'Hasta siempre, amigo Manolo'

'Señor Nieto: Ideales comunistas. Cariño a la prole. Siempre transgresor. Señor Nieto:  Nunca sumiso. Nunca dócil. Hombre de honor. Señor Nieto: En este Jaén nada será lo mismo. Siempre continuista, nada innovador. De un amigo facha que disfrutó de tu amistad y te admiraba con fervor. Descansa en Paz. Tu amigo Carlitos'. 

Carlos Rodríguez

 

    30 sep 2010 / 12:02 H.

     

    Lola Ginel

     

    “¿Y qué haré yo ahora cuando me dé mono de Nieto? Si no existe una metadona para paliar el dolor de tu ausencia, lo tengo crudo; va a ser duro esto. Aunque ya he ido haciendo camino en estas últimas semanas con las tres negativas que me diste, tres, cuando jamás me dijiste que no. Mal presagio era ese. Aunque en tus últimas presencias ya me arañaba las tripas tu obcecado abandono y deterioro físico. Y me enfurecí esa vez que te hice reproches, pero hasta donde tu me permitiste, claro, porque enseguida me soltaste un exabrupto de los tuyos y yo, que quería estar contigo por encima de todo, me callé para poder continuar en tu compañía. Tu especial y valiosa compañía. Pero mis ganas de zarandearte y darte un par de hostias no tardaron en desaparecer, ya te encargaste tú de que desaparecieran. ¡Chiquillo, qué buenos ratos he pasado junto a ti!

    Me consta que pocas personas me conocen como tú me conociste; quedó patente en tu 

    “Kalo” y algo más publicado estos días, pero donde estoy toda entera es en las muchas servilletas de bar que me escribiste, que son mi tesoro. Y es que sabías mirar, sabías escuchar y llegar a los adentros del alma y desnudarlos después con elegancia y tu incisiva inteligencia. Cuántas veces, cuántos días, cuántas horas estuvimos envueltos por la música, la conversación inteligente y esos útiles y elocuentes silencios cargados de palabras y verdades intuidas. Qué buenos momentos nos ha regalado nuestra amistad, Nieto. Son los que recuerdo y los que llevaré siempre conmigo. 

     

    Pero has sido un cabrón. Nos has dejado huérfanos. A tus queridas Helena y Marina, sí. Pero también a mí, ya María, ya Lute, y a Juan Espejo, y a Manolo Carrillo, y a Luismi, lo sé. Y sé que 

    otros muchos se sienten así también, sobre todo los dos grandes esquiroles, los dos grandes ausentes, “El Loco” y Alberto, que siguen cabreados por tu culpa, porque te querían y tú te encabezonaste en morir. Ellos también están llorando, lo sé. Ay, Nieto, ojalá sea verdad eso de la otra vida, para que todos podamos volver a verte y disfrutarte.

     

    Adiós mi Nieto, jamás te voy a olvidar. Has sido un lujo; que digo lujo, un lujazo para mí”. 


     

    Manuel Valderas Salinas 

     

    “Manolo, de tantas noches que hemos pasado juntos en el pub “Daniel´s”, las más satisfactorias eran aquellas en las que sonaba de fondo Alberto Cortés, Frank Sinatra, Serrat... ¿Lo recuerdas? Maravillosas, sí. Gracias por ser mi amigo”.


    Ramón Calatayud

    “Manolo era una persona absolutamente íntegra, con un desprendimiento que, hoy día, no se lleva; era generoso hasta límites insospechados. Es la clase de persona que, posiblemente, en el mundo de hoy, no se encuentra, porque impera la competición, todo el mundo va a ponerte la zancadilla. Él era todo lo contrario, estaba siempre dispuesto a prestarte toda la ayuda que pudiera.

    Quizá algunas personas no entendieron su forma de vida, debido a su forma de ser o de actuar; dijeron siempre que era una persona rara. Pero esos eran los que no le conocían, los que no sabían de su enorme humanidad y de su gran corazón.

    Era una bellísima persona, su interior era una maravilla. Siento que se haya ido así, de sorpresa. No pude ir ni a su entierro, que es lo que más me duele, porque estaba de viaje. Yo lo consideraba un gran amigo mío porque, aunque no nos viéramos tanto, siempre que nos encontrábamos nos dábamos un gran abrazo, repleto de cariño”.


     

    Juan Manuel Bueno Fernández

     

    “Amigo de amigos. Amigo de las ideas, de los proyectos y del cambio. Intérprete de la vida, abierto 24 horas. Filósofo de la calle. “Más viejo que ayer”, hasta el viernes. Defensor de lo improbable, probando la posibilidad. Catador de ideas; defensor 

    de su razón. Nos queda tu palabra. Hasta siempre, amigo Manolo Nieto”.

     


     

    Dionisio Martín

     

    “No se puede decir que fuera mi amigo, ni siquiera que tuviéramos un trato habitual, ni recuerdo exactamente cuando le conocí, desde luego hace más de 10 años. Nuestros encuentros eran normalmente esporádicos, afables, más bien superficiales, salvo en dos o tres ocasiones donde tuve la oportunidad de dialogar, sin prisas, con profundidad, sin ataduras y ahí descubrí su espíritu libre, ácido, duro, cercano, pero sobre todo íntegro, consecuente y solidario. En mis casi 35 años de vida profesional he tenido la oportunidad de ser entrevistado en distintas ocasiones y situaciones, de temas económicos, financieros, fiscales, legales y también personales. Manolo me citó 

    una mañana en el restaurante La Verja de Jaén capital para desayunar y hacerme una entrevista para Diario JAEN sin guión, abierta, anárquica, sin papeles, sólo una grabadora como único testigo. Por aquel tiempo yo ostentaba la dirección general de 

    Caja de Jaén y uno se espera aproximadamente el 80% de las preguntas en torno a la entidad financiera, situación económica, previsiones de futuro, etcétera. No me hizo ni una sola pregunta habitual, pero abordó todos los temas en más de cuarenta minutos 

    de desayuno, incluidos por supuesto los económicos, bancarios y personales. Un estilo distinto, cercano, directo, agudo, comprometedor y comprometido. 

     

    Cada minuto que pasaba me sentíamos a gusto y creo que él también. Vivíamos en dos mundos distintos, ideológicamente seguro que en muchas cosas no coincidiríamos, pero en aquella entrevista me hizo sentir muy cerca de muchos de sus planteamientos, de sus comentarios adicionales. En definitiva, nunca se lo dije, pero ha sido la mejor entrevista 

    que nunca me han hecho. Si tiene tiempo y lee estas líneas me alegraría que lo supiera. Mi admiración y agradecimiento”.

     


     

    “Siempre con la verdad por delante”. José Luis Moreno Codina. 

    Ex director de Diario JAEN

     

    “Fueron muchas horas y muchas vivencias. Hace veintitrés años que estoy en Jaén y, al poco de llegar, le conocí y, desde el primer momento, hemos mantenido una amistad casi hasta el último día. Hemos compartido muchos ratos, porque él siempre ha ido con la verdad por delante, aunque eso no le gustara a quien se la decía. Organizaba comidas y encuentros para intercambiar impresiones con distintos sectores de la sociedad, y me invitó a algunos de ellos, con José Luis Siles, con Ledesma

    y muchos otros. Teníamos una relación estupenda, porque compartíamos unos gustos muy parecidos y nos unía mucho la literatura y el flamenco. Teníamos una canción que nos gustaba mucho a los dos, y cada vez que íbamos al pub Auringis, se la pedíamos a Pepe, “el Patillas”. Era aquella de Serrat, Romance de Curro el Palmo. Han sido muchas veces las que, sin hablar siquiera, la escuchábamos allí”.


     

    “Como siempre, a tu manera”. 

    Miguel Ortega Bueno / Director de Radio Linares y Radio La Carolina

     

     

     

    “Adiós, Manolo. Ni faltó, ni sobró, ni hubo bastante gente en el tanatorio. Contigo me pasaba lo mismo, nunca me harté. Creo que una de las pocas veces que te vi contento fue cuando Ledesma, aquel lunes de cocido, le regaló un cipote imponente, tricornio calado, embotijado y bigotudo, a Calahorro. Era franca tu sonrisa. Debiste pensar que la gente aprendía a quererse, poco a poco. Yo nunca me enamoré de ti, ni te tuve la devoción que te profesan tus amigos. Frecuenté tu trato con respeto, sintiéndome protegido tras tus barbas de aquellos cabrones de barra y callejón que se burlaban con cariño de un neófito recién llegado al periódico desde Tosiria. Y no te vi contento el día que, entre salmos y responsos, te presentamos tu libro a traición. Noté cierta preocupación en tu cara, una ausencia forzada por la sorpresa que te dio la certidumbre de ser querido por muchos y de haber equivocado los tiempos. Por primera vez en mucho tiempo debiste dejar hacer a los demás. Dejarte cuidar, dejarte querer… 

     

     

    Adiós, Manolo. Lamento no poder verte en San Lucas, en la caseta del periódico, para darte la mano y sonreír juntos una vez al año. Como siempre, a tu manera”.