Incendios

Llega el verano y todos a quemar los bosques como locos. Es terrible la amenaza que se cierne sobre España a causa de los incendios. En 2012 se quemaron unas 165.000 hectáreas. Casi inimaginable esa extensión. Se calcula que entre 2001 y 2011 se quemó una superficie similar a la región de Murcia, lo que nos da una idea de la magnitud del problema. Un pequeño porcentaje (solo el 5% el pasado año) se debió a causas naturales, o lo que es lo mismo, un 95% los provoca el hombre.

    20 ago 2013 / 07:50 H.

    Muchos se desencadenan por la noche, cuando los medios aéreos no pueden actuar, y eso no es una casualidad sino que demuestra que son intencionados. Se llevaron la palma Valencia (60.000 hectáreas) y León (20.226 hectáreas), como las más afectadas, pero todos los años están muy bien repartidos por casi la totalidad de las comunidades autónomas. Los que prenden un fuego ponen en peligro las vidas y los bienes de muchas personas, que tienen que ser evacuadas y ven después que lo han perdido todo. Ponen en riesgo las vidas de los trabajadores en tierra que extinguen los fuegos como pueden; y de los pilotos de aviones y helicópteros, que hacen difíciles maniobras de recogida y suelta de agua. Mueren cientos de miles de animales de todas las especies, muchas de ellas en peligro de extinción. El porcentaje de detenidos es mínimo y la mayoría son absueltos por falta de pruebas. Está bien como medida principal la supresión de actividades en las zonas afectadas, la intervención de la madera quemada para que nadie haga negocio con ella, y prohibición total de recalificar los terrenos para la construcción. Parece ser que muchos de los detenidos están vinculados al sector de la construcción y a las actividades agrícolas o ganaderas. Cuando vemos por televisión arder un bosque con esas llamas gigantescas, primero sentimos asombro y estupefacción; nos preguntamos siempre cómo pueden ser capaces de cometer tales crímenes, cuando se ha descubierto que el fuego ha sido intencionado, como es la mayoría de las veces. Y después cuestionamos los intereses que hay detrás de todo esto. Aunque nos sorprendamos continuamente, el caso es que da la impresión de que no se quieren encontrar soluciones.