Incentivar la creación de empleo antes que fomentar despidos

Como cabía esperar, las tesis para salir de la crisis propuestas por el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, no han tardado en generar el rechazo generalizado de la mayoría. El propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se ha puesto a la cabeza de las reacciones para señalar que el camino no pasa por reformar el sistema laboral para abaratar el despido. Sólo en una sociedad en la que sus trabajadores cuentan con todas las garantías podrá ser competitiva, porque son los derechos y el bienestar social los que generan riqueza. La apuesta del Gobierno pasa por reforzar el empleo estable y las líneas de actuación pasan por mejorar la competitividad y la productividad en el área de la sostenibilidad ambienta, como una de las oportunidades de progreso aún por explotar. Las oportunidades de las energías renovables ofrecen todavía un yacimiento de empleo del que se puede y se debe sacar mucho más provecho del que se saca. Incluso, desde la oposición, a través el portavoz económico del PP, el jiennense Cristóbal Montoro, se han cargado las tintas sobre el responsable del Banco de España y se le acusa de lanzar mensajes que sólo suponen crear más incertidumbre entre quienes ven peligrar su puesto de trabajo y, lo que es peor, las garantías para el desempleo. Sólo los empresarios y el Banco Central Europeo se han situado al lado de Fernández Ordóñez, en una clara línea de consolidar la posición de fuerza que en nada beneficia al más débil de la cadena productiva. No puede discutirse que el esfuerzo que hace falta para salir lo antes posible de esta complicada situación económica tiene que ser, necesariamente, conjunto, de todos los agentes implicados. Sería una inmoralidad permitir que el peso recayera única y exclusivamente en el trabajador, el más vulnerable en este escenario que ahora se dibuja.

    13 feb 2009 / 16:31 H.