INÉS ORTEGA CABEZUDO “Abrir la tienda fue una decisión muy importante”
Juana Pastor Rama
Inés Ortega Cabezudo nació en Jaén un 23 de agosto de 1984. Hija de Emilio y Pilar, es la menor de tres hermanas. Recuerda su infancia como una etapa tranquila y feliz en un entorno especialmente familiar. La convivencia con los suyos en tardes de domingo y festivos la marcó para siempre. Destaca de manera especial la estrecha relación que mantiene con su familia y los muchos y buenos recuerdos que conserva de su infancia. Sus padres, como buenos profesores que fueron, la han educado con especial cariño. Se siente afortunada por la educación recibida, aunque, según dice, no lo puso nada fácil. Es una mujer con mucho carácter y testaruda —afirma—; pero también se considera muy responsable y consecuente con sus actos

Inés Ortega Cabezudo nació en Jaén un 23 de agosto de 1984. Hija de Emilio y Pilar, es la menor de tres hermanas. Recuerda su infancia como una etapa tranquila y feliz en un entorno especialmente familiar. La convivencia con los suyos en tardes de domingo y festivos la marcó para siempre. Destaca de manera especial la estrecha relación que mantiene con su familia y los muchos y buenos recuerdos que conserva de su infancia. Sus padres, como buenos profesores que fueron, la han educado con especial cariño. Se siente afortunada por la educación recibida, aunque, según dice, no lo puso nada fácil. Es una mujer con mucho carácter y testaruda —afirma—; pero también se considera muy responsable y consecuente con sus actos
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—¿Dónde cursó sus primeros estudios?
—Desde 1988 hasta 1998, estudié en las Carmelitas. Allí hice mis primeras amistades, a las que recuerdo con mucho cariño. Fueron años muy felices, sin preocupaciones, en los que disfrutaba el día a día. Por las tardes, estuve matriculada en el Conservatorio. Toqué el violín durante 5 años. También iba a catequesis a la parroquia de San Juan de La Cruz. Recibí clases de Inglés en una academia y sacaba tiempo para asistir a clases de baile en la Asociación Provincial de Coros y Danzas “Lola Torres”, de la que sigo siendo componente activo y socia.
—Aprovechar mejor el tiempo, imposible. Con esa buena base no es de extrañar que en cursos superiores cosechara buenas notas y una extraordinaria formación.
—Estudié Secundaria en el Instituto Virgen del Carmen. Los recuerdo como unos años de muchas emociones, un gran cambio de etapa en la que recibí mucho apoyo de mi familia y, sobre todo, de los amigos que en esos momentos tuve, algunos siguen presentes en mi vida. En el instituto experimenté las primeras alegrías y decepciones que te pueden llegar a dar las personas de tu alrededor (ajenas a la familia). El profesorado fue excelente en su mayoría. Después, comencé mis estudios universitarios en la carrera de Ciencias Ambientales en la Universidad de Jaén.
—¿Por qué Ciencias Ambientales?
—Escogí esta licenciatura porque siempre me habían gustado las ciencias y era una buena oportunidad para formarme en varias disciplinas. Aprendí mucho de Biología, Geología, Química... Teníamos también asignaturas de letras, derecho y legislación, geografía, etcétera. Laboralmente, parecía que iba a ser muy exitosa, con muchas salidas al mundo laboral, era la novedad y pusimos mucha ilusión todos los que la estudiamos. Actualmente, no conozco que ninguno de mis compañeros esté trabajando como ambientólogo. Recuerdo mi época universitaria como la mejor etapa de mi vida, pues fue cuando empecé la relación con el que hoy es mi marido. Soy muy feliz.
— Al mismo tiempo, es una época de mayor responsabilidad.
—Por supuesto. Fue una época de mucho esfuerzo. Había que estudiar de verdad y sacar las asignaturas en unos plazos determinados. Creo que es la etapa en la que cualquier persona puede adquirir el sentido de la responsabilidad y el esfuerzo, a la vez que aprendes a trabajar en grupo y a compartir inquietudes.
—¿Cuáles eran sus objetivos?
—¡Seguir formándome! Al finalizar la carrera, comencé un máster de Sistemas de Gestión Integrados y el de Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales. Lo cursé en Madrid y duró un año. Al terminar el máster, tuve mi primer trabajo como consultora en una consultoría externa y, aunque entré en prácticas, tuve la oportunidad de formarme laboralmente en el mundo empresarial. Mis funciones eran colaborar en la implantación de sistemas de calidad y medio ambiente basados en las normas ISO. También trabajé en proyectos de prevención de riesgos laborales. De esta época no guardo muy buen recuerdo. En la empresa faltaba motivación e interés y no tardó en caer y cerrar por lo que me volví a Jaén a finales de 2008.
—¿Y después?
—Enfoqué mi futuro a la enseñanza, hice el CAP y un curso de formador ocupacional, así como otros enfocados al mundo laboral. Me preparé las oposiciones al cuerpo de profesores de Secundaria, pero no las superé. En esa época, impartí clases particulares y fue una etapa muy difícil por la impotencia que sientes al no encontrar trabajo y el esfuerzo que tantas veces crees que es vano. Por todo esto, a final de 2010, decidí abrir mi propio negocio junto con mi marido. Abrimos una tienda de informática en la que seguimos trabajando actualmente. Fue una decisión muy importante y ha supuesto un gran esfuerzo sacarla adelante.
—¿Dónde está ubicada su empresa?
—En el Paseo de la Estación 35, un sitio muy céntrico en el que no había tienda de informática cerca. Mi empresa pertenece a la franquicia “App-informatica.com”. Tiene mucha presencia en internet. Su web es www.appinformatica.com y, en ella, se puede encontrar todo el catálogo de artículos y su precio. Cada cliente selecciona la tienda física donde realizará definitivamente la compra.
—¿Trabaja en equipo con su marido?
—Sí. Montamos el negocio juntos y lo llevamos los dos. Él suele trabajar en el servicio técnico a domicilio y yo, en la venta de componentes y papeleo.
—¿En qué consiste ahora su labor?
—En la tienda nos dedicamos principalmente a la venta de componentes informáticos (ordenadores, tablets, periféricos, hardware, software, libros electrónicos, electrónica...) y al servicio técnico (reparación de toda clase de equipos, puesta a punto, instalaciones de red, mantenimiento de equipos, creación de páginas web...). También realizamos trabajos de otro tipo que estén relacionados con la informática como, por ejemplo, la digitalización de documentos, de vídeo y sonido o reparaciones electrónicas en clavijas AC y cables. Llevamos a cabo el mantenimiento informático en empresas y, además, creamos y mantenemos páginas web para empresas y particulares, realizamos instalaciones de red y de diferentes equipos, como proyectores, pantallas y pizarras digitales. Actualmente, nos estamos preparando para ofrecer reparación de consolas y liberación de teléfonos móviles.
—No es frecuente ver a una mujer al frente de una tienda de informática. ¿Cómo lo siente usted?
—Es cierto que no es muy habitual. Yo lo noto a la hora de atender. La mayoría de los clientes prefieren ser atendidos por un hombre. Parece que tienen más credibilidad, aunque estemos igual de preparados.
—¿Cómo ve el futuro de su negocio?
—Duradero. La informática forma ya parte imprescindible de nuestras vidas. Tarde o temprano, todos tenemos que ir adaptándonos a las nuevas tecnologías, por lo que hace falta tener una tienda de total confianza a la que poder acudir para esa adaptación o actualización. En cuanto al negocio, por ahora, estamos aguantando la crisis. Esperamos, como muchos otros, que la cosa cambie pronto.
—Empresaria, ama de casa y, además, saca tiempo para otras actividades en el mundo de la música, ¿en qué género?
—Participo activamente en la Asociación Lola Torres, como componente del grupo de danza. Creo que hacemos una labor importantísima manteniendo nuestras tradiciones a través del cante y de la danza. Me ha enriquecido mucho, pues son muchas horas las que pasamos los componentes del grupo juntos, viajes y experiencias inolvidables que compartimos. Aprendes a convivir con personas que no eliges, con las que compartes un fin común, que es lo que te une a ellas. Se hacen lazos muy fuertes y conoces a gente que pasa a ser imprescindible en tu vida. Yo conocí a mi marido ahí y juntos compartimos toda la riqueza personal que ello nos reporta. En todo somos muy felices.