15 may 2014 / 22:00 H.
Pronuncian Europa y, de cara a la galería, todos los políticos se llenan la boca con la “importancia” de votar el día 25. Pero, sobre el terreno, la realidad es que se han impuesto la desgana y un silenciamiento que interesa, sobre todo, a los dos partidos con acceso real al poder. No hay ideas en las plazas. El PP y el PSOE están celebrando sus actos a puerta cerrada; para los suyos. Ante el pánico a que se reactive el voto y se fragmente el electorado, los dos grandes partidos están practicando, indistintamente, el consejo que el candidato “popular” Miguel Arias Cañete se atrevió a pronunciar en su visita a Jaén, hace dos semanas. “¡Ojo —evangelizó—, para ganar estas elecciones hay que ir a por los nuestros! ¡A por los que nos votaron! No perdáis el tiempo en convencer a los socialistas!”. Con un sistema electoral que les favorece descaradamente, están dejando la casa sin barrer. Y, lo peor, es que tampoco permiten que los partidos pequeños trasladen su ilusión y sus ganas de cambio al electorado. La prueba es la “mini valla” que se les ha cedido a destiempo en La Salobreja. Un hecho que demuestra que la derrota de Goliat solo es posible en la Biblia.