Intocable.-La heroicidad cotidiana
Por Nuria López Priego
Con un título como este, es inevitable que la imaginación del espectador vuele hacia héroes inmortales de la tradición grecolatina, como Ulises, o, en la era del séptimo arte, hacia emblemas, como el Connor MacLeod al que dio vida Christopher Lambert, o los más 'normales' de Eliott Ness. Pero, una vez a oscuras, Eric Toledano y Olivier Nakache abren la puerta a lo sobrenatural de la carcajada.

Con un título como este, es inevitable que la imaginación del espectador vuele hacia héroes inmortales de la tradición grecolatina, como Ulises, o, en la era del séptimo arte, hacia emblemas, como el Connor MacLeod al que dio vida Christopher Lambert, o los más 'normales' de Eliott Ness. Pero, una vez a oscuras, Eric Toledano y Olivier Nakache abren la puerta a lo sobrenatural de la carcajada.
A la risa sin aditivos, ni paliativos. Porque, a pesar de que la historia de Intocable surge del drama real de un hombre rico al que un accidente postró en una silla de ruedas, en esta película que se ha convertido en el Torrente galo y que ha batido todos los récord de taquilla no hay espacio para el lamento. Apenas algún guiño, pero rápido. Un fogonazo para dar paso a lo bueno que tiene la vida, a las sorpresas que da, ¡ay dios!, y por las que hay que dar las gracias y no porque lo cantara exquisitamente Joan Báez.
Intocable es una película sencilla, sin pretensiones, más allá de la risa —¡fíjese, si es fácil y complejo al mismo tiempo—. El humor de su guion no tiene dobleces, pero configura un bucle del que no se escapa. Se la podría acusar de sortear el melodrama de un tetrapléjico y la xenofobia de un personaje negro y marginal. Pero ese es también el logro de Olivier Nakache y Eric Toledano. Si, en los albores del siglo XXI, la vida es un valle de lágrimas que recuerda al de la Edad Media, la pareja de cineastas recurre a la complicidad de otra —formada, en este caso, por un negro (Omar Sy, que se alzó con el último César al mejor actor) y un blanco (François Cluzet)— para ofrecer al espectador casi dos horas de felicidad. Porque la victoria de estas dos parejas increíbles es que consiguen que todo lo malo, lo vomitivo que tiene el mundo real se pueda olvidar. Al menos, mientras dura la trama ficticia, pero real y saturada de “guasa”, como se dice en esta tierra, que unió a un aristócrata —Philippe— con un simple negro. Pero ¡qué negro!
Intocable
Directores: Eric Toledano y Olivier Nakache
Protagonistas: François Cluzet y Omar Sy