque no, precisamente, por su preparación cultural ni, por supuesto, valores personales, se les titulan con el que parece ser un recurrente nombre: “periodista”, a pesar de no poseer oficio definido más que el de emitir todo tipo de improperios previo pago de emolumentos. No me vale el demagógico argumento de que todo el mundo tiene derecho a opinar, pues de ejercerlo se le debería colocar en la parte inferior de la pantalla su preciso letrero: el de “opinante” o bien —adelantándonos a la vigésima tercera edición del DRAE—, también “opinador”: “que opina”. Evitaríamos así el malentendido de que todo el mundo, aún sin formación, podría ser considerado periodista. Demos el sitio y otorguemos el mérito a quienes han invertido trabajo, esfuerzo y responsabilidad en perfeccionar su inteligencia para licenciarse en Ciencias de la Información, transmitiríamos al mismo tiempo a las nuevas generaciones el ejemplo de que no todo vale. Probablemente sería el primer paso para cambiar nuestra propia percepción de una equivocada realidad.
    Escritor
    Gaspar Sánchez