Hoy, once de mes

ERNESTO MEDINA CRUZ desde Jaén. Fue solemnísima la Fiesta de los Cabildos, que por acuerdo de los Cabildos Catedral y Municipal es celebrada anualmente desde hace varios siglos en honor y agradecimiento a la Santísima Virgen de la Capilla, que fue oficiada por el señor obispo de la Diócesis, Ramón del Hoyo y concelebrada por la casi totalidad de los miembros del Cabildo catedralicio y un amplio grupo de sacerdotes.

    11 jul 2012 / 19:49 H.

    Asistió la parte mayoritaria del Cabildo municipal, con muy escasa participación de los otros grupos municipales. El templo estaba repleto de fieles devotos de la Santísima Virgen de la Capilla. Con un itinerario algo más largo de lo normal recorrió las calles de Jaén la Magna Procesión. Hubo en ella dos momentos muy emotivos para los que tuvimos la dicha de presenciarlos: el primer toque de campana para aupar sobre los hombros de los horquilleros el Trono de María Santísima de la Capilla fue dado por el horquillero a que hacíamos referencia en nuestro comentario del mes pasado, que, temblando de emoción, daba unos tímidos toques de campana, y que, posteriormente, no pudo contener las lágrimas; el segundo fue la despedida que, al finalizar la procesión, hizo el Hermano Mayor, en nombre suyo y de toda la junta de gobierno, por haber cumplido los 6 años que, como máximo, podía ocupar el cargo. Hemos de felicitar a la junta saliente por su labor y los logros conseguidos, y perdonarles los pequeños fallos que haya podido cometer. El vocal de Horquilleros, ha remitido una carta a todos los miembros de ese cuerpo, acompañada de una bella foto (con una sencilla y emotiva dedicatoria para este comentarista) en la que se recoge el paso de la procesión por la calle Carrera de Jesús, teniendo como fondo las columnas jónicas que sostienen los arcos de medio punto del ángulo meridional de la Catedral. Tenemos este mes la gran festividad de la Virgen del Carmen, tan arraigada en Jaén, con cofradías en las parroquias de San Juan y de San Bartolomé. María es “Fundadora, Madre y Superiora perpetua” de la Orden Carmelitana. También está muy arraigada en Hispano América, gracias a la gran labor evangelizadora de los carmelitas. Y, cómo no, hemos de referirnos a las gentes del mar que la tienen como patrona y la proclaman como Reina de los Mares. Asistamos a los actos litúrgicos en su honor y protejámonos con su escapulario. Pero anteriormente, el pasado día 2, hemos celebrado la festividad de la Visitación de la Virgen, que nos recuerda el largo camino que, después de la Anunciación (“He ahí a tu prima Isabel a la que llamaban estéril y que en su vejez ha concebido un hijo y ya está de seis meses, porque para Dios nada hay imposible”) emprende María a través de las montañas de Palestina para llevar a Isabel y al fruto que llevaba en sus entrañas las primeras bendiciones de Jesús. La Iglesia, que ya ha celebrado este misterio el miércoles de las Témporas de Adviento, lo revive este día por la relación que tiene con el nacimiento del Precursor. Es especialmente significativa esta fiesta para los devotos de la Virgen en su advocación de la Capilla, pues como ya dijimos en otro comentario, la primera Bula Vaticana concediendo privilegios nomina el Descenso de la Virgen como Visitación de la Virgen a la ciudad de Jaén. Humildad de la Santísima Virgen María, el día 17 y María Madre de la Misericordia el sábado antes del cuarto domingo de julio, es decir, el día 21 este año, son otras festividades, aunque con el carácter de particulares se celebran este mes. María ejerce un verdadero y eficiente influjo en la vida de los cristianos, tanto si los mueve a su imitación por su poderosa ejemplaridad, como también, porque realiza una verdadera acción eficiente en el desarrollo de su gracia. María, como Madre de Misericordia, colabora con Jesucristo en la aplicación de las gracias a los redimidos. El mismo puesto que Ella ocupa en el misterio de la salvación lo ocupa también en el desarrollo y el progreso de la vida espiritual. En estos tiempos en que el mundo está sumido en una profunda crisis de valores y en una no menos preocupante crisis económica; en estos tiempos en que los cristianos son sometidos a persecuciones y muertes en distintos países, pidamos una vez más, con verdadera fe y reiterada confianza, pero a la vez con nuestro pequeño pero no por ello menos importante ejemplo, ante la Virgen de la Capilla para que veamos el retorno a la paz, a la concordia y al amor entre todos los hombres. Así lo esperamos de su infinita misericordia.