Hasta siempre

Carmen Luque López-Villalta de Jaén
“Una mujer buena y una madre maravillosa”

En el atardecer, seremos examinados en el amor y tú habrás superado con creces este examen. Hoy, un mes después de tener que darte sepultura, quiero escribirte estas pobres líneas como homenaje a una madre maravillosa y extraordinaria y a una mujer buena, pues hemos sido muy afortunados por haberte tenido tantos años con nosotros.

    14 jun 2009 / 09:58 H.

    La gratitud que sentimos por la educación, el cuidado, la atención y el amor incondicional que recibimos por tu parte es infinita. Siempre respetaste nuestras decisiones, por muy cansinilla que fueras, y todos los hermanos, lo mucho o lo poco que somos, te lo debemos en gran parte a ti. Tenemos la suerte y la alegría de que, junto a todos los nuestros que se marcharon antes que tú, nos eches una manilla en los momentos difíciles y, por supuesto, también en los buenos momentos. Esperamos que, en ese lugar —donde estarás gozando de la presencia de Jesús y de María, junto a todos nuestros seres queridos, madre, tal y como a todos nosotros nos enseñaste— y, aún más, en todos los momentos difíciles que, por desgracia, son muchos los vividos, sobre todo desde finales del año 2002, estés velando por todos los tuyos, que bien sabes que tanta falta nos hace. Te has marchado de una forma anónima. Como sólo tú hacías todas las cosas. Nos has criado a todos nosotros con el amor a Jesús y María, dándonos ejemplo día a día de resignación en los momentos no difíciles, sino muy difíciles y, siempre, con la esperanza de la otra vida, de la que tú ya estarás gozando desde el primer momento de tu muerte. Aunque han pasado muy pocos días de tu marcha, esta nos parece imposible, pues, aunque esto es así e irreversiblemente y lamentablemente, pero con ciertos hechos parece que sigues presente físicamente entré todos nosotros, con esa humildad y resignación que te caracterizaba. Igual siempre lo estarás, pues, aunque físicamente no lo estés, sí que lo estarás en nuestros corazones, pues estarás velando por todos nosotros desde la otra vida, la que tú te has ganado muy merecidamente. Hasta siempre, madre. Vela por todos nosotros en estos momentos tan difíciles. “Dios mío, dame serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las que sí puedo y sabiduría para saberlas diferenciar”. ¡Te queremos! Tus hijos.

    Para Casiano González López
    Conversación padre-hijo: Hola Ksy, tantas veces hemos hablado de los valores sociales y humanos, que hoy quiero, desde estas páginas, agradeciendo la posibilidad que me ofrece Diario JAEN, rendirte homenaje y compartir con los lectores de este periódico las siguientes reflexiones. Ahora, sin tu presencia, adquieren para mí un valor especial y dan más sentido a mi vida. “Los dos hemos visto y  reconocido siempre en la familia y en los centros educativos los valores fundamentales de nuestra formación humana, en lo personal y en lo académico. Para ti fue así  hasta el 23/12/2008 y para mí siguen siendo el eje de mi vida.
    Hoy, con la crisis económica azotando sobre nosotros, cobran especial protagonismo la familia y la escuela. Ya que para salir de la crisis será necesario potenciar mucho el esfuerzo, el ánimo y el trabajo, de cada uno y si estos valores no se cultivan, se recogen y se transmiten en el seno de cada familia, complicado es para los centros educativos continuar la tarea de formar a esos alumnos y prepararlos para el mundo del trabajo y para la vida sin esfuerzo, sin ánimo o sin trabajo. Relaciono la crisis económica con familia y escuela porque ambas instituciones son cimiento —Estado o nación— inquebrantable, para una sociedad fuerte y segura. Sobre esos cimientos hemos de levantar unos pilares —empresas—,  siguiendo esos pilares y bien unidos colocaremos unos muros —trabajadores—, así tendremos unos edificios (buenas personas salientes de familias estructuradas y formadas en centros educativos y disciplinados) que llenarán nuestros pueblos y serán fuertes y capaces de soportar las inclemencias de todo tipo, que como la actual crisis puedan llegar.
    Por último, Ksy, para terminar nuestra conversación, te diré hijo que a todo lo que aquí hemos hablado, si no le adjuntamos en las diferentes etapas de nuestra vida, una buena dosis de comunicación (hablar escuchando a la otra parte con predisposición al entendimiento), los edificios —esas buenas personas— se irán corrompiendo sus materiales y poquito a poco desmoronándose, hasta quedar en el suelo”. De todo esto, hijo mío, tú ya te libraste. Un beso.
    Por tu padre, Casiano González Roger

    Homenaje en el acto de graduación

    Sus compañeros de clase, en el día de su graduación, le dedicaron estas palabras. “Hoy jueves es uno de los días más importantes para nuestras vidas, el día de nuestra graduación. Día que todos y cada uno de nosotros ansiábamos y deseábamos que llegara, al igual que otro compañero nuestro que, aunque no esté entre nosotros en vida sentado a nuestro lado aquí en esta aula, sí lo está en cada rincón de esta Universidad, en cada esquinita del aula y, cómo no, en cada uno de nuestros corazones. Como todos sabéis, este amigo al que me refiero es nuestro Casiano González López, querido y admirado por todos nosotros, persona que siempre que la necesitabas estaba ahí para ayudarte, que, con un simple abrazo, nos regalaba su felicidad, sus ganas de vivir la vida y su cariño hacia todos. Esto, posiblemente, podréis pensar que es lo que se dice cuando perdemos a una persona, pero la mayoría de los presentes conocíamos a Casi y sabemos que todos los piropos que yo pueda decir de él, todas las palabras alabándolo que puedan salir de mi boca en este instante, no pueden nunca compararse con su falta, la ausencia de nuestro maravilloso primo, ¡como tan cariñosamente nos llamaba a muchos de nosotros!
    Tampoco nos podremos olvidar de tantos y tantos momentos vividos con él, tanto dentro como fuera de clase, como los momentos que pasó con su protegido Toti, con su licenciado César, con su Pedrito, con Antoñillo el de Alcalá o con su Fraski… y con tantos nombres que su imaginación inventó.
    Y cómo no esas tardes eternas delante de la tele en nuestro piso con nuestros legendarios torneos de Luis Pro, como él los bautizó.
    Muchos lugares aquí, en esta ciudad, nos recuerdan a él, a momentos vividos y situaciones concretas que nos invaden al dar una vuelta por esta ciudad. Por ello no podemos recordar a este amigo nuestro desde la tristeza, si no que tenemos que recordarlo por las risas a su lado y  por cada instante que disfrutamos con él.
    Para mí es un orgullo estar aquí, como he dicho anteriormente, dirigiendo unas palabras en nombre de todos mis compañeros, pero desde el momento en el que se nos ocurrió hacer este pequeño homenaje hacia él pensé y me sentí en la obligación mínima de echarle valor y este gran día estar aquí encima de este escenario dirigiendo unas palabras hacia todos vosotros y en especial hacía él, como todos sabéis, para mi ¡primo!
    Era como un hermano para mí, hermano con el que me levantaba, bajaba a la Universidad, vivía el día a día, dormía junto a él cada noche y, a pesar de que ya no lo tengo cerca, para mí sigue levantándose, viviendo y acostándose a mi lado, porque, para mí, fue una persona increíble. Por todo esto y por muchísimas mas cosas que podría decir, pero que me reservo para mí, me gustaría pedir un minuto de silencio en su honor. Si sois tan amables…
    Termino hablando en mi nombre y en el de Casiano, que tenía la misma opinión que yo de todos vosotros, y os digo gracias a todos por ser como sois, que habéis hecho que pasemos dos años increíbles  a vuestro lado. ¡Mil gracias a todos!
    Francisco Guerrero y Alberto Chamorro


    Carta de despedida para Antonio Saravia Molina
    Mi querido Antonio:
    Estas líneas que te escribo no tienen mayor pretensión que ser eso, una sencilla y cariñosa carta a modo de despedida de todos nosotros. Con todo nuestro cariño y profundo respeto.
    Con tu marcha, ya estás junto a tus queridos y añorados padres. Aprovéchate de su amor, su cariño, su bondad, sus consejos y su sabiduría, eternamente…
    Arancha, al igual que el resto de tus amigos y conocidos, te añora, te recuerda. Sólo piensa en ti. En vuestra vida en común. En todo lo que habéis compartido juntos en estos últimos años. También piensa en tu ausencia. Arancha, además, tiene todo el apoyo de tus familiares (hermanas: Mercedes y María José, cuñados, sobrinos y demás) y el de su propia familia, que tú y yo sabemos que son estupendas. Estoy completamente seguro de que saldrá adelante. Tú ya lo sabes, es una mujer fuerte, muy fuerte. Una luchadora. Tu legado personal, sentimental y de trabajo, quedan en ella. Tu, vuestro, Café-Teatro (Pub) Mombasa, con ella y con todos vuestros empleados, está asegurada su continuidad y su buen hacer. En esa misma línea que tú y ella lo diseñasteis, lo creasteis. Lo sabes perfectamente. Es todo un referente en el sector de la hostelería, no sólo en Jaén capital, sino también en toda la provincia. Debes sentirte muy orgulloso. ¡Ah!, todos  y cada uno de los empleados del Pub Mombasa, los anteriores, los actuales y los que vendrán, son unos magníficos profesionales y, lo que es más importante, su calidad humana está, incluso, por encima de la profesional. Te consta, me consta.
    Antonio, el sector de la hostelería de Jaén sabe perfectamente de tu valía, de tu honradez, tu fortaleza y tu valentía para el mundo de los negocios. Mucha gente me lo decía, que eres como el Rey Midas: “Que todo lo que tocas, lo conviertes en oro”. Ahí están más de 30 años de un auténtico profesional en ese sector para corroborarlo. Tus pubs: El Triplex, el Urgente, The Best y, desde hace cerca de dos años, el Mombasa. Por supuesto, sin olvidarnos del Gambrinus (del Bulevar), y otros muchos más “saraos” y eventos que has organizado a lo largo de toda tu vida. Todas esas personas con las que a lo largo de tanto tiempo has trabajado, hombro con hombro, esforzándote como el que más y dando siempre la cara, me dan muchos recuerdos para ti: proveedores, electricistas, albañiles, fontaneros, técnicos en sonido y en iluminación, etcétera, etcétera.
    Por lo que respecta a tus actuales socios, decirte que TE QUEREMOS, que nos acordamos muchísimo de ti. Por eso, Manuel Cabrero, Lola Ruiz, Juan Antonio Tello, María Dolores Liébana, Rafael y María Gutiérrez y Juan María Linde (e Inma), allá donde estés, te mandan un abrazo muy fuerte y me dicen que te cuides.
    En relación con el tema del Real Jaén de tus amores, deja que te cuente, porque tú ya nos habías dejado, que el domingo 7 de junio, en el partido de vuelta de la Fase de Ascenso a Segunda División A, se guardó un minuto de silencio en tu honor, por formar parte de anteriores directivas del equipo blanco. Por supuesto, ganamos 1-0 a la Ponferradina, y nos hemos clasificado para la siguiente ronda. ¡Qué llenazo, Antonio! ¡Qué ambientazo¡ Eso ni tú ni yo lo habíamos visto antes desde que somos socios del Real Jaén. Perdona, Antonio, que se me acaban de caer dos lágrimas como dos puños en el teclado del ordenador y no veo bien las letras… Como te decía, todo eso, y ese minuto de silencio en tu honor, se lo debemos, en cuanto tuvieron conocimiento de la fatal noticia…, a nuestro amigo común Javier Somavilla. A él, al bueno del presidente, Carlos Sánchez (padre e hijo), al gerente, Juan Pedro Peláez, a toda la junta directiva, al equipo técnico y deportivo, al resto de los empleados del club, y, sobre todo, a esos pedazos de jugadores que tenemos, con una calidad humana maravillosa y que tú y yo tenemos la suerte de conocer: Íñigo Ros, Geni, Galera, Javi Moyano, etcétera, etcétera. Desde estas humildes líneas les doy mis más sinceras gracias de tu parte. Añadirte que, en la próxima eliminatoria nos ha tocado el Villarreal B. A modo de brabuconada deportiva: ¡Qué mala suerte ha tenido el Villarreal B en el emparejamiento…!
    De tu Fútbol Club Barcelona de tu alma, como ya sabes, habéis conseguido el triplete porque todavía estabas con nosotros y lo has disfrutado mucho. Desde donde te encuentres, la temporada que viene probablemente lo vas a seguir disfrutando, aunque el Real Madrid ya se está reforzando (ha fichado a Kaká) y os lo vamos a poner realmente muy difícil.
    Antonio, me tengo que despedir, por el momento… Todas y cada una de las personas, amigos, conocidos, allegados, instituciones, organismos que, de una manera u otra, se han relacionado contigo, te mandamos un abrazo muy fuerte y sincero de reconocimiento, amistad y gratitud. Por favor, cuídate. Te queremos, te quiero.
    Eladio José Aparicio Carrillo.

    Un hombre emprendedor, honesto, leal y el mejor de los amigos
    Juan Paco García conoció a Antonio Saravia cuando tenía 15 años. En aquella época, Juan Paco jugaba en el Real Jaén y Antonio trabajaba junto a su padre en un bar del Polígono de los Olivares. Así surgió una amistad que se prolongó durante toda la vida.
    Eran jóvenes y estaba todo por hacer. Su relación era algo más que una amistad, ya que parecían hermanos. Juan Paco se dejaba caer por el establecimiento en el que trabajaba Antonio y, al mismo tiempo, este le acompañaba en los partidos.
    Juan Paco reseña que era un joven honesto, muy trabajador y leal. Por eso, no quería que se dejase la vida en un bar. Tenían que aspirar a algo más grande. A esto contribuyó el decidido espíritu emprendedor de los dos. Entonces, su amistad creció y se convirtió, además, en una relación empresarial. Así nació, a comienzos de la década de los ochenta, su primer negocio: el pub Vía Venetto, ubicado en la calle Linares.
    No fue el único, vinieron más. De hecho, Juan Carlos recuerda cómo estaban juntos desde por la mañana hasta la noche. “Al principio, lo hacíamos todo nosotros. Éramos los primeros en llegar y los últimos en marcharnos”, asegura.
    Ganas de trabajar no les faltaban, lo demostraron en su valentía al lanzarse al mundo empresarial, en el que lograron hacerse un hueco. De hecho, poco tiempo después, pusieron sus ojos, y sus ilusiones, en otro local. En esta ocasión, se ubicaba en la céntrica calle de San Clemente. Se trataba de “Los Gallos”, un establecimiento destinado a la juventud.
    Al igual que crecían como empresarios, también lo hicieron como personas. Su carácter se iba forjando, de la misma manera que su unión crecía. Tenían mucho por hacer y Jaén necesitaba lugares de ocio. Juan Paco y Antonio estaban dispuestos a ofrecérselos.
    Ya se habían hecho con un tercer local, situado en la calle García Rebull. “Al principio, los vecinos pensaban que sería una casa de alterne, pero era mentira. Lo que hicimos fue montar un minigolf. Un fin de semana, que estábamos en Alicante, se nos ocurrió el nombre de Tríplex, igual que una discoteca de esta ciudad. Además, era el tercer negocio que montábamos”, recuerda Juan Paco.
    Mientras tanto, en su vidas tenían lugar los acontecimientos más importantes, como bodas y bautizos. El tiempo pasaba y, con él, se bifurcaron los dos destinos.
    Juan Paco decidió, según indica, trasladarse a la costa.
    “Perdimos un poco el contacto diario, pero siempre estábamos juntos en los momentos importantes, cuando nos necesitábamos”, asegura. Ese era su lema: aunque la distancia fuera mucha, lo cierto es que ellos se sentían igual de cerca. “Era una persona muy reservada, pero era un gran amigo de sus amigos. Nos reímos mucho juntos”, concluye Juan Paco.