Hasta siempre
Eduarda Zacarías de Jaén
A la abuela más maravillosa del mundo
Parece que fue ayer y, sin embargo, dentro de unos días se cumplirán seis meses desde que nos dejaste, porque, sin ti, ya nada será igual.

A la abuela más maravillosa del mundo
Parece que fue ayer y, sin embargo, dentro de unos días se cumplirán seis meses desde que nos dejaste, porque, sin ti, ya nada será igual.
Abuela, tú siempre has estado volcada en tu familia y en los buenos amigos de los que supiste rodearte, porque tenías un corazón muy grande y fuiste una persona muy querida por todos, en especial por tus hijos Carmen, Paqui, Manoli, Eduarda y Pepe (con el que estoy segura, te has reencontrado en el cielo).
Abuela, fuiste una persona muy luchadora a pesar del palo que te dio la vida, como fue la muerte de tu hijo, la cual nunca superaste. Tengo grabado en mi mente aquella manera en la que me pedías agua y ni tan siquiera te podía dar; aquellas bonitas historias que me contabas al principio de estar hospitalizada, aunque, por desgracia tu estancia allí duró poco. Nos dejaste muy rápido, sin despedirte de nosotros y todos estábamos muy tristes, porque nos quedamos huérfanos de “mamá”. Desde entonces te llevamos en nuestra mente.
Recuerdo también el amor que le tenías a las plantas, las regabas y crecían. Hoy también “lloran” tu pérdida, y no pasa nada porque se marchiten, porque tú te marchitaste siendo la flor más grande del jardín.
Esto parece imposible pero, lamentablemente, en ciertos hechos parece que sigues presente entre nosotros, y aunque físicamente no lo estés, sí que lo estás en nuestros corazones. Hasta siempre abuela. Te queremos.
Tu nieta GemaManuel Uceda Morales, un gran luchador con un corazón inmenso
El pasado día 3 de julio fallecía, tras 6 meses y tres días de sufrimiento en el Hospital Doctor Sagaz de Jaén, el loperano Manuel Uceda Morales. Un 30 de diciembre cuando preparaba con gran ilusión la llegada del nuevo año con sus nietos y familia, sufrió un atropello cuando se disponía a cruzar un paso de peatones en la vía pública que a la postre le sesgó la vida. Manuel fue el mayor de una familia de dos hijos (Manuel y José), sus padres fueron José Uceda Cerrillo y Teresa Morales Vaquero. En 1960 se casó con Carlota Oviedo Gutiérrez, fruto de cuya unión nacieron dos hijos, José y Teresa. Parte de la Guerra Civil Española la pasó junto a su familia en Úbeda y cuando volvió a Lopera se trasladó a Madrid donde trabajó durante un tiempo en la obra. También sufrió el fenómeno de la emigración al irse a trabajar a Alemania en una fundición de piezas para coches. De vuelta a Lopera se dedicó a las tareas agrícolas como tractorista en Verdejo y también para Pepa la Notaria y como camionero en la empresa de Porcuna de Terrazos Ortega. Asimismo, Manuel trabajaba en los fines de semana como camarero de bodas con Luis Pérez “El Picaor”.
Durante algunas temporadas también se trasladó a Guadalajara para trabajar en la siega. Una de sus grandes aficiones era pasar gran parte del día en sus olivos del Arroyo el Estanco donde le gustaba sembrar un pequeño huerto para el gasto familiar en el que cultivaba alcauciles, habas y lechugas. Sus ratos libres lo invertía en realizar espuertas de pleita y alforjas para las motos. También le gustaba pasar buenos ratos de tertulias en la cochera de su amigo Juan Huertas “El Perruno” donde departía con José Alcalá “Pepín”, Manuel Valenzuela “El Marrilla”, Antonio Sevilla “Boxea”, Leonardo Romero y un largo etcétera de loperanos. Su gran pasión era su familia, por la que se desvivía.
Manuel fue muy devoto de la Virgen de la Cabeza y siempre que podía le gustaba ir al Santuario a verla. Fue un hombre muy querido por todos sus vecinos, los cuales siempre lo recordarán pues siempre fue muy servicial y cariñoso con todos. Durante el otoño pasaba parte del día recogiendo las hojas de los árboles de la plazoleta de San Cristóbal.
Su imagen con una caja atada a uno de sus pies y el escobón en la mano perdura en las retinas. El verano lo pasaba con su hija Tere y sus nietos Pedro José y Carlos en Playa de Aro (Gerona), aunque él prefería estar en su Lopera y pasar buenos ratos con sus nietos Manuel y José y con sus amigos y familiares. Después de haberse operado de las rodillas y de cataratas y cuando ya estaba muy contento con todo, el destino le jugó una mala pasada y le arrebató todos sus proyectos. Le encantaba pararse con todo el mundo y, en especial, con los niños, a los que le gustaba darle caramelos y lo querían con locura. Siempre lo recordarán como un hombre con un inmenso corazón. Su memoria permanecerá siempre viva en el recuerdo más íntimo de todos sus descendientes.
Por José Luis Pantoja
LoperaMiguel Contreras Ruiz, adiós al decano del transporte en la provincia de Jaén
El pasado 3 de julio falleció Miguel Contreras Ruiz, en Alcalá la Real, a la edad de 93 años. Era decano del gremio de transportistas de viajeros de la provincia de Jaén y sin ningún género de dudas un referente empresarial en toda Andalucía, como prueban los numerosos galardones y distinciones que en vida acumuló este infatigable empresario alcalaíno, cuyo legado más diferenciado es su firma, Contreras, presente en toda Europa gracias a su flota de autobuses, que la recorren en líneas regulares, y también incluye transporte escolar y servicios discrecionales. Aunque era natural de Castillo de Locubín, Miguel Contreras se afincó en Alcalá la Real en 1940. Tiempos difíciles para todos. Su empresa empezó con autobuses que en nada se parecen a los actuales y movidos por gasógeno. Comenzaba la andadura de este pionero, llegando con aquellos modestos engendros a zonas donde jamás hasta entonces los lugareños habían visto un vehículo motorizado, propiciando que muchos de ellos pudieran tener una escapatoria desde los pequeños núcleos poblacionales que constituían por entonces los términos de Alcalá, Castillo, Alcaudete y Frailes hacia los centros más prósperos de aquella comarca.
Aquellos tiempos difíciles pasaron y dieron paso a otros. Miguel Contreras continuó la tarea que se encomendó y fue incorporando a su flota de autobuses la escasa tecnología que el mercado disponía y siguió creciendo. La empresa destilaba ese aroma familiar con el que nació y que, aún hoy, con casi medio centenar de trabajadores y una absoluta presencia en la élite del transporte en Andalucía, continúa teniendo. En estos años, tras la retirada de la presencia activa del fundador, fueron su hijo Miguel Contreras primero, y su nieto, también Miguel, en la actualidad, los encargados de conducir los pasos de la firma. Aun en sus últimos meses de vida, Miguel Contreras mantuvo un contacto total con su empresa y sus trabajadores, de la mano de su hijo y de su nieto, los cuales tuvieron en él un espejo y referente para seguir en el camino que trazó en su día con la fundación de la empresa. En la última década recibió numerosos reconocimientos. En 1995 le fue entregada una placa de la Consejería de Obras Públicas y Transportes por su dilatada vida empresarial. Tres años después, en 1998, fue distinguido con el “Olivo de Plata” de la Asociación de Transportistas de Viajeros de Jaén Unibus y la “Medalla al Mérito” en el Transporte del Ministerio de Obras Públicas, que recogió de manos del ministro José Barrionuevo. En 2001, fueron varios los reconocimientos recibidos, como la “Carabela de Plata” de la Federación Andaluza de Transportes. También en su ciudad tuvo reconocimientos este mismo año, como una placa en reconocimiento a su labor empresarial en el municipio y el “Escudo de la Ciudad”, que le entregó el entonces alcalde de Alcalá la Real, Juan Rafael Canovaca Arjona. En 2005 el periódico “Alcalá la Real Información” lo distingue como Alcalaíno del Año por toda una vida empresarial. Casi un siglo de vida y buena parte de él volcado en un sueño. Así fue y será Miguel Contreras Ruiz; un modelo a seguir y un empresario que se construyó a base de trabajo y constancia. Los frutos están ahí y hoy todos podemos disfrutarlos en forma de una empresa certificada en calidad y medio ambiente, y también referente de un trabajo bien hecho en esta provincia que, con hombres como Miguel Contreras, podrá seguir mirando al futuro con humildad, como él hizo, pero sin complejos.
Tu genteJuan Vicente Bolívar Gómez de Marmolejo
“Su pasión por las motos se lo llevó”
Este marmolejeño, simpático, amigable, querido por todos, familiar, con coraje para la vida y pendiente de todo el mundo, un día de verano su moto se lo llevó, en un absurdo accidente de tráfico. La huella que deja es inmensa, ya que su familia aún no se cree que su sonrisa no se pueda contemplar más, y su novia Rocío, el único consuelo que le anima es que allá donde esté Juanvi, como lo llamaban todos, esté en otro mundo observándonos y ayudándonos a poder salir de este trágico episodio, ya que falleció haciendo lo que le gustaba. Tuvo desde pequeño un sueño, ir a Jerez, en su propia moto, y este año lo consiguió. Al menos en su corta vida, aparte de disfrutar del amor de su familia, novia y amigos, pudo vivir su experiencia deseada, y poder convivir con otros amantes del motor y de la velocidad.
El vacío dejado por Juanvi, durará toda la vida, ya que era una persona muy especial para quienes lo conocieron. Él tenía un coraje por la vida especial, lleno de valor y de fuerza. La unidad familiar era un valor muy fuerte para su vida. Era una persona muy alegre siempre con bromas cariñosas haciendo que todos sus seres queridos disfrutaran con su compañía. Desde pequeño siempre estuvo vinculado a su pasión, las motos. Disfrutaba encima de una, y hacía disfrutar a sus amistades con su hobby. Nunca pensó que esta pasión nos dejara sin su sonrisa. Allá donde esté, todos lo recuerdan, especialmente familiares y amigos, que tantos buenos recuerdos han vivido juntos. Rocío su novia, aún no se cree todo esto y siempre lo llevará en su corazón. Todos los marmolejeños lo conocían y desean que haya pasado a una vida mejor donde las motos, la familia y la amistad estén presentes como en la experiencia vivida.
Por Emilio Jesús Lozano.
Manuel Rodríguez Latorre de Jaén
“Paseando por La Alhambra con “El Flequi”
No sé por qué lo sabía. Sabía que, al final, me la jugabas. Pero la verdad es que tampoco me ha sorprendido. Tú siempre has sido así. Apareces y desapareces como el gran prestidigitador que eres. Ya no sé ni los años que hace que nos ¿conocemos? Siempre me sorprendió de ti tu mirada, que daba una idea aproximada de ese niño que siempre has sido.
Pero esta vez no te lo perdono. Me parece muy bien que te guste viajar. Puedo entender que, incluso, te gusten ciudades que no has conocido, de verdad, lo entiendo; pero ¿que te vayas en tren habiendo trabajado en la Renfe? Flequi, discúlpame, no es de recibo.
Sé, ya me lo contarás a la vuelta, que te lo has pasado como un niño en la feria.
Eso sí, decidiendo en qué cachibache te montas, y con quien. Que sí Flequi, que nos ¿conocemos? Al volver me contarás, o mejor, intentaré sonsacarte, de qué manera has hecho el vuelo. Y ya me imagino que, para variar, me contarás la mitad de la mitad. Mira Manuel, amigo, no te haces una idea de la envidia que me das, te explico por qué. Paseando por la Alhambra, con gentuza como el Pepe Nieto, el Morales, el Esteban Castro, te lo juro eres un privilegiado. Una vez pasados estos calores estivales, deseo que os acordéis de los pobres que andamos con la crisis de la ITV del DNI y, al menos, que la penúltima manzanilla la brindéis por mi cochambre salud. Un fuerte abrazo, Manuel.
Manuel Nieto Jiménez
Dolores Consuegra Lechuga de La Carolina
Trabajadora y apasionada por su familia
La vida y el compromiso de María Dolores Consuegra Lechuga siempre estuvieron volcados hacia su familia. Se fue de esta vida a los 97 años, de repente, cuando ella esperaba llegar a la meta de los cien. Dolores supo ganarse el pan desde pequeña, ayudando a sus padres en multitud de faenas. En su juventud, mientras vivía en un cortijo en las afueras de la capital de las Nuevas Poblaciones cuidaba de sus cuatro hijos y preparaba la comida para su marido, que por aquel entonces trabajaba como minero en un paraje denominado La Inmediata, distante unos cinco kilómetros del casco urbano carolinense. Trabajadora incansable, aprendió a leer y escribir en una escuela nocturna, porque las ocupaciones diarias no le dejaban tiempo para ello durante las horas de sol. Y es que mi abuela no dejaba pasar una jornada en la que no aprendiese algo. Siempre prestaba mucha atención a los informativos de la televisión y también leía con asiduidad los periódicos y revistas que caían en sus manos. Siempre me preguntaba que si había visto tal o cual programa que hablaba de salud en la tele. Una de las anécdotas de sus últimos años de vida, ya metida en los noventa, era elaborar cualquier comida o dieta sana con la receta que leía en las revistas. E incluso me daba consejos de comidas beneficiosas para no coger kilos. Dolores Consuegra sigue estando presente en la mente de sus más allegados. Una persona querida por todos y una apasionada del amor a la familia. Por ello, siempre estuvo pendiente de sus hijos, nietos y biznietos. Todo era bondad y alegría. Se fue de esta vida sin darle tiempo a decir ni siquiera adiós. Ahora estoy segura de que descansa en paz en el reino de los cielos con su Virgen Milagrosa. Tu nieta , Adriana.