Hasta siempre

Ildefonso Jiménez Delgado de Alcalá la Real
Uno de los impulsores de CC OO en Córdoba

Ildefonso Jiménez Delgado fue uno de los impulsores de Comisiones Obreras (CC OO) en Córdoba, allá por finales de los 60 del pasado siglo y, como secretario del entonces Sindicato de Construcción y Derivados del Cemento, negoció los primeros convenios colectivos del sector. Además de su trabajo sindical, este luchador incansable fue concejal del Ayuntamiento de Córdoba con Julio Anguita como alcalde, primero, y con Herminio Trigo, después.

    11 abr 2010 / 09:46 H.


    Ildefonso Jiménez Delgado ha fallecido, a la edad de 80 años, en la Córdoba que lo adoptó y en la que desarrolló su trayectoria sindical y política desde la segunda mitad de los años cincuenta del pasado siglo.
    Nacido en Alcalá La Real, se trasladó a Córdoba con su familia siendo un niño, aunque trabajaba como un adulto desde los seis años, ya que cuidaba ganado en un cortijo a cambio de la comida que querían darle.
    Entonces no pudo estudiar. Sólo aprendió a leer y a escribir lo justo con un maestro que daba clases por los cortijos de la zona y, durante el servicio militar, con la ayuda de un compañero. Su rebeldía y sus aspiraciones lo llevaron a la cárcel, en los 60, a impulsar la creación en la clandestinidad de las Comisiones Obreras en el 68 y a convertirse en concejal en los primeros consistorios democráticos con Julio Anguita, primero, y Herminio Trigo, después.  Jiménez Delgado se afilió al PCE en 1956 y fue detenido muchas veces durante la Dictadura. En 1960, cuando trabajaba en la algodonera Cepansa, fue condenado por rebeldía contra el sistema y pasó cuatro años en la cárcel en el penal de Burgos. Lógicamente, perdió su empleo y ello lo llevó al sector de la construcción, en donde comenzaría su trayectoria sindical.
    Fue vicepresidente y, más tarde, presidente de la Unión de Técnicos y Trabajadores (UTT) de Construcción, Vidrio y Cerámica del Sindicato Vertical. Así se convirtió en uno de los primeros sindicalistas de la todavía clandestina Comisiones Obreras que entró en el Sindicato Vertical.
    Papel destacado jugó durante la primera huelga general de la construcción de 1976, en donde, junto a Francisco Povedano Cáliz, Fernando del Rosal y Germán Ramírez, entre otros, estuvo al frente de la negociación con los empresarios.
    En los años siguientes y, especialmente, a partir de la legalización del sindicato, Ildefonso Jiménez Delgado desarrolló una importante labor sindical, y fue partícipe, como primer secretario general del entonces Sindicato de Construcción y Derivados del Cemento, de la negociación de los primeros convenios colectivos de la construcción, los derivados del cemento y la madera en la provincia de Córdoba.
    Con su incansable labor, Ildefonso Jiménez Delgado contribuyó a potenciar Comisiones Obreras y a conferirle el prestigio que, en aquellos años, alcanzó esta central sindical en el mundo del trabajo. CC OO quiere trasladar su más sentido pésame a la familia de este sindicalista ejemplar, que luchó por los derechos de los trabajadores de la construcción.
    Por  Comisiones Obreras de Córdoba

    Isidoro Lara Martín-Portugués de Daimiel (Ciudad Real)
    Un experto en la historia de Jaén

    Para todas las personas que son cofrades y creyentes, el Sábado Santo es un día de luto inmenso y de espera vigilante de la Resurrección de Cristo. Es la jornada en la que impera el silencio y la meditación, ya que Jesús de Nazaret yace en el sepulcro y nos invade el dolor, la valentía y la esperanza.
    Por ello, cuando el pasado sábado día 3 de abril, nos disponíamos a ir a los templos para asistir a la vigilia pascual, una noticia no querida pero esperada, me comunicaba de la muerte de Isidoro Lara Martín, por lo que hizo de este día litúrgico de tonalidad oscura se acrecentase aún mas, invadiéndonos a todos los que lo conocimos y lo queríamos. Se trataba de la tristeza de no poder disfrutar nunca mas de su amistad.
    De este buen hombre manchego de nacimiento y jiennense de adopción, se podrá decir que era un prestigioso historiador, investigador, académico, profesional, coleccionista, escritor, cofrade o conferenciante, pero, ante todo, era amigo. Y hasta me atrevo a decir que conocía la historia Jaén más que el primero, lo que quiere decir que era el que más sabía.
    Vaya en primer lugar mi abrazo de sentimiento profundo hacia su esposa Ana, así como a sus hijos Emilio Luis, Isidoro y Ana. De sus nietos no sé qué decir, ya que sé la pasión que tenía Isidoro hacia ellos. Seguro que Lucía y Javier, cuando sean mayores, se darán cuenta del abuelo que tenían.
    El pasado Jueves Santo por la tarde, cuando casualmente pude ver a su nieta Lucía entre otros muchos niños vestidos de morado y blanco acompañando al Santísimo Cristo de la Expiración, un hondo suspiro me invadió y la nostalgia fue mi dueña por unos minutos, incluso se llegó a empañar el visor de mi cámara fotográfica.
    Este obituario se haría interminable si me detuviese a contar sólo un resumen de lo mucho que aportó Isidoro Lara Martín al conocimiento de la historia de Jaén, ya que además he estado muy unido a él por amistad personal y familiar.
    No puedo detenerme en detallar todas sus variadas publicaciones, muchas de ellas, junto a su hijo Emilio Luis, aunque sí que voy hacer referencia a tres de ellas por ser significativas.
    Transcurría el año 1996 cuando Isidoro me propuso hacer conjuntamente un importante libro dedicado las cofradías y cuya base serían cientos de fotografías. Sin dilación, emprendimos este ambicioso proyecto que se gestó en Gráficas La Paz, de Torredonjimeno. El título elegido fue “Semana Santa en Jaén. Cien años de piedad y tradición”.
    Unos años después, concretamente, al inicio del nuevo milenio, vio cumplido su deseo de dedicar un libro suyo a la Banda Municipal de Música de Jaén, por la que tenía verdadera pasión y siempre la calificaba como “entrañable”.
    Y el tercer libro al que quiero referirme vio la luz a finales de año pasado. Era un volumen en honor del fotógrafo Jaime Roselló Cañada. Recuerdo cuando Isidoro, el día 25 de diciembre pasado, me llamó y me dijo que fuese por su casa, ya que me iba a entregar unos ejemplares de su último libro. Uno para mí, otro para el archivo de la Agrupación de Cofradías y Hermandades y, el tercero, para el presidente de esta institución cofrade. Estimo que fue de los últimos ejemplares que él dedicó con cariño. Ahora, cuando en estos momentos tengo en mis manos este ejemplar, veo su dedicatoria que dice: “A mi buen amigo Joaquín Sánchez Estrella, verdadero estudioso de la fotografía de la Semana Santa giennense. Jaén 25-12-2009”.
    Una de las fechas importantes para Isidoro fue cuando entró a formar parte como académico de la Academia Bibliográfica Mariana “Virgen de la Capilla”. También, cuando ofreció en el Teatro Darymelia, el 7 de junio de 1996, el pregón del Tiempo de Gloria. Otra fecha significativa que se le quedó grabada fue el juramento como nuevo cofrade de la Santa Capilla de San Andrés, en el año 1992.
    ¡Cuántas cosas podría seguir contando de él! Pero esto tiene que llegar a su fin. Sin embargo, sí quiero de nuevo decir que el presentimiento que tuve un 28 de diciembre del 2008, cuando, como otros años, nos juntamos unos matrimonios amigos para celebrar las Navidades. Tenía la intuición de que aquella comida sería irrepetible por las personas que estábamos allí. Sin lugar a dudas, por desgracia así ha sido, pues para aquellos matrimonios formados por Mari Carmen, Loli, Conchi, Ana, Menchu e Ika, José, Antonio, Manolo, Isidoro, Joaquín y Cástulo, el mazo inapelable de la muerte lo ha alcanzado en dos ocasiones.
    ¡Isidoro! Como me supongo que ya estarás por allí arriba, por ese lugar azul que en muchas ocasiones miramos con esperanza, si te encuentras con mi esposa Menchu le dices que seguimos acordándonos todos mucho de ella y que, este año, hasta la Virgen de la Estrella tenía una lágrima de más sobre su rostro, aunque también se le notaba una leve sonrisa, pues Ella sabía que te tenía a su lado, en ese lugar donde todo es paz y felicidad eterna.
    ¡Isidoro! No pienses que soy machacón, pero si la ves no te olvides también de hablarle de tus nietos Lucía y Javier, y también le cuentas que Adrián esta hecho un hombrecito y Alicia, a la que ella no conoció, es una niña rubia con los ojos azules muy guapa.
    ¡Adiós Isidoro! Disfruta ahora de la paz y compañía que tienes.
    Por Joaquín Sánchez Estrella

    Tomás Araque herrador de Los Villares
    Un maestro de la radio y la publicidad

    Nacido en Los Villares, en 1937, Tomás Araque entró a formar parte de la plantilla de Radio Jaén con tan sólo 20 años. Como todo el que comienza, tras un recorrido por casi todos los departamentos de la emisora, alcanzó la categoría de jefe de programación, ocupación que alternó con la de locutor.
    Son numerosos los programas radiofónicos en los que intervino, generalmente en directo, y entre los que destacó “Coser y Cantar”, dirigido a las modistillas de Jaén y provincia, que, en sus distintos talleres, escuchaban la radio mientras cosían. Tal fue su éxito, que se mantuvo en antena durante años. Otro de repercusión nacional fue “7 pop 9”, en el que Tomás, junto a sus colaboradores “Los Musicales de Radio Jaén”, obtuvo un gran triunfo en la final del concurso “Musical Fin de Semana”, de la Cadena Ser, que se celebró en Madrid y en el que ganaron un coche. También “7 pop 9” perduró en la programación de aquella época.
    Más cercana en el tiempo, estuvo la dirección y presentación de “El gran show”, un programa de variedades con actuaciones en directo de todo tipo de artistas, que se emitía, entre las 8 de la mañana y las 12 del mediodía, y que, por su estructura, supuso un antes y un después en la forma de hacer radio en la provincia de Jaén. Tomás Araque era incansable, ya que a las cuatro horas diarias de programa en directo, añadía otras tres o cuatro para la preparación de los contenidos del día siguiente.
    Como consecuencia de su conocimiento del medio, Tomás lo mismo controlaba la emisión del locutor de turno, que cubría la baja inesperada de algún compañero, realizaba montajes musicales para otros espacios o escribía guiones radiofónicos. Todo lo alternaba con sus otras tareas, como locutor y jefe de programación. Hizo programas musicales, de entretenimiento y hasta infantiles, así como numerosas presentaciones de actos sociales y comerciales-publicitarios.
    Recordamos que, durante un tiempo, Tomás Araque fue el encargado de realizar las pruebas a locutoras y locutores nuevos y, aunque finalmente decidía el propietario de la emisora, siempre se valoraba su opinión. Un detalle: previamente a grabarles los ejercicios previstos, siempre charlaba con cada uno de los aspirantes para darle confianza y tranquilidad ante la prueba.
    Como buen creyente que era, Tomás siempre se prestó a colaborar con obras benéficas, como en “Ustedes son formidables” o la “Operación escoba”, que recogía donativos para los damnificados de Ribadelago. También formó parte de un grupo de seglares para trabajar por la Diócesis, organizado por monseñor García Aracil, obispo de Jaén. Además, intervino durante mucho tiempo en el programa semanal de la Cope “El espejo de la Iglesia”. En 1975, Tomás Araque, junto a otros dos compañeros de la radio, fundaron Publi-3, empresa de publicidad en la que permaneció hasta su jubilación. Fue un creativo completo, tanto en el diseño como en la planificación de campañas, y le puso voz a un buen número de ellas, ejecutadas no solamente en Jaén y provincia, sino también en el ámbito regional y nacional. Su filosofía de trabajo fue que la publicidad debía estar “bien hecha y bien dicha”. Así lo demostró en las ocasiones en que organizó diversas campañas para el Obispado de Jaén: el “Día de la Iglesia Diocesana”, el “Día del Seminario” o la celebración del “750 Aniversario de la Catedral de Jaén”.
    Y expuesta brevemente la vida profesional de Tomás, por quienes fuimos sus compañeros durante casi medio siglo, tenemos que destacar su carácter afectuoso y su gran sentido del humor. Le gustaba jugar con las letras de las canciones y con las frases hechas, lo que resultaba bastante divertido. Además de buena persona, era un extraordinario mediador y, cuando alguien discutía en su presencia, intervenía diciendo aquello de “que haya un arreglo”, con lo que calmaba los ánimos de los antagonistas. Como esposo y padre, nos consta que también fue un hombre especialmente bueno. Que Dios lo tenga en su Gloria. Adiós Tomás, maestro, te echaremos mucho de menos.
    Por Rafael Hidalgo y Manuel Maroto en
    nombre de tus socios-hermanos de Publi-3.


    ROSARIO JIMÉNEZ ROMERO de  Valdepeñas
    “Estará en el cielo junto a su marido”

    Que gran vacío dejó en su familia Rosario Jiménez Romero. Falleció en Valdepeñas de Jaén, a los 95 años, el 26 de febrero. Sus hijos —María Paula, Teresa y Rafael—, sus nietos
    —Antonio, Ana, Rafael, Rosa Mari, Mari Tere, Juan y Rosario—, no logran acostumbrarse a tan grande pérdida.
    Rosario fue una mujer buena. Tenía honestas relaciones con familiares, vecinos y con todo el mundo. Se casó, en 1940, con Rafael Torres Jiménez, un matrimonio que duró 53 años, hasta el fallecimiento de Rafael en el año 1993.
    Desde entonces, estuvo viuda, eso sí, con el calor de sus hijos y en su casa de toda la vida. Vivió sola hasta los 90 años, siempre con la vigilancia cercana de sus hijos María Paula y Rafael, que vivían muy cerca de ella. También de su hija Teresa, que, aunque reside en Granada, pasaba temporadas con ella y alguna vez la llevaba a la ciudad vecina. Una rotura de cadera mientras cuidaba las más de cien plantas que tenía en el patio de su casa, le hizo perder autonomía para desenvolverse como lo había hecho hasta entonces. Por eso, se fue a vivir con sus hijos entre Valdepeñas y Granada.
    Al principio, le costó acostumbrarse, ya que toda su larga vida había vivido en su casa con una gran autonomía, pero el calor de los suyos le ayudó mucho a aceptar su nueva situación. Pasaba las horas sentada haciendo prendas de “croché”, arte en el que era maestra, ya que conservaba todas sus facultades mentales y gozaba de buena vista. Rosario, como buena valdepeñera, era una mujer muy devota del Santísimo Cristo de Chircales, al que le gustaba visitar varias veces al año en su ermita. Lo hizo casi hasta el final de sus días, ya que su hijo Rafael, al que adoraba al igual que a sus otras hijas, siempre que a ella le apetecía, la llevaba a ver a su Cristo. Con toda paciencia en los últimos años, pues le costaba trabajo subirla en el coche. Le decía: “Mamá, hoy vamos a ver a tu Señor de Chircales y al mío”. “Sí hijo mío”, respondía sin vacilar.  Era una de las mayores alegrías que le podía dar.
    Rosario Jiménez fue un ejemplo a seguir, buena y respetuosa con todo el  mundo, fiel compañera de su marido durante 53 años, madre amante y cariñosa de sus hijos a los cuales educó en valores y respeto a los demás. Supo ser buena y muy cariñosa con sus nietos. Por todas sus virtudes, a buen seguro, su Señor de Chircales la tiene que haber acogido en su reino y haberla llevado con su esposo Rafael, a quien quiso mucho, por lo que los dos estarán disfrutando en el Cielo. Descansa en Paz, Rosario.
    Por Juan Antonio Cabrera.