Hasta siempre
Eduardo Ortega Anguita de Jaén
“Un referente personal y profesional para todos”
El pasado mes de enero, fallecía, a la edad de 92 años, nuestro querido amigo y entrañable compañero Eduardo Ortega Anguita, flamante abogado, gran decano y excelente persona que, durante más de 65 años, ejerció ininterrumpidamente y de forma impecable la profesión de abogado y que, en algunos momentos de su vida, compartió con la actividad política, faceta en la que llegó a ser alcalde de Jaén en los años sesenta.
“Un referente personal y profesional para todos”
El pasado mes de enero, fallecía, a la edad de 92 años, nuestro querido amigo y entrañable compañero Eduardo Ortega Anguita, flamante abogado, gran decano y excelente persona que, durante más de 65 años, ejerció ininterrumpidamente y de forma impecable la profesión de abogado y que, en algunos momentos de su vida, compartió con la actividad política, faceta en la que llegó a ser alcalde de Jaén en los años sesenta.
Hoy, desde “Bajo Estrados”, quiero rendir un caluroso y sentido homenaje, en nombre de la Abogacía jiennense, a este magnífico compañero que, durante tanto tiempo, ha ocupado el número uno en nuestro escalafón, no sólo por su edad, sino por su prestigio y sus profundos conocimientos jurídicos. Era Eduardo un abogado de cuerpo entero, dotado de una gran elocuencia y fácil retórica, que continuó con la magnífica tradición de abogacía recibida de su tío Virgilio, al que, con todo afecto y reconocimiento, tantas y tantas veces recordaba y que, luego, supo extender a su propio hijo y a cuantos compañeros y compañeras pasaron por su despacho, ubicado en la calle Arquitecto Berges, número 8. De esta manera, creó una verdadera escuela de la que se sentía muy orgulloso.
Durante los cinco años que ocupó el Decanato del Ilustre Colegio de Abogados de Jaén y que ejerció con toda elegancia y caballerosidad, dedicó gran parte a la atención de sus compañeros y a prestigiar nuestra profesión. De todo ello fui testigo directo al haber tenido la suerte de colaborar con él en su junta de gobierno.
Eduardo ha sido un gran referente profesional y personal. Intenso, generoso, exigente en su hacer profesional, que no ha pasado por este mundo de puntillas, sino pisando fuerte, pero respetando a todo el mundo y haciendo todo el bien que pudo. El mundo del Derecho y la sociedad en general le lloramos el día oscuro y lluvioso que lo enterramos, por la sensación de vacío y orfandad que siempre deja la pérdida de un buen amigo y compañero. Descanse en paz.
Por Javier Carazo Carazo
Decano del Ilustre Colegio de Abogados de Jaén
VICENTE MARTÍNEZ MORAL de Jaén
“Has sido un abuelo divertido y complaciente”
Es el abuelito Vicente, así era como te llamábamos en casa y como te seguimos llamando cuando te recordamos. Hace ya ocho meses que nos dejaste y creemos que es hora de dedicarte, a través de este medio, unas sencillas y entrañables palabras.
Desde tu adolescencia, en plena Guerra Civil española, ya supiste lo que era luchar y sufrir; siempre en defensa de lo que creías, echando una mano a tus compañeros de batalla, solidario con los más desfavorecidos y siempre con tu sonrisa bondadosa y amable.
Tu lucha sigue más adelante por conquistar, recién terminada la contienda, a la mujer que te daría a tus cinco hijos y que tú nombrabas siempre a tus amigos orgulloso de ellos, como ellos de ti. Y la conquistaste con aquella canción que nos cantabas y que también enseñaste a tus nietos. “Yo conocí a un zapatero muy elegante, que le dio por comprar un elefante, el elefante se enamora de la hija del zapatero y”, en fin, todos sabemos cómo terminaba. El caso es que nos reíamos mucho con tus canciones, con tus anécdotas de novios, con las historias de tu niñez. Has sido un abuelo divertido y complaciente con todos. Gracias a ti a tu manejo con tu compañero de fatigas en los años de la posguerra, se hizo famosa en Jaén la frase “Estás más enamorado que el borrico de las gaseosas”. Tú nos contabas que cuando el burro olía a una burra a quinientos metros, echaba a correr y destrozaba todo el cargamento de gaseosas que llevabas para el reparto. Nos partíamos de risa y nos sentimos orgullosos de ti, porque nunca dejaste de trabajar en aquellos difíciles años.
Tu mujer, Pepita como tú la llambas; la abuelita Pepa, como nosotros la llamábamos, tu fiel e inseparable compañera; la que te cuidaba como si de un hijo más se tratara, la que te decía cuando te ibas al trabajo: “Vicente, no vengas tarde, no te entretengas”.
Era feliz viéndote siempre cerca de ella. No imaginaba la vida sin ti. Por eso, por capricho del destino, quizá por eso nos dejó antes. No hubiera soportado vivir sin su marido y, sobre todo, después de la pérdida de lo que más se puede querer en la vida: un hijo. El tito Juanito, guapo, bueno, cariñoso, feliz, simpático y lleno de vida. Aquella pérdida marcó nuestras vidas.
Pero no queremos ponernos tristes porque estas líneas que hoy te dedicamos queremos que sean para recordarte como si estuvieras todavía entre nosotros. Tus cumpleaños en familia, tus partidos de fútbol con el Real Jaén en “La Victoria”; los Madrid-Barça que veías junto a tus hijos, tus partidas de dominó en el hogar del jubilado, tus riojas en el Yucatán con tus amigos, la agilidad con la que subías y bajabas las escaleras; tus bailes con tus ochenta y pico años y, sobre todo, tu generosidad, aunque, a veces, te ponías un poco cabezota.
Pero, abuelito Vicente, queremos que sepas, estés donde estés, entre nosotros, en el cielo con la abuelita, el tito Juanito, el tito Juande y el primo Jaime, que te queremos y siempre te recordaremos y así se los transmitiremos a nuestros hijos. Gracias por todo lo bueno que has sido con nosotros.
Muchos besos. Hasta siempre.
Mateo Martínez Lucha de Linares
Un hombre bueno y culto
Hoy he perdido un amigo
Mateo era su nombre
lo echaré mucho de menos
¡Porque fue bueno y un gran hombre!
Tristes días para todos.
Mi amigo Mateo ha muerto.
Sólo queda su recuerdo.
¡Y rezarle “un padrenuestro”!
Voy a tratar de citar
a escritores que leyó
fueron bastantes las obras
¡No todas las conoció!
De una muy vasta cultura
y una gran inteligencia,
tenías mucho más mérito
¡Casi no fuiste a la escuela!
Tal fue su capacidad
tan segura y ambiciosa
que todo lo que leía
¡lo grababa en su memoria!
Así fue el pobre Mateo
quiero que quede constancia.
Lo que escribo es realidad
¡Aquí no existe arrogancia!
Por mi forma de escribir
escribo pero antes pienso
reflejando sus vivencias
¡Era mi amigo Mateo!
La vida que tú viviste
fue muy dura y exigente
para poder subsistir
¡Tuviste inconvenientes!
Las familias son modestas
normalmente, numerosas
y ya desde pequeñitos
¡Ayudáis a hacer las cosas!
Había mucha faena
como ordeñar a las vacas
llevar las cabras al monte
¡y volver pronto a la casa!
Mateo fue un hombre bueno
que mucho quiso a su padre
mucho quiso a sus hermanos
¡y mucho más a su madre!
Su pueblo, que fue absorbido,
por el pantano de El Tranco
y a todos sus habitantes
¡A emigrar les obligaron!
Cuando tiene doce años
va a Valencia a buscar trabajo
y en un almacén de hierros
¡le enseñaron a ser algo!
La soldadura para él
llegó a no tener secretos
Y la forja sobre todo,
¡En la fragua era un experto!
Cansado se vino al pueblo
y contrajo matrimonio
Mateo no tuvo suerte
¡Su mujer enfermó pronto!
Dicen “parkinson atípico”
sin ninguna solución
pero el bueno de Mateo
¡Con gran mimo la cuidó!
Era mi amigo Mateo
bondadoso y resignado.
Ciudaba de su mujer
¡Con la paciencia de un santo!
Con la bondad generosa
que aplicaba en su tarea
sólo un santo puede hacerlo
¡y además nunca se queja!
Su mujer no hablaba nada
ni se podía mover
Y si alguna vez comía
¡tiene que dárselo él!
Así ha pasado el tiempo
Durante doce largos años
Frente a su mujer sentado
¡Así lo han ido pasando!
Como no pueden hablar
se dedicaba a leer
por el día y por la noche
¡qué otra cosa puede hacer!
Él hacía las comidas
lavaba y plancha también
La ducha todos los días
¡todo lo tiene que hacer él!
Fue un hombre superdotado
Cultura más que sobrada
Filosofía, política
¡Las ciencias las dominaba!
Anaságoras, Protágoras
y Sócrates o Platón
San Agustín y Aristóteles
¡Con Santo Tomás y Kant!
Pensamientos filosóficos
con sus “citas” escogidas
¡No se podía creer!
¿En dónde lo has aprendido?
Que casi no fue a la escuela
que era un hombre del campo
¡Cuántas becas desperdician!
¡A este sabio no han llegado!
Yo le decía, ¡Mateo!
¿Quién te enseñó a saber tanto?
Y el me decía: “leyendo”
¡Leyendo años y años!
Leía durante el día
Por la noche ¡no durmiendo!
Y en descansos del trabajo
¡También seguía leyendo!
La radio toda la escucha
Las noticias todas oye
Buscaba emisoras nuevas
¡Pero que nadie conoce!
Sus programas preferidos,
los del profesor Punset
de los “temas” filosóficos
¡pensamientos de interés!
Dos veces leyó La Biblia!
Y tres veces “El Quijote”
Una vez “Los miserables”
¡Esto era Mateo, un hombre!
Y sigo con la lección,
Con don Miguel de Cervantes,
con el fray Luis de Granada
o con fray Luis de León
“El decíamos ayer”
¡Que muchos años tardó!
Alfonso X “El Sabio”,
Lope de Vega, Calderón,
Larra, Bécquer, Unamuno
¡Blasco Ibáñez, por favor!
Seguiré citando autores
que Mateo leyó bien
Juan Ramón Jiménez y Delibes
¡Cela y Ortega y Gasset!
Leyó “Divina comedia”
Dante Alighieri, su autor
que con Bocaccio y Petrarca
¡todos italianos son!
Zola, Voltaire y Flaubert
Víctor Hugo y Maupassant
Molière y Anatole France
¡Y termino con Balzac!
Los ingleses eran Shakespeare
Y Oscar Wilde gran autor
Y los “rusos”, con Chéjov
y a Dostoievski leyó.
También ha leído
a Homero con su “Iliada”
y “Las heroideas”, de Ovidio
¡De Lucano, “Las Farsalias”
Leyó a Santa Teresa
Y a San Juan de la Cruz
con “ataduras” en Úbeda
¡No hay que olvidarlos, por Dios!
El Destino te ha marcado
y se muere su mujer
y a los seis u ocho días
¡Vas y te mueres también!
¡Mateo, no puede ser!
Tengo mucha devoción
Mi Virgen de los Dolores
en la ermita de mi pueblo
¡Por ti pediré favores!
Tenías un alma blanca
con un corazón muy grande
dejas en la vida ejemplo
¡Buen modelo nos dejaste!
Mateo, ¡tú no estás muerto!
Su muere al que se le olvida
nosotros no te olvidamos
¡y estarás en nuestras vidas!
En la mesa en que me siento
hay una silla vacía.
Sin ti no existe tertulia
¡Ni hay debates ni alegrías!
Recordabas un caballo
que te lo compró tu padre
hablabas con emoción
¡Fue el primero que montaste!
Hoy para llevarte al cielo
Van “diez” caballos iguales
Y una lujosa carroza
¡Te acompañan muchos ángeles
con la sonrisa en la boca
Elena te está esperando
junto a Dios que os concedió
un rinconcito pequeño
¡Que algún amigo encargó!
Tú vivirás siempre en mí
pues fuimos grandes amigos
te echaré mucho de menos
¡Tu asiento estará vacío!
No tuviste buena estrella
Sí un lucero prodigioso
está brillando en el cielo
¡puedes estar muy orgulloso!
Ángeles y serafines
te escoltarán hasta el cielo
Dios, con los brazos abiertos
¡está esperando a Mateo!
Dios siempre elige a los buenos
y tú ya estabas marcado
Por eso estás en el cielo
¡eternamente a su lado!
Dios se encargó de llamar
al “rinconcito” del cielo
y es que allí hacías falta
¡Por eso Mateo ha muerto!
Por Anatolio Pérez
María Dolores Gámez de Jaén
Pasábamos juntas todos los ratos del día
Para estas fechas ya hace un año que nos dejaste. El tiempo se ha llevado tu alma; en ese instante, nos despedimos de ti. Ahora te echamos de menos, aún sabiendo que algún día nos volveremos a ver. Aunque pase el tiempo tu familia no te olvida. Siempre decimos que la vida se lleva a las mejores personas, pero han quedado todas tus memorias, todos los buenos ratos que has compartido con todos aquellos que te hemos querido, cada gesto, expresión o esa simple sonrisa que tanto te costaba sacar.
Tocabas los silencios profundos y ahora es una ausencia grande que no termina, esa de que anhelemos cada rato contigo. Siempre permanecerás en nuestro recuerdo por el cariño que supiste darnos, por cada palabra justa y necesaria en cualquier momento, por ser la persona que más he querido y que la vida me arrebató tan rápido que no me dio tiempo a asimilar que te habías marchado para siempre.
Para mí eres la abuela coraje, la que quería tener siempre a sus seres queridos juntos. Para mí eres la mejor amiga del mundo, porque compartíamos todos los ratos del día, mientras yo, atenta, escuchaba con ilusión las historias que me contabas una y otra vez. Porque el día más duro fue el 1 de mayo de este año pasado; porque, desde ese día, ese aroma, y miles de recuerdos, no los olvido.
Con estas palabras quiero recordarte y decirte que has sido una buena madre para tus hijos y una buena e inolvidable abuela para tus nietos y, además, tuviste la suerte de poder llegar a conocer a tus bisnietos; tres generaciones de tu misma sangre. Porque a ti nunca te olvidaré.
Por tu nieta más pequeña, Charo Ríos Lechuga.