Ibros se viste de gala para su feria

José Rodríguez Cámara/Ibros
Si una cosa tienen clara los ibreños es que su feria bien merece olvidar los problemas. Ayer, en la segunda jornada de fiesta local, aún con el buen sabor de boca de la procesión, la noche anterior, de la patrona, la Virgen de los Remedios, el municipio fue un desfile de gente sonriente con ganas de fiesta.

    05 may 2011 / 09:47 H.

    Abrazos con el correspondiente golpetazo en la espalda, sonoros besazos de una tía a un sobrino que no esperaba encontrarse o de dos amigas que llevan mucho sin verse, elegantes hombres de traje  y mujeres con tacón y vistosos vestidos. Eso era Ibros ayer. El municipio de La Loma tiene poco más de tres mil vecinos, pero, cuando llega su feria, en honor a la Virgen de los Remedios, parece que tiene trescientos mil.
    Todo el mundo se pone guapo y sale de casa, sin prisa por volver, sobre todo, si, como ayer, era jornada no laborable, la segunda de las previstas en las celebraciones patronales. La primera fue la del martes, cuando La Remediadora salió en procesión, poco después de que parara de llover, un hecho que, como siempre, hizo pronunciar a muchos aquello de “milagro”. Ayer, hizo calor, lo que permitió cumplir con el programa habitual, a saber: comer fuera, en ibreño, “echar la ligá”; café, copa y puro, e ir a los toros para ver a los espadas Jesulín de Ubrique, Víctor Puerto, muy querido por los aficionados locales, y el novillero Antonio Puerta, en la Plaza de La Veguilla. Después, lo que el cuerpo aguante. Por la mañana, hubo también paseo a caballo por las calles del recinto de la feria, con una alta participación y, en la Caseta Municipal, el coro rociero “Aires de Ibros” ambientó la celebración, regada con cerveza y manzanilla. Los caldos combinaban a la perfección con los platos típicos, como la paella. En los carteles de algunos establecimientos, con tiza, se anunciaba la oferta de hoy, fin de fiestas, con todas las raciones con dos euros de descuento en el precio.
    El alcalde de Ibros, Luis Miguel Carmona, satisfecho por la calma que sucedió a la tormenta del lunes 2 de mayo, resumió como había transcurrido la feria hasta ayer con una frase: “Un día gris no estropea una feria grande”. Y las celebraciones, a su juicio, van bien, por el número de público asistente a los espectáculos del programa: unas ochocientas personas en el concierto de “Los Rebujitos” o medio millar en el recital de los artistas de “Se Llama Copla”. Para terminar con los festejos hoy, diana floreada, para tener un despertar musical; el Día del Mayor, en el que todos los jubilados están invitados a comer; actuación de la Banda Sinfónica de Baeza y un espectáculo de fuegos artificiales.