Humanidad sin fronteras
La solidaridad de los jiennenses siempre supera todas las expectativas. Llamamientos de familias que necesitan apoyo de sus conciudadanos para problemas de todo tipo, encuentran enseguida la respuesta más que esperada, siempre por encima del cálculo previo más optimista. El caso de la familia Monzón Oya de Cambil no es una excepción sino, al contrario, la confirmación del gran corazón de la sociedad de esta tierra. Su hijo necesita un costoso tratamiento para intentar salir adelante de la enfermedad neurodegenerativa que padece, una terapia que solo se imparte en un centro especializado gallego y para lo que apelaron hace meses al respaldo de sus convecinos.
El grupo Apache ofreció un concierto para esta causa en el municipio del pequeño que obtuvo una respuesta espectacular y ese fue el grueso de las donaciones, con las que han podido por fin emprender el viaje y comenzar el necesario tratamiento. Pero ahora necesita más y toca de nuevo a esa sensibilidad de sus paisanos. El pequeño precisa un tratamiento de un año, en lugar de los seis meses de un principio, por lo que es preciso que la llama de la ayuda no se apague todavía. El camino de la recuperación ha empezado y no puede dejarlo a medias. Seguro que conseguirá el objetivo, con ese espíritu jiennense volcado con quien más lo necesito. El mismo que se ve a menudo cuando se trata de las donaciones de sangre o de órganos, con respuestas por encima de la media andaluza y nacional, en muchas ocasiones, con todo lo que ello conlleva de superación personal de los afectados al tomar esa decisión en momentos emocionalmente muy duros. Ese es el carácter de los jiennenses, una grandeza que los distingue y los retrata como solidarios entre los solidarios.