Hasta siempre

PEDRO ALDEHUELA GÓMEZ de Ándújar
“Supo sacarle el mejor partido a la vida”
Dos años hace ya desde que se nos fue, de estos pagos de la Sierra de Andújar, Pedro Aldehuela Gómez, un hombre cordial que supo sacarle a la vida lo mejor que tuvo.

    05 jul 2009 / 10:29 H.

    Hijo de Manuel Aldehuela, pintor, ceramista y escenógrafo, y hermano de Luis, el mejor pintor cinegético del arte actual, Pedro se vinculó muy pronto al arte, de ahí que fuese un pintor bajo la sombra de su hermano, con la misma temática y su apellido.
    Después de la Guerra Civil, se vinculó a la organización de Regiones Devastadas con el objetivo de reconstruir a la España rota y deshecha. De este modo, tuvo mucho trabajo en la elaboración de retablos y tallas religiosas perdidas. Le ocurrieron una y mil anécdotas, en aquel Jaén de pobreza y penuria, mientras recorría con su hermano Juan y su primo Manolo las ferias de aquellos años con la cámara fotográfica a cuestas. En 1956, se vincula profesionalmente a la compañía Iberia como jefe de diseño y pintura, concretamente, de los Boeing DC-9 y el 727. Este hecho hizo que Pedro Aldehuela conociese medio mundo y que sus pinturas de la sierra, de la caza, costumbristas y bodegones llegasen a salas de Nueva York o Londres.
    Tras jubilarse y abandonar Madrid, se refugió en su viña de la sierra en el pago de los Majuelos. Su fina ironía y su sentido del humor lo compartió en los Pinos, santuario gastronómico, en muchas tardes de charlas sobre la caza o la monterías con un vaso de vino en la mano y al calor de la lumbre. Casado con María Luisa Chamorro, tuvo cuatro hijos: Pedro Luis, Eva, Sonia e Iván, siendo su hijo Pedro Luis otro  exponente de la pintura bajo el apellido Aldehuela.
    Juan Vicente  Córcoles


    A Manuel Rodríguez Latorre, mi amigo Manolo el de “El Triángulo”
    El pasado 27 de junio de 2009 una fatal y cruel enfermedad hizo que nos dejase para siempre una gran persona, Manolo “El del Triángulo”. O como otros muchos amigos le decíamos también, Manolo “El Flequis”. Manolo, a pesar de que relativamente ha muerto no muy mayor, a los 68 años, fue un industrial muy querido, apreciado y respetado en el entorno profesional de Jaén e, incluso, fuera de la capital. Su famosa discoteca El Triángulo, muy conocida en la capital como en el resto de la provincia; su famoso y acogedor bingo Triángulo y su cafetería del mismo nombre. Por estas salas han pasado personajes y eventos muy importantes; por citar alguno, José Luis Fradejas, presentador del popular programa de televisión “La juventud baila”, que tuvo un éxito total; así como los mejores ciclistas del momento de la “Vuelta Ciclista a España”. También hay que recordar los famosos cafés-teatro en los que tanto se reía con sus amigos Justo, Lucas y Ángel el del Salonayt, ya juntos para siempre. Fueron infinidad los espectáculos que pasaron bajo la dirección de los hermanos Rodríguez Latorre. Yo, el que tiene el placer de escribir lo que estoy diciendo, soy Manolo, para mi gran amigo Manolo el de “El Triángulo”, era Manolo “El Conejo”, y eso me llena de orgullo. Él, para mí, era como un hermano mayor, una persona muy querida, y también para todo el mundo. Siempre con su risilla en la cara, iba a cualquier sitio y decía lo mismo.
    A Manolo, el del Pub Daniel, le preguntaba:
    —¿Ha venido el “cabrón” de “El Conejo”?
    –No.
    –Mejor. Así me ahorro los cubalibres.
    Pero luego iba a mi casa y salía mi hermana Maru y él le preguntaba:
    —¿Y “El Conejo”.
    —Pues se ha ido.
    —Bueno. Toma esta caja de manzanas y cuando venga le dices que estoy a las dos en el restaurante Antaño.
    Si yo llegaba un poco tarde me decía:
    —Mira si eres “cabrón”, que llevo una hora esperándote.
    —Mira “novio” es que no he podido venir antes. Lo de “novio” nos lo decían los amigos. Una anécdota muy peculiar que siempre nos decían, por citar a algunos, José Manuel “el de Seur”, Salvador “del Horno Salvador”, los hermanos Hidalgo, Paco el Chico, Fernando Calahorro, Juanito Ariel, Antonio “el Barbas”, Pablo Viedma, Juan “El Acabao”, Manolo Valenzuela, Rafa Huertas, Diego “el del Palazo”, o mi sobrina Inma, nos decían: “Vosotros sí sois novios”. Y contestábamos los dos a la vez: “Hasta que la muerte nos separe”.
    El destino ha querido que el pasado sábado, 27 de junio, a las diez y media de la noche, muriese. Y yo, Manolo “Conejo” le tenía su mano cogida. Y cuando fui a su casa para que su mujer me diese una fotografía, entré al salón y su hija me dijo: —Mira Manolo, ahí están los “polvos” de Manolo, esperando para llevarlos al mar de Málaga para arrojarlos al agua como era su deseo. No pude contener las lágrimas.
    Bueno, Manolo “El del Triángulo”, un recuerdo de tu sobrino Jesús. ¡Qué bien nos lo pasamos en su boda y en los viajes que hemos hecho! Bueno, “novio”, que allá en el otro mundo en vez de guerra encuentres gloria. De eso estoy seguro que sí. Manolo “El del Triángulo”, “Flequi”. Tu amigo Manolo “El Conejo” que nunca te olvidará.
    Por Manuel Cortés Ramírez

    Francisco García Rodríguez de Jaén
    Hasta siempre Paco: In memoriam
    Acababa el mes de mayo con la repentina y triste noticia del fallecimiento de un amigo. El último día del citado mes nos dejaba Francisco García Rodríguez, tras una larga y dura lucha con una infame enfermedad a la que combatió con firmeza y entereza hasta el último momento. Ese póstumo día, el Padre Celestial se apiadó de él y con infinita misericordia decidió liberar al bueno de Paco de la lucha y el sufrimiento y lo llamó a su presencia y Paco se fue en paz. Se marchó como acostumbraba despedirse de sus familiares o amigos, tranquilo, sereno y sonriente y se alejaba sin hacer ruido. Se fue tras despedirse de Mari Carmen, su esposa, y de sus hijos que fueron su mayor orgullo y el acicate continuo que le alentaba a afrontar con decisión las dificultades que se nos presentan a diario. Iniciamos nuestra amistad en 1994, al coincidir con él en un grupo de cofrades que nos reuníamos en torno a la devoción a Nuestro Padre Jesús Nazareno. Después, en 1996, Paco formó parte de la terna que por aquel entonces comenzó a regir los destinos de la cofradía como vice-hermano mayor y tuve la enorme satisfacción de formar parte de aquella junta de gobierno y en su seno, afianzar nuestra amistad y compartir alegrías y dificultades y pude comprobar de primera mano, la calidad humana que atesoraba este hombre sencillo, de físico más bien delgado y corazón grande, que vivía con intensidad su fe y la Semana Santa y gustaba vestir con orgullo el Viernes Santo su túnica nazarena negra y amarilla. Ahora que gozas en plenitud de la Gloria, sigue cuidando de tu familia e intercede por los que aquí quedamos recordándote. Hasta siempre amigo Paco.
    José Luis Pérez Cruz

    Cristóbal cueva ruiz de Jaén
    “Fue una suerte estar contigo y quererte”
    El mundo de la medicina jiennense se vistió de luto con el fallecimiento de Cristóbal Cueva Ruiz, el pasado 18 de junio. Sus colegas de profesión y muchos de los que lo conocieron valoran su gran calidad humana y su entrega a la hora de ayudar a los demás.  
    Fue muy querido por sus familiares, amigos y compañeros. De hecho, aunque pasan los días, es muy difícil hacerse a la idea de su pérdida. No en vano, además de su profesionalidad, entre sus colegas, fue muy valorado por otro tipo de cualidades: las humanas, las que hacen a una persona.
    Muchos destacan su honestidad y generosidad, tanto en su trabajo como en otros aspectos de su vida cotidiana. Estos valores le hicieron ganarse el respeto de aquellos que se conocieron, algo que quedó demostrado el día de su funeral.
    Su mujer, Irene, y sus hijos Irene, María del Mar y Cristóbal le dedican estas palabras:
    “Ha sido una gran suerte estar contigo, aprender de ti, quererte, y que tú nos quieras. Nos has dado inspiración a todos aquellos que, como tú, creemos que lo grande se construye a partir de lo más pequeño, con sencillez, esfuerzo, humildad y una fuerte carga de humanidad.
    Todo lo que has hecho ha parecido fácil a pesar de las dificultades que te has encontrado en multitud de ocasiones y tú siempre lo has llenado de coraje y de bondad.
    No nos vamos a despedir de ti, porque de muchas maneras sigues aquí, con nosotros. Te llevamos dentro en cada momento, en cada decisión, porque no somos más que tu reflejo. Por todo lo que has sido, y por lo que vas a seguir siendo para nosotros y para tanta gente, gracias”.
    De tu mujer y tus hijos.


    A nuestro abuelo Nicolás Pancorbo Torres
    Abuelito, hace poco que acabas de marcharte y sabemos que allí donde estés, eres feliz; como creemos que lo has sido entre nosotros cuando lo demostrabas con tu sonrisa al vernos cruzar la puerta de tu casa y ver a toda tu gente reunida en familia. Nos habéis enseñado bien el significado de esa palabra entre la abuela y tú. Era lo que más te gustaba, más incluso que ir  a ver tu Real Jaén los domingos, o ver tu Barça por la tele, comerte unos chorizos de Villargordo o jugar un dominó con tus amigos.
    Yo, tu nieto Jose, voy a expresar como buenamente pueda lo que has sido para mí y lo que has significado para el resto de tu gente.
    Has sido y serás una persona muy especial para mí. ¿Por qué? Por muchas razones, empezando porque desde que nací he sentido tu cariño. Siempre me han dicho que tenías un gran afecto por mí, por ser tu primer nieto varón, y es verdad, ya que yo lo he sentido así y por eso el cariño y el amor fue mutuo.
    Eras parco en palabras y no muy dado a demostrar tu cariño abiertamente, pero todos entendíamos tu forma de querer a tu manera. Si “apañabas” caquis, cerezas, membrillos o cualquier otro alimento, te preocupabas de que no faltara en todas las casas de tus hijos. Desde luego, contigo y la abuela, los Pancorbo nunca han pasado hambre. Te recordaré siempre abuelo, y lo haré tal cual eras tú, con tu particular “día de la marmota” (de la película “Atrapado en el tiempo”). Digamos que tenías tus costumbres como cuando te quejabas porque no te tocaba la lotería, las veces que decías: “No me pongas mucho” a la hora de comer  y luego te comías todo el plato y tres piezas de fruta o cómo exclamabas: ”Buah” cuando te regañaban al coger muchos alcaparrones. La verdad es que a comer no hay quien pudiera contigo. Después de comer te ibas a tu tumbona a ver la tele. Bueno eso de verla es un decir, porque nada más tumbarte te quedabas roque, aunque tú luego dijeras que no y teníamos que tragarnos “Saber y Ganar”, al rato te despertabas y decías: ¡Ponme los leones! Estas anécdotas y muchas otras más han hecho que seas especial para todos.  No sólo has sido un abuelo maravilloso sino también un padre ejemplar. No había día que no tenías alguno de tus hijos contigo y eso es porque te hemos querido todos mucho.
    Sentimos tanto que te hayas ido, que no hay día que no nos acordemos de ti,  pero por otro lado estamos contentos de que lo has hecho sin hacer ruido, sin sufrir y sobre todo en el calor de las paredes de una de tus casas porque todas nuestras casas eran la tuya. Queremos mandarte muchos besos y abrazos tanto a ti como a la abuela, de parte de tus siete hijos: Manolín, Miguelín, Rosi, Ramón, Paqui, Nani y Nico;  tus doce nietos: Laura, Silvia, Jose, Miguel, Rosi, Rosarito, Ana Mari, Estefanía, Irene, Ramón, Nico y Julia; y tus yernos y nueras.
    En nombre de toda tu familia, te dedicamos estas palabras:
    ¡Te queremos abuelo!
    Tu nieto, José Almagro Pancorbo
    de Jaén



    Sergio cano ocaña de Alcalá la Real

    “Un final absurdo que truncó una vida ejemplar”
    Hace sólo unas semanas se cumplieron dos años de la desaparición de Sergio Cano Ocaña. Su muerte, absurda sin paliativos, resulta difícil de asimilar para todos los que lo conocieron y, sobre todo, para su familia.Cuesta trabajo comprender cómo, sin haber cumplido ni siquiera los treinta, se fue un día, de manera inesperada. Sergio era una persona encantadora, amable, trabajadora y servicial, pero muy muy tímida. Su gran pasión eran las piedras, o dicho técnicamente, la Geología. Le encantaban las salidas al campo para observar los accidentes del relieve y para hacer acopio de un valioso material que para el común de los mortales eran eso, piedras. Por tanto, la figura de Sergio perdura en su legado pétreo. Buena parte de la colección, en la que se incluyen rocas de todo tipo y fósiles, se exhibe, cedida por sus padres, María Ocaña y Adriano Cano, en el Museo del Palacio Abacial de Alcalá la Real.

    Se trata de uno de los apartados más valiosos con los que cuenta actualmente el espacio museístico de la Ciudad de la Mota. Los progenitores del joven van más allá y trabajan para convertir un bajo adquirido en la calle Los Sardos en una sala de exposiciones para que el público conozca la labor de su hijo. Aparte de en sus piedras, la memoria de Sergio permanecerá en las páginas del libro compuesto con amor por la persona que lo trajo al mundo. María Ocaña, con un gran esfuerzo, llevó al papel la vida corta, pero intensa, y llena de recuerdos del joven alcalaíno que quedó truncada de manera cruel por el destino. Aquellos que lo conocían sólo pueden hablar bien de él y permanecen impactados por su trágico final.
    Por eso, desde estas líneas, pretendo, desde la amistad, rendir un homenaje a Sergio y reivindicar su integridad y su trabajo callado pero productivo en el ámbito de la Geología. El tiempo pasa, pero la contribución del joven queda ahí, incólume. Así que, sólo puede decir: “Hasta pronto, amigo Sergio”.
    Juan Rafael Hinojosa