Impulso al potencial de la biomasa como valor añadido al olivar
El mar de olivos que es la provincia de Jaén tiene mucha más utilidad de la que a simple vista puede parecer. No todo lo que produce el olivo es aceite y aceitunas. La rentabilidad del monocultivo jiennense puede multiplicarse si se saben aprovechar los deshechos de la poda del olivar, una actividad que puede generar unos ingresos extra muy importantes cuando se utiliza como energía.
Y energía limpia, no contaminante, con el valor añadido que ello supone. Todo esto tiene ya nombre y se enmarca en el proyecto “Faro”, una iniciativa pionera en Andalucía y que apuesta por financiar la instalación de calderas de biomasa en centros educativos y en edificios municipales de las comarcas rurales de la provincia. La visita de la consejera de Agricultura, Clara Aguilera, sirvió para presentar esta iniciativa, que cuenta con un presupuesto global que ronda los cinco millones de euros, y que supondrá dar salida a un subproducto muy abundante y hasta ahora desaprovechado. Se espera que 95 municipios rurales se beneficien de este tipo de calderas para calefacción, en el marco de la futura Ley de Desarrollo Sostenible, a la que Jaén, de esta forma, se adelanta. Después, está previsto que se extrapole a otras provincias andaluzas, con lo que se creará un significativa red de compra de biomasa de olivar. Una fórmula inteligente para obtener riqueza de lo que hasta ahora sólo era producto que se eliminaba por inservible.
La provincia está de enhorabuena, porque puede y debe aprovechar esta oportunidad que supone transformar en beneficio lo que hasta ahora no era más que un excedente. El valor añadido comienza por embotellar el aceite de oliva virgen extra, algo que es primordial, y a partir de ahora se conjuga con una política medioambiental más comprometida gracias a la utilidad de la biomasa como energía limpia y sostenible.