Indecencia
Hace unos días se publicó una carta de Carlos Serrano sobre las dificultades que suponía para un minusválido aparcar su vehículo en las rampas del Hospital Princesa de España. Totalmente de acuerdo con sus argumentos, pero quiero ampliar esta denuncia al resto de la ciudad. Es curiosa la actitud que adoptamos ante todo lo que no nos afecta directamente: simplemente no existe.
Es como si contempláramos la vida desde el graderío de un teatro, confiados en que jamás nos van a nombrar para actuar. Pero, de pronto suena una voz que dice: Félix, ¡a escayola y a la silla de ruedas movida a mano! Y como uno no se puede evadir, resulta que te encuentras en esa situación que apenas habías observado que existía. ¡Y ves y sufres el estado de las aceras, las calles y el funcionamiento de los semáforos, sientes los problemas y ves los fallos y compruebas cómo esos a los que hemos nombrado y a los que pagamos no hacen ni puñetero caso a detalles que son a veces insoportables! Os aseguro que esto es tan cierto como los cuarenta días en que me he paseado en una silla de estas mencionadas. Más de una vez he estado tentado de llamar al alcalde o a alguien similar y haberlo invitado a compartir un paseo a mi lado. He leído que van a “adecentar” las distintas calles de la ciudad y, por tanto, aprovecho estos momentos para decirles que espero de su decencia que adopten las medidas pertinentes para solucionar esta auténtica indecencia, que son la mayoría de las calles de Jaén para la movilidad de los minusválidos. Si algún concejal o similar quiere que lo acompañe y aunque le lleve ventaja en el manejo de estos vehículos, estoy a su disposición y nos podemos pasear. ¿Pasear? Bueno, y después de esto puedo afirmar y afirmo que no harán ni puñetero caso a estas letras.
Félix Martínez es escritor