Hoy es siempre todavía

El director de Diario JAÉN, Juan Espejo, se reunió con buena parte de sus lectores en un acto —original y evocador, con música en vivo— celebrado en el Hotel ACG de Los Villares. El motivo fue la presentación de su último libro, “Crónicas de Jaén V”, editado por el rotativo referente de la provincia con la colaboración de la Caja Rural. Se trata de una compilación de ciento cuatro artículos interpretativos que Juan Espejo firmó cada domingo en la contraportada del periódico desde el 30 de diciembre de 2008 hasta la misma fecha del año 2012. El acto —con gran afluencia de público —no dejó indiferente a nadie por su originalidad: Música, periodismo y literatura, además de pellizco y vida, en un mismo cóctel cultural.  Había prometido el director y periodista una presentación diferente y así fue.

21 sep 2014 / 08:20 H.


 “Dicen que no hay quinto malo. Amigos, gracias por estar aquí. Hoy es un día especial para mí”, aseguró Juan Espejo acerca del estreno de un trabajo que ya tenía cuatro precedentes, cuarteto originario de una serie periodística histórica en la provincia dado que su sección “Crónica de la Semana” es la más longeva de la historia informativa provincial. Testigo directo de la realidad jiennense desde comienzos de la década de los 90, el director de este medio lució feliz en un salón preparado con esmero por la familia Castillo Martos. Las primeras palabras dieron paso a un interludio de melodías que reveló la esencia de la noche: notas y palabras se intercalaron para presentar “Crónicas de Jaén V”, selección realizada por el profesor y poeta Juan Manuel Molina Damiani. Letras de canciones de Víctor Jara, Horacio Guaraní o Mercedes Sosa fueron la banda sonora inicial. “Que el futuro no nos sea indiferente”, subrayó Juan Espejo el día en que salía a la luz un libro imprescindible para entender el presente de esta tierra. El director de Diario JAÉN abundó en que su última compilación de artículos es un “ejercicio de memoria” que arroja luz clarividente en el panorama actual. Así, propuso un repaso musical y noticiable a todas sus obras anteriores y recordó que la primera selección —“Crónicas de Jaén I”, desde 1992 hasta 1996— abordó un tiempo convulso (crisis de Santana Motor o hundimiento de Molina) en el que hubo una gran noticia: el nacimiento de la Universidad de Jaén, un motor social para la democracia.
Emilio Ramos, Alma Mesa y el guitarrista Alberto Pérez conformaron el trío artístico de la noche. La interpretación de “Enamorado de la moda juvenil” sirvió para que el director evocase los tiempos en los que estalló el Jaén más festivo. “Había treinta pubes en una sola zona, la de los Center y Hacienda”, explicó a los asistentes. Juan Miguel Espejo, hijo del director de Diario JAÉN, estuvo junto a él en el escenario para leer diferentes fragmentos de sus “Crónicas”.   
“No estamos locos”, de Ketama, fue el umbral del recordatorio del periodismo que emergió en aquella época y sirvió de trampolín para el recuerdo del libro “Crónicas de Jaén II” (años 1996 y 2000), época  en la que los olivareros defendían su producto estrella, el aceite de oliva, frente a la OCM de Fischler. Los artistas jiennenses entonaron el mítico “Andaluces de Jaén”, de Miguel Hernández, que propició los aplausos entusiastas de los asistentes. “Nació el Mercado de Futuros y se empezó a hablar del Museo Íbero. Eran mis primeros años como director”, señaló, y dio paso a su hijo Juan Miguel, que leyó un texto del 27 de julio de 1996 sobre la libertad de expresión: “Somos más los que escribimos al dictado, pero al dictado de nuestras conciencias”.
“Crónicas de Jaén III” acoge los hechos del año 2000 a 2004, como el caso Bariloche y la tragedia de Rocío Wanninkhof. En clave positiva, el auge de Expoliva. Juan Miguel Espejo dio lectura a un artículo del 12 de noviembre de 2000: “El aceite es más que una forma de vida, más que un mar de plata. Es parte de nuestra cultura”, remarcó, al igual que hizo con la cerveza El Alcázar. Juan Espejo, en su mirada atrás, habló de las calles de Jaén llenas de gente que rechazó la guerra de Irak. Y por la paz se escuchó de la mano de Mesa, Ramos y Pérez “Imagine”, de John Lenon, que provocó un gran aplauso de los asistentes.
“Qué tiempos aquellos antes de la crisis. Hasta doce mil inmigrantes venían a recoger aceitunas”, dijo el director para adentrarse en “Crónicas de Jaén IV”             (2004-2008). En el citado periodo la Caja de Jaén fue “engullida” y nació el Plan Activa (“No digo más, lanzó el director del periódico”). “El tamborilero”, de Raphael”, evocó los 160 millones de euros del Gordo de Navidad que tocaron, en el año 2008, en Beas de Segura y que muchos de ellos se colaron por la “alcantarilla” del Fórum Filatélico.
Ya con “Crónicas de Jaén V” (2008-2012), el libro presentado en el Hotel ACG el viernes por la noche, Juan Espejo enfatizó que ETA dejó de matar y la canción “España camisa blanca de mi esperanza” despertó la emoción de los asistentes. También recordó la polémica de una madre condenada por dar una bofetada a su hijo, la concejal que se ató a un árbol y al movimiento 15-M. “Desde luego vino para quedarse, como comprobamos en las elecciones europeas”, puntualizó. En este último bloque sonarían las canciones “Ruido”, “Luminosa mañana” y “La murga de los currelantes”, para incidir en que un juez calló las campanas de la Catedral, en la valentía de los pequeños empresarios y en cómo se sufrió con el paro en esta tierra.
Y hubo mensajes sorpresa, como el del prestigioso periodista Luis del Olmo, cuya voz  irrumpió en la concurrida sala para alabar la trayectoria de un periodista que apela —gracias a un consejo de sus padres, que también estuvieron en la sala—  a la “paciencia, la prudencia y una infinita perseverancia como leyes de vida”. “Gracias por este trabajo literario”, se oyó a Del Olmo, “presente” con un texto evocador del buen periodismo en la contraportada de la obra. “No hay que perder el norte en tiempos difíciles, hay que hacer cosas, siempre, en todo momento y en cualquier circunstancia, por adversa que sea”, advirtió el autor de un libro con perspectiva y como guiño de futuro. Sonaba entonces el célebre “Himno de la alegría” y el público no dejó de aplaudir. Entre los sones de“Gracias a la vida” se despidió Juan Espejo con un “gracias, perdón, os quiero con toda mi alma y todo mi corazón”.