¡No maten la esperanza!
Desde Úbeda. Aunque todos tendríamos que ser responsables de todas y cada una de las parcelas de nuestra vida, nos hemos acostumbrado a que gestionen todo por nosotros: la política, la economía
, la cultura o la educación de nuestros hijos. Por desgracia, hemos depositado en manos de unos cuantos desalmados (no hay más que ver todos los casos de corrupción, los de ahora y los de antes) nuestra propia vida a cambio de la “tranquilidad” de preocuparnos sólo durante unos segundos cada cuatro años de lo común. La factura la estamos pagando con creces porque, el poder económico (cuya correa de transmisión son los políticos e instituciones) no sólo diseña nuestro paro, nuestra precariedad laboral, nuestras hipotecas si no también y esto creo que es lo más grave, nuestro estilo de vida: individualista, insolidario, competitivo, hedonista, desesperanzado. Así lo veo, particularmente, a los más vulnerables de la sociedad: los niños; muchos de ellos tienen que tomar ansiolíticos, centrados en su pequeño espacio virtual de televisión, ordenador o consola y desprotegidos ante escenas de violencia, sexo, desautorización de los padres, vacío consumista etcétera. La injerencia totalitaria de la publicidad en nuestras vidas, no ha dudado en arrasar con lo más sagrado del ser humano que es su conciencia (su consciencia para los más agnósticos) propiciando un trueque infinitamente desigual por el que nos han dado libertinaje por libertad, conformismo por paz, individualismo por solidaridad, vacío existencial por esperanza. Pero sin esperanza ¿Qué queda?. Francisco Javier Ráez Ruiz