Hasta siempre
María Roa López de Huelma
“Tías hay muchas, ‘Chacha María’ solo una”
Nuestra mejor avanzadilla se llamó María Roa. Ella siempre tuvo la sonrisa que nos alivió en los momentos duros, las palabras amables que nos guiaron por el buen camino, las ganas y las prisas que montaron nuestras mejores reuniones y el belén que nos recordó que siempre hemos tenido una gran familia detrás.
“Tías hay muchas, ‘Chacha María’ solo una”
Nuestra mejor avanzadilla se llamó María Roa. Ella siempre tuvo la sonrisa que nos alivió en los momentos duros, las palabras amables que nos guiaron por el buen camino, las ganas y las prisas que montaron nuestras mejores reuniones y el belén que nos recordó que siempre hemos tenido una gran familia detrás.
Su ausencia nos deja huérfanos y llenos de buenos recuerdos de María, nuestro mejor refugio.
Tías hay muchas, “Chacha María” solo hay una. Solía decir Beethoven que solo conocía una clase de superioridad, la bondad y, por eso, ella siempre fue la mejor. Excepcional en todos los sentidos, nos enseñó que ante todo hay que ser buenos con el prójimo, que hay que dar sin recibir y que los pequeños gestos pueden ser grandes acciones. De pequeños, la palabra almanaque siempre nos asustó y, ahora, nos recuerda a nuestra “Chacha María”. Ella, capaz de mover cielo y tierra con tal de que sus sobrinos se divirtieran, capaz de hacer una comida en 10 minutos, capaz de vaciar cualquier armario en busca del complemento perfecto para su belén, nuestro belén, capaz de ir con su “súper Clio” al cortijo, cada tercer sábado de julio, solo para llevarnos cualquier cosa y, así, averiguar los detalles de la reunión de los primos. Ella era única en sus defectos y en sus virtudes y fue, en estas últimas, donde encontramos nuestro mayor ejemplo.
Nunca le fue indiferente a nadie, para bien o para mal y lo mejor es que para la mayoría de las personas fue para bien.
Por eso, siempre la llevaremos en el corazón. Su recuerdo nunca morirá, al igual que sus buenas acciones porque su legado es enorme, lleno de bondad y generosidad. Sin la “Chacha María” nada será igual, porque con ella nada lo fue.
Por tus sobrinos.
Ignacio Tejero Mateo de Sevilla
Un referente de la cardiología pediátrica
En las recientes fiestas navideñas, cuando la mente se aparta un poco de la rutina habitual y nuestros corazones se revisten de buenos deseos, cuando el espíritu navideño nos rebosa a todos por las venas, cuando parece que el tiempo se paraliza y que nada desagradable puede suceder, me he encontrado con la trágica noticia de la muerte de mi entrañable amigo Ignacio Tejero Mateo. El doctor Tejero era un prestigioso cardiólogo del hospital Reina Sofía de Córdoba que se dedicaba, sobre todo, a tratar a niños con cardiopatías congénitas. Han sido muchos los niños de Jaén y provincia a los que ha tratado siempre de manera brillante y, por qué no decirlo, a los que, junto con el resto de su servicio, ha salvado la vida.
Fue uno de los pioneros en el arte del diagnóstico y tratamiento de las cardiopatías congénitas, maestro de tantos cardiólogos infantiles en el ámbito nacional entre los que me incluyo, siempre con su gran ojo clínico, su saber estar, dispuesto en todo momento a escuchar; puesto que han sido muchos los casos clínicos comentados física o telefónicamente de pacientes compartidos de toda nuestra querida zona de Jaén, como él decía, llena de gente buena, para los que siempre tenía tiempo, acompañado, todo hay que decirlo, con algún comentario sobre el último partido del Madrid, cuya afición compartíamos. Junto a la Cardiología, el fútbol era otra de sus grandes pasiones. Bético y madridista hasta la médula, nunca supo decirme si sufría más con la derrota de uno u otro. Además, era un deportista consumado. Practicaba ciclismo en un nivel casi profesional. Por otro lado, era un gran amante de la música clásica.
Querido Ignacio, te has ido, con discreción, como tú eras, de forma inesperada e inmerecida, sin hacer ruido, de forma súbita, pero nos has dejado a todos un poco huérfanos. Ya nada será igual. Espero que, desde allí arriba, donde seguro te encuentras, sepas que, aunque no nos dio tiempo a despedirnos, se te quiere mucho por aquí y que te has llevado un poquito de nuestro corazón, ya que el tuyo y resto de órganos, en otra muestra de generosidad tuya y de tu familia, te los dejaste aquí para seguir dando vida a la gente incluso después de fallecer.
Un fuerte abrazo querido maestro y amigo.
Por Juan Francisco Expósito Montes Pediatra . Cardiológo Infantil. Hospital Materno Infantil de Jaén.
ROSARIO MARTíNEZ JIMéNEZ de Puente de Génave
“Te queremos”
Lo importante es poder recordar a la persona que quieres. A ti, Rosario, te recordamos mucho y, sinceramente, te añoramos. Hace más de un año que nos dejaste y todavía tengo en mi retina muchas cosas de ti. Fíjate, Rosario, que casi todo sigue en el pueblo tal y como tú lo recordarías en este momento: El río Guadalimar detrás de tu casa, esos puentes que tanto te gustaba contemplar, visitar a tus amigos y familiares y, en fin, tantas cosas que te hacían tan feliz que nos llevaría mucho tiempo poder relatarlas.
Cuando te escribimos el obituario, recordábamos tus paseos por el paraje de “las Moreas”. Pues bien, allí ya descansa parte de ti. Así lo hicieron, como tú tenías pensado, tus hijas, Donelia y Marta, y tu marido, Daniel. Yo también tuve la oportunidad de ver que uno tus deseos se cumplió. El de descansar para siempre en una tierra en la que has nacido y que te ha visto crecer.
“Hay golondrinas a las que no se le deben cortar las alas, personas a las que las dosis de vida no se les deberían de apagar. La vida, en ocasiones, es injusta y nos muestra situaciones difíciles de asimilar”. Esta fue una de las frases que te escribimos cuando te recordamos en el anterior obituario, y es así. Las golondrinas volverán al pueblo, podrán sobrevolar muchos parajes del mismo: el Charco del Lobo, la Pantaleona, el Zurrión, la Central, en fin, muchos lugares bonitos de este pueblo que te ha dado tantas alegrías. Y sobrevolarán las Moreas, ese entorno al que le tenías especial cariño. Las golondrinas mirarán hacia abajo y notarán la presencia de una mujer que, por encima de todo, amaba a su pueblo, y harán círculos recordándote de la misma forma que yo lo estoy haciendo ahora, con mucho cariño, con esa ternura que te hacía querida por todos por ser una mujer a la que los que tuvimos la suerte de conocerte nos ofreciste siempre tu amistad y fuimos partícipes de lo más bonito que ofrecías, tu bondad y cariño.
Rosario, desde aquí, te seguimos recordando y queriendo.
Por Joaquín Castillo.
José María González Jiménez de Andújar
“Un gran hombre y mejor cofrade”
Se nos ha ido José María González. Ese gran hombre, ese gran cofrade. Se nos ha ido una noche de enero, en silencio y con dolor. De ser pagano, seguro que el dios Jano, al que le debemos el nombre del presente mes, no le hubiese dejado sufrir tanto.
Nacido en aquella Andújar no lejana de 1965, en el seno de una familia trabajadora y cristiana. Me cuentan que muy pronto sintió de cerca el amor por la Virgen de la Cabeza. Con los estudios y el trabajo transcurrió su adolescencia y su juventud. Se casó con Manuela Díaz y de este matrimonio nacieron dos hijos: Alba y José María. Muy pronto se vinculó a la cofradía matriz como cofrade de a pie. Se mantuvo así hasta que, en 1996, asumió el cargo de vocal de la renovada junta de gobierno, compatibilizando la función de fiscal de Insignias hasta la llegada del año 2000. En dicho momento, Miguel Corpas obtuvo la presidencia y José María, la vicepresidencia, cargo en el que es reelegido, en 2004, bajo la presidencia de Inmaculada Tenorio. No fue hasta el año 2007 cuando saltó a la presidencia. Después, fue reelegido en 2010 y continuó en el puesto hasta la fecha de su muerte.
Romero y mariano, se vinculó también a las peñas “Rincón del arte” y “Los peregrinos”. Fue también el presidente de esta última. Han sido muchas las veces el peregrinar al Santuario, el ir y venir por esas sierras bellísimas de Andújar. La muerte también le ha relegado del cargo de administrador en la Agrupación de Hermandades y Cofradías del Arciprestazgo de Andújar. José María González ha vivido y ha protagonizado un tiempo muy importante en la adaptación de la cofradía a los nuevos tiempos bajo las pautas canónicas y las pautas sociales. Ha vivido las últimas venidas e idas de la Virgen de la Cabeza, ha vivido el cambio de siglo, ha vivido los acontecimientos del centenario y del cincuentenario del patronazgo sobre Andújar y la Diócesis de Jaén, la Recoronación, el Año Jubilar y la donación de la Rosa de Oro por el Vaticano. También ha vivido las excentricidades del Obispado para con la cofradía. En este tiempo de efemérides y de cambio, dialogamos sobre el papel de los hermanos mayores en la renovada cofradía, partidario yo de su vigencia y protagonismo en la hermandad y en la fiesta romera. Y es que los hermanos mayores son cofradía.
La cofradía matriz manifestó el dolor terrenal por la pérdida de José María y expresó su esperanza cristiana en la resurrección del Señor.
Por Juan Vicente Córcoles.
“Dile que vamos a seguir cantando”
En nombre del coro romero “Desde adentro”, de Mengíbar. Quiero decirte que no se te va a olvidar tan fácil, porque hay pocas personas que, como tú, sean capaces de estar siempre en el mismo sitio y, de la misma forma, yo te voy a recordar siempre bajando a la Virgen del camarín hasta sus andas. Eso es lo que más me gusta ver. Y siempre tú abrazado a ella, con ese cariño,
Nos has dicho en varias ocasiones que te poníamos la piel de gallina con nuestras canciones a tu Morenita, y que nosotros cantábamos con “Desde adentro”. Hoy que ya te encuentras con ella te digo como le decimos a los anderos: “Tú que has tenido la suerte de tocarla, besarla, llevarla y estar con ella, dile que vamos a seguir cantándole”. Porque, aunque nos veas desde arriba, queremos seguir poniéndote la piel de gallina y que nos sigas escuchando cómo le cantamos. Dile a tu Morenita todo cuanto la queremos. Queremos que sepas que, tanto en Mengíbar como en otros muchos lugares en los que te hemos conocido, te agradecemos cuanto has hecho por tu cofradía y por todas las demás.
Fuiste una gran ayuda para nosotros, en 2010, cuando el coro romero “Desde adentro” cantamos en la misa de clausura del Año Jubilar. Y te portaste como un caballero, tal y como siempre hacías. Dile a tu Morenita todo lo que has visto en los romeros que, cada mes de abril, resurgen como flor de la jara para estar con Ella. Tú que lo has visto dile que es de verdad todo cuanto le decimos. Dile, háblale, cuéntale tanto como ansiabas decirle el día que te encontrases con Ella. “Desde adentro” te manda un fuerte abrazo, José María, un presidente de la cofradía matriz de Andújar al que no se olvidará.
Por Andrés Velasco.
Miguel Martínez Molina de Andújar
“Una figura del mundo del toro”
Nos ha dejado, a la edad de 83 años, unos días antes de ver las primeras luces del 2013, Miguel Martínez Molina “Chapurra”. Tuvo una gran popularidad en el mundo del toro, en Andújar, en la década de los cincuenta y sesenta. Y es que llegó a protagonizar infinidad de festejos taurinos como novillero sin caballos.
Nacido en Andújar, en 1929, en la calle Nueva, tuvo que dedicarse a trabajar en la construcción en aquella España rota por la guerra. Influyó en él su hermano Antonio para ser torero. Su gran amigo Juan García “Juanele” habla de que tenía una gran afición al mundo del toro. Al comienzo de la década de los cincuenta se fue al campo charro de tentaderos. Por su tierra, recorrió las plazas de pueblos como Lahiguera, Lopera, Venta del Charco —en donde por 7.500 pesetas tuvieron los del lugar dos días de toros, un dinero para repartir entre toda la cuadrilla—, Cardeñas y Villardompardo, donde sufrió una grave cogida con una vaca de Sorando. Eran tiempos difíciles en los que la afición superaba adversidades. Su gran suerte fue trabajar en Madrid para Luis Miguel Dominguín durante casi 20 años, lo que hizo vincular al maestro a muchos festivales suyos. Más tarde, trabajó en la factoría de camiones de Eduardo Barreiros. Aquellos años toreó mucho por Madrid. Debutó en Vista Alegre, la plaza de Carabanchel, un 19 de abril de 1959, con reses de Carmen López de Ceballos, alternando con Miguel Flores y El Suso. Repitió en el mismo coso, el 15 de agosto de 1960, con novillos de Domingo Ortega. Formó cartel con Luis Lucena y Óscar Cruz. Aquí, en Andújar, recuperé una fotografía en el que formó cartel con Juan Fernández y Morenito de Talavera II.
Juanillo Maravillas, Juan García “Juanele”, Juanito Carrasco, Antón Fernández, Ángel “El Chato” y, sobre todo, Eufrasio Moya “Pizarro” serían sus compañeros de festivales de tardes en plaza de carros. Entrenaba en el corral de “Castañito”, en la calle Gitanos de Andújar. Su afición le llevó a saltar como espontáneo en Madrid. Su hijo Enrique heredó su afición taurina y siguió los pasos de su padre. Llegó a tomar la alternativa en Andújar, en la feria de 2003, con Pepín Liria y Víctor Puerto, con toros de Sorando.
Residente en Madrid, no perdió su vinculación con Andújar. De hecho, declaró ser fiel devoto de la Morenita. Aquejado de una enfermedad pulmonar, falleció en Madrid, lugar en el que sus restos fueron incinerados. Fue su voluntad que su cenizas se mezclasen con el albero de la plaza centenaria de Andújar. En el tanatorio de la M-40, se juntó un buen número de gentes vinculadas al mundo de toro, como Víctor Puerto, Sánchez Puerto, Milagros de Perú, El Madrileño, José Andrés Navarro “El Andujano”, El Palestino, Agustín Parar “Parrita”, Agustín Serrano, Luis Azañero, Julián Maestro, Víctor Huertas, Antonio González, y José Merchán, entre otros.
Por Juan Vicente Córcoles.