Heroínas sobre la bicicleta

La costancia, la entrega y el sacrificio tienen su recompensa. Aurora López, Laura Granado, Alicia Campos y Merche Ayala han conseguido un éxito solo reservado a los mejores: subir al podio de una de las pruebas más duras y exigentes del calendario de bicicleta de montaña. El equipo jiennense femenino, agrupado en el Tricazorla-PlanetMTB, acabó la Powerade Non Stop en segunda posición, un resultado sin precedentes para un grupo de aventureras que lo dio todo encima de la bicicleta.

01 oct 2015 / 11:30 H.

Recorrieron los 774 kilómetros que separan Madrid de Lisboa por pistas y senderos en un tiempo de 47 horas “muy sufridas”, reconoce el equipo jiennense en una nota. Una de ellas, Aurora López, tuvo un mérito especial, puesto que realizó la prueba con una mountain bike rígida sin suspensión —solo ocho corredores de los casi 800 se atrevieron a esta proeza—, mientras que Laura Granado, con solo dos meses de entrenamiento con este tipo de máquinas, supo superar su miedo a los descensos para concluir la dura competición. La noche quedó reservada para Alicia Campos y las zonas técnicas para Merche Ayala.

“Hasta la mitad de la carrera todo iba según lo previsto, pero luego llegaron las averías y bastantes errores con el GPS, que hicieron mella en las corredoras, aunque sacaron fuerzas y ganas para seguir adelante”, explica el equipo. El Tricazorla rubricó en la Powerade Non Stop su buen momento, avalado por los resultados conseguidos en pruebas anteriores. Así, antes de la Madrid-Lisboa, logró dos oros y dos platas en la Quebrantahuesos de Huesca.


La tercera edición de la Madrid-Lisboa, considerada la prueba de bicicleta de montaña más larga y dura del mundo, por relevos o en solitario, reunió a más de 800 ciclistas, con un total de 237 equipos, entre los que destacaron 42 deportistas que hicieron el recorrido en solitario. La carrera consistió en llegar a Lisboa en bicicleta de montaña en el menor tiempo posible, con un máximo de 55 horas, lo que obligó a los participantes a pedalear con la luz solar, pero también con un frontal durante la noche.

La carrera discurrió por zonas rurales y el desnivel positivo acumulado de la ruta superó los diez mil metros de altitud y contó con una altitud máxima de 900. A lo largo del trazado se cruzaron las comunidades autónomas de Madrid, Castilla-La Mancha y Extremadura y se entró en Portugal por el distrito de Portalegre.