¡Feliz 2014!
El día de Año viejo un amigo me felicitó de esa guisa. Ya daba por descontado que 2013 será un año perdido. Y añadió: o 2015. Resulta demoledor comprobar cómo nos hemos sometido al “fátum” de los tiempos que corren sin que atisbemos ninguna posibilidad de interacción con lo que está pasando.
Es una especie de resignación bíblica que nos está calando hasta los huesos. Pero ¿qué pasaría si no fuera así? ¿Y si pudiéramos influir con nuestras actitudes y torcer el determinismo que todo lo abarca? Imaginemos que todos exigimos, por ejemplo, cobrar nuestra nómina en mano. Y pagar el agua, la luz, los recibos mil por la ventanilla correspondiente, no a través del banco. ¿Cambiarían estos sus actitudes hacia nosotros? ¿Y si dejásemos de utilizar las tarjetas de crédito? ¿Y si un buen día en una consulta electoral el voto en blanco, no la abstención, arrasase? ¿Qué lectura harían los partidos políticos? ¿Se imaginan en las próximas elecciones al Parlamento Europeo millones de votos en blanco, en todos los países de la Unión? ¿Se imaginan a los gobernantes catalanes y españoles peleándose para ver quién ofrece mejores alternativas para salir de la crisis? ¿Y si exigiéramos algo tan revolucionario como que se cumplan los programas electorales? ¿O que en el centro del debate estemos las personas y nuestras necesidades y no algo tan sibilino y espurio como “los mercados”? Y así podríamos seguir aportando cada uno ideas, sugerencias, alternativas para que nadie tenga que saltarse en la felicitación navideña uno o dos años para reencontrarse con el futuro. Y que ese futuro no sea de incertidumbre, miedo y desprotección ¡Feliz 2013 y coraje y acierto para que lo sea!
Pazo Zamora es empresario