Insistencia por un hogar digno
La vida le dio un giro de 180 grados cuando se separó de la mujer con la que llevaba casado 17 años. José Luis Aceituno trabajaba en la construcción y en la campaña de la aceituna. Nada estable. Sin embargo, al tener que salir de su casa, este jiennense de 40 años tuvo que ingeniárselas para hallar un techo en el que seguir adelante.

Así que no tuvo más remedio que irse a vivir bajo el único techo que tenía seguro: el de su cochera. “Llevo aquí cuatro años, pero estoy en unas condiciones infrahumanas, ya que no tengo ni luz ni agua”, cuenta Aceituno. Ubicado en el número 3 de la calle Cora, en el barrio de Antonio Díaz, el garaje de Aceituno es su única morada, pero necesita, al menos, completar las instalaciones para vivir dignamente. “En verano esto es un horno y en invierno, un congelador. Y para ducharme, me voy al polideportivo de las Fuentezuelas”, reconoce. Poco a poco, fue adaptando el espacio, en un principio destinado al coche, a su propio hábitat, aunque todavía le queda lo más importante.
Insistente y sin perder la fe de que, algún día, pueda dar a un interruptor de la luz o abrir un grifo en su “casa”, José Luis Aceituno lleva todos estos años bregando por los pasillos de Asuntos Sociales, Urbanismo e, incluso, algunas parroquias y organizaciones no gubernamentales. “La asistenta social me dijo que me daría una ayuda para comprar mercancía al año y con eso tiré para comer”, recuerda el jiennense que, en la actualidad, se gana la vida con la venta de juguetes en un puesto ambulante.
En su periplo por conseguir mejorar el interior de la cochera, logró el compromiso de un técnico del Ayuntamiento para contar con los materiales y realizar la instalación del agua. “Además, tenía que averiguarme el tema de la luz, pero en Endesa me dijeron que me hacían falta unos papeles de Urbanismo, allí me pidieron un proyecto de obra. ¡Pero si no tengo dinero ni para comer!”, exclama, indignado. Finalmente, Aceituno consiguió un salario social de Asuntos Sociales para seis meses. “Me recomendaron que ahorrara ese dinero para la obra, pero antes tengo que entregar el proyecto. Un amigo estimó que, solo en materiales, me podría costar 4.000 euros”, dice desesperado.
Empadronado en la cochera donde reside, la ilusión de este vecino es adecuar el lugar para que sus hijos, de 20 y 15 años, puedan estar con él en unas condiciones óptimas. “También tengo la ayuda de mi hermana que me lava la ropa y, a veces, me da comida”. Mientras, sigue buscando trabajo y formándose en los cursos que ofrecen las instituciones.