ÍBEROS.- El Príncipe de Arjona, clave para reescribir la Historia
José Rodríguez Cámara /Jaén
Nada será igual cuando se analice el pasado jiennense desde el hallazgo del yacimiento íbero de Piquia, en Arjona. El enterramiento de un príncipe atesora piezas que no tienen parangón y, lo mejor, es que hay más por excavar en la zona.

Nada será igual cuando se analice el pasado jiennense desde el hallazgo del yacimiento íbero de Piquia, en Arjona. El enterramiento de un príncipe atesora piezas que no tienen parangón y, lo mejor, es que hay más por excavar en la zona.
La cámara funeraria del Príncipe Íbero de Arjona, hallada en el yacimiento de Piquia, permite a los investigadores mirar con nuevos ojos la Historia jiennense. Como ya ocurrió al encontrar y estudiar la Caja de los Guerreros en el mismo paraje, el mausoleo, encargo de un gran señor del siglo I antes de nuestra era, demuestra que, a pesar de estar dominada por Roma, la cultura íbera mantenía sus costumbres.
El director del Centro Andaluz de Arqueología Ibérica (CAAI), Arturo Ruiz, considera que esta es una de las claves que aporta este conjunto. Por su importancia, el experto aboga por sumar esfuerzos para su conservación y difusión, lo mismo que el alcalde arjonero, José Puentes. La delegada de Cultura, Mercedes Valenzuela, recogió el guante, aunque sin concretar el modo. Lo que sí dejó claro es que las piezas de este sitio arqueológico, de gran trascendencia, tendrán un lugar clave en el futuro museo de arte ibero y protagonizarán una exposición monográfica. Y es que, la principesca cámara funeraria guardaba en su interior un sinfín de tesoros, una demostración del poderío de su dueño. El máximo responsable del CAAI llamó la atención sobre el carro con el que el rico difunto se mandó enterrar. Con las piezas halladas del carruaje, de metal, madera y pasta vítrea, los estudiosos están en disposición de realizar una reproducción. Será algo sin precedentes, al no haber otro referente sobre este medio de transporte en la época íbera. Uno de los restos que mejor ha resistido el paso del tiempo del coche de caballos es un adorno, de bronce, que responde a la típica iconografía íbera en la que una bestia aparece tragando o expulsando por la boca la cabeza de un guerrero. También se conservan en muy buen estado una colección de cráteras, típicas vasijas grandes y anchas donde se mezclaba el vino con agua antes de servirlo. Estos recipientes, datados en el siglo V antes de Cristo, elaborados en talleres de Atenas, eran empleados para honrar al difunto con caldo, algo habitual en la época. En el CAAI les ha llamado la atención la originalidad de los motivos que adornan las cráteras. Predominan las representaciones icónicas de las pruebas que tuvo que superar el héroe Heracles y, en una de las jarras, aparece la figura de una mujer, desposándose, algo todavía más atípico.
Para deleite de los arqueólogos, hay otro aspecto que deja claro que la tumba del llamado Príncipe Íbero de Arjona merece ser tenida en cuenta. Como instruyó Arturo Ruiz, en un medallón, aparece el nombre del propietario de la tumba. Por desgracia, se han perdido las primeras letras que formaban el apelativo, las del final son “Iltir”. Gracias a los conocimientos del experto en leguaje ibero Javier de la Hoz, también se ha podido descifrar que en esta pieza aparece la frase “hijo de Ecaterutu”. Es decir, por primera vez, se conoce quién era el difunto en un enterramiento de este periodo. Con esta investigación, como dejó claro el rector de la UJA, Manuel Parras, la institución y el CAAI continúan su ascenso como referente de la arqueología mundial. Para mejorar su labor, en breve, como anunció Parras, el centro se trasladará a otras instalaciones más adecuadas. Pilar Palazón, presidenta de la Asociación de Amigos de los Íberos, entidad que colaboró económicamente con la excavación en Arjona, recordó que treinta años de trabajo avalan a los expertos en el mundo antiguo de la Universidad.