Homenaje a Góngora en la vivienda que lo vio nacer
Aquí nació el pintor y escultor Marcelo Góngora. 1940”. Así reza la placa conmemorativa que desde este pasado fin de semana puede verse en el número 7 de la calle Alta del Salvador, lugar en el que nació y vivió sus primeros años el artista ubetense Marcelo Góngora, fallecido a principios de este año.

Un homenaje que fue descubierto por su viuda, Salomé Borrego, en presencia de sus hijos Marcelo y Salomé y de amigos y allegados a la familia. Resultó un acto muy emotivo, al que acudió un centenar de personas, para rendir su particular reconocimiento al polifacético artista. “Era el mejor para mí, una gran persona y un gran artista”, dijo Borrego. Durante la velada, presidida en todo momento por un gran cuadro de dos metros por dos metros que pintó Góngora en su día, donde aparecen su calle y su casa de la infancia, fueron muchas las anécdotas que surgieron entre los presentes.
Personas como Antonio Espadas, amigo íntimo que le dedicó unos versos muy sentidos; Antonio del Castillo y Adolfo Vivancos, del Club Diana; Pedro González, que también dirigió unas emotivas palabras a su memoria, o Francisco Delgado, “el Tato”, que le rindió su particular homenaje a modo de fandangos. Tampoco faltó la música de una flauta. Los preparativos para colocar la placa se organizaron hace unos dos meses, a iniciativa de un grupo de personas, entre ellas la familia que actualmente reside en la casa, que lo vio nacer. La placa fue realizada en el taller artesano de Alfarería Góngora, atendida por unos primos del desaparecido artista.
Una calle y una casa de la que “Marcelo guardaba muy buenos recuerdos, con mucho cariño”, recordó Borrego, prueba de ello el cuadro en el que lo reflejó. Allí vivió con sus padres, Ana María y Francisco, que falleció cuando Góngora tenía tan solo cuatro años, y su hermano mayor Alfonso. Un acto para poner de manifiesto el cariño que Marcelo Góngora sembró entre sus paisanos, y una sencilla forma de devolvérselo.
un gran artista. Marcelo Góngora entró en 1952 a formar parte del taller de Francisco Palma Burgos, imaginero y gran escultor malagueño, donde a lo largo de los años colaboró en varios trabajos, como retablos, tronos, esculturas en piedra, barro y madera,y donde adquirió todas las técnicas de dorado, talla y policromía que luego aplicó con maestría.