Improvisación en el control de tráfico de las obras del tranvía

Una obra tan aparatosa como la de la instalación del sistema tranviario en una ciudad requiere de una correcta coordinación para que los inconvenientes para los ciudadanos sean los mínimos. El ciudadano asume los múltiples inconvenientes que acarrea una obra como esta que parte la ciudad en dos y que colapsa en momentos puntuales el tráfico. La agilidad con la que se superan etapas de las obras contrasta, sin embargo, con la dejadez en materia de señalización e iluminación en zonas con gran volumen de tráfico. Es sorprendente que se vuelva a dejar sin luz a la entrada a la capital por la autovía a Madrid y que nadie responsable lo perciba durante semanas. Causa lógica indignación, sobre todo porque durante buena parte del verano los conductores se quejaron de esta situación, una denuncia que contó con el altavoz  de la información de los medios de comunicación, y sólo después de meses se iluminó una zona con un trazado sinuoso y peligroso. Días antes de la Feria de San Lucas, esta zona volvió a quedar sin iluminación y nadie se preocupó de este hecho a tenor de las declaraciones del delegado de Obras Públicas. ¿Cuánto tarda en detectarse un fallo de estas características en una obra tan importante? Si nos atenemos a la explicación oficial todo se argumenta con un fallo técnico, pero la secuencia y la repetición en las situaciones hablan de una desidia peligrosa. La precariedad de la señalización durante la noche se agrava con cortes puntuales que, como algunos realizados durante el verano, perdían a los conductores, incluidos los locales, por la zona de expansión del barrio del Bulevar. Conductores en sentido contrario, vehículos que, por error, acceden a la obra por el pésimamente señalizado paso por Cuétara son sólo algunos de los casos que se suceden por la noche, sin que la Junta de Andalucía se dé por aludida ni ataje unos problemas de fácil solución.

    25 oct 2009 / 10:07 H.