Incendios que se adelantan
Las altas temperaturas, impropias de esta época del año, suponen un riesgo añadido para los espacios naturales, porque las probabilidades de incendios se multiplican. Se da la circunstancia de que, precisamente, las faldas del Castillo de Santa Catalina registraron uno, el primero de la temporada, que arrasó una hectárea y que, finalmente, quedó en un susto. Se da la circunstancia de que, aunque todavía se está investigando, parece claro que fue intencionado. Pero no es un hecho aislado. La mano del hombre, de manera directa o involuntaria, está detrás de muchos. Precisamente, este domingo pasado los bomberos dejaban por fin controlado un virulento fuego en Alicante que calcinó unas 1.715 hectáreas y que mantuvo en nivel de preemergencia por riesgo máximo de incendios forestales la Comunidad Valenciana. Un siniestro del que se apunta como responsable a una persona, que ya ha sido puesta en libertad con cargos, por quema descontrolada de rastrojos.
El operativo del Plan Infoca se activa como ya es habitual de junio a octubre, meses en los que el riesgo es, a priori, máximo. Supone un despliegue de medios materiales y humanos en coordinación con una eficacia más que demostrada. Habría que plantearse si, en circunstancias excepcionales como la actual, cabría la posibilidad de adelantar la puesta en marcha del Plan, ante el adelanto de las altas temperaturas. O si, por el contrario, basta con apelar a la concienciación ciudadana para ser especialmente cautelosos cuando se sale al monte. Toda prevención es poca y cuando se trata de preservar los espacios protegidos el debate debería, quizá, ir más allá del coste presupuestario de activar el operativo con un mes o quince días de antelación.
El operativo del Plan Infoca se activa como ya es habitual de junio a octubre, meses en los que el riesgo es, a priori, máximo. Supone un despliegue de medios materiales y humanos en coordinación con una eficacia más que demostrada. Habría que plantearse si, en circunstancias excepcionales como la actual, cabría la posibilidad de adelantar la puesta en marcha del Plan, ante el adelanto de las altas temperaturas. O si, por el contrario, basta con apelar a la concienciación ciudadana para ser especialmente cautelosos cuando se sale al monte. Toda prevención es poca y cuando se trata de preservar los espacios protegidos el debate debería, quizá, ir más allá del coste presupuestario de activar el operativo con un mes o quince días de antelación.