Hasta siempre

Pedro Antonio Martínez Alcázarde La Puerta de Segura
Fue un arquetipo del empresario emprendedor

Nació el 8 de Mayo de 1935 en Benatae, al pie de nuestro parque de la Sierra de Segura. A los 10 años se trasladó con sus padres y hermanos al cercano pueblo de La Puerta de Segura, donde vivió hasta su muerte. Quedó huérfano, cuando contaba 15 años, de su padre y promotor de un comercio en La Puerta. Dejó los estudios en el Colegio Santo Ángel de Madrid para hacerse cargo de su familia y del comercio que había creado su padre. Puso en marcha distintas empresas, acorde con los tiempos que corrían, generando empleo en una comarca donde la industria brilla por su ausencia. Desde su jubilación siguió ayudando y asesorando a sus hijos mientras tuvo fuerzas.

    22 ago 2010 / 09:51 H.

    Pedro fue el arquetipo de empresario emprendedor sin frenar ante ninguna dificultad. Padre de familia ejemplar, con la ayuda de su mujer Virginia. Siempre dialogante ante cualquier dificultad. Nunca tuvo un conflicto laboral. Siempre ha supeditado la resolución de problemas a las circunstancias que tenían los clientes –falta de liquidez, retrasos bancarios, etcétera-. Siempre esperó. Nunca rompió relaciones con ningún cliente por un asunto; porque entendía que detrás de una obra pública o privada también había personas con problemas. Generoso y espléndido tanto para los “de casa” como para todos los demás, fuesen familia, amigos, conocidos o desconocidos, a los que no dudaba en prestar su apoyo y consejo en la medida de sus posibilidades.
    Hemos perdido un buen hombre, difícil de sustituir, el día 25 de julio de 2010. Que Dios lo tenga en su gloria.
    Te queremos.
         Por Pedro Martínez Bellón.    
                           Tu hijo.


    Carlos Sánchez-Batalla Martínez de La Carolina
    Adiós al cronista oficial de Aldeaquemada y Vilches

    El pasado miércoles, 18 de agosto, fallecía en La Carolina, un trabajador infatigable, modelo de cronistas y de historiadores locales. Lo apresurado de este obituario, a pocas horas de su muerte y que escribo en la tarde en que Carlos es “entregado a la tierra”, y casi a trescientos kilómetros de su ciudad, no me va a permitir aportar datos y fechas que están cumplidamente reseñados en un precioso libro, mitad autobiográfico y mitad homenaje que le ha tributado su fiel amigo, paisano y cronista oficial de La Carolina, Guillermo Sena Medina. Libro que Carlos nos regalaba a los compañeros cronistas de la provincia el día en que, mediante asamblea, reflotábamos nuestra asociación provincial, de cuya junta directiva formaba parte como vocal. Él estaba contento aquella mañana del 13 de marzo de este mismo año, hace sólo cinco meses, pues fue un defensor acérrimo de nuestra asociación y se desplazó a pesar de su enfermedad hasta la capital del Santo Reino. Personalmente escuché como le dijo a un compañero cronista con algo de resquemor irónico y a la vez trágico: “¡Tengo un cáncer más bonico!”. Carlos era un hombre valiente, lo podemos asegurar los que le conocimos. No se achantaba ante nada y, como decía el poeta contemporáneo, miraba “de frente los vertiginosos ojos de la muerte”. También me consta su militancia cristiana ante la vida. Carlos Sánchez-Batalla ya destacaba por su simpatía, laboriosidad e inquietudes deportivas durante su juventud vivida en la capital de las Nuevas Poblaciones. Hijo de un maestro nacional de los que “crean escuela”, que tenía una academia para preparar “por enseñanza libre” a los alumnos que querían cursar el Bachillerato o ser maestros en los años 50 y 60 del siglo XX, y hermano de otros enseñantes. Se educó entre libros y la exigencia de la vida académica e intelectual. Cuando, tras la Guerra Civil (1936-39) solamente existían los institutos de Enseñanza Media de Jaén y Baeza, abundaban aquellas academias en muchos municipios.
    Aunque nacido en Madrid, ciudad en la que ha investigado, en sus importantes archivos, en especial durante sus últimos diez años de jubilado como maestro nacional, Carlos fue siempre un carolinense de los pies a la cabeza. Casado con Paqui, fidelísima colaboradora en sus correrías por las sierras de España, y madre de sus cuatro hijos. Carlos estaba “integrado en el territorio”. En este sentido, podríamos comparar a Carlos con un Rodríguez de la Fuente andaluz que disfrutaba en sus investigaciones en el medio natural. Era un especialista en detectar yacimientos, sobre todo paleolíticos. Ello supone unas dotes de observación y conocimiento, sacrificio, preparación física, o interpretación arqueológica, que pocos pueden demostrar como lo han demostrado Carlos y Paqui. A veces, dicho sea en honor a la verdad iban acompañados con otro cronista, me parece que del municipio de Santa Elena, también maestro nacional que se trasladó y jubiló en Málaga, ya fallecido, Francisco García García. No en vano fue Carlos miembro fundador del Seminario de Estudios Carolinenses y de otras instituciones culturales. Para terminar, tengo que hacer alusión a la ingente, asombrosa Historia de La Carolina. Hace pocos días presentó su cuarto volumen y el domingo pasado lo veía yo en el escaparate de una librería de La Carolina. Son miles de páginas con el estilo y la seriedad historiográfica de Carlos Sánchez-Batalla. Es por esta obra por la que podríamos decir que Carlos es uno de los cronistas locales más prolíficos de España. Mas no por ello ha descuidado la historia de donde era Cronista Oficial, en su libro sobre la historia de Aldeaquemada dónde,  en vida, se le dedicó una calle.  Descanse en paz. Por Mamuel Medina Casado. Cronista oficial de Lopera.
    Aprovecho la oportunidad que ofrece Diario JAEN para agradeceros vuestra solidaridad ante la perdida de nuestra familia. Me faltarían hojas para nombrar a tantas personas que se unieron a nuestro dolor, las muestras de cariño desde asociaciones, urbanizaciones, políticos, empresas, sanitarios... y un largo etcétera. Se sumaron a nuestra pena ante este terrible accidente. Gracias a nuestro Ayuntamiento de La Guardia. Desde la primera noticia de esta tragedia, desaparecieron los grupos políticos y se convirtieron en una gran piña humana, dispuestos a ofrecer, colaborar, acompañar y respaldarmos en todo momento. Jamás lo olvidaremos, fueron días muy tristes, muy difíciles, momentos de auténtica angustia, siempre sentimos vuestro apoyo, mucho cariño, sufriendo junto con nosotros. Queremos haceros llegar nuestra gratitud y nuestro más sincero agradecimiento. Siempre os tendremos presentes.
    Gracias a La Guardia, el pueblo de Juan, Mercedes y su hija Mercedes. Ellos estarían orgullosos de su gente. Desde el primer momento se echaron a la calle, olvidando sus obligaciones, sus quehaceres diarios. No podían creer esta noticia. La tristeza, vuestros ojos rojos de llorar, de sufrir, la impotencia de no poder hacer nada, sólo esperar, pendientes en todo momento de las noticias de la televisión, de la radio. Recibimos muchas, muchísimas llamadas interesándose por la familia, ya que no podían estar junto con nosotros para compartir tanto dolor. Fueron nueve días de tristeza, de rabia, de desconsuelo y rucho sufrimiento. La Guardia se paralizó aquel fatídico 20 de agosto de 2008. La noticia se extendía y recibimos muestras de cariño de tantas personas que es imposible nombrar, incluso personas que no conocíamos de nada. Todo un ejemplo de solidaridad. Nuestro más profundo agradecimiento, por la ayuda y el consuelo que recibimos en  aquellos trágicos días; incluso hoy por hoy con vuestras miradas nos hacéis llegar el sentimiento que lleváis dentro, un sentimiento que no se puede describir con palabras. Como todos sabemos, el día 20 de enero se celebra la fiesta en honor de San Sebastián, la devoción es generalizada. Verle parar ante la casa de Juan, Mercedes y su hija Mercedes. Ver nuestros costaleros “mecerle”, acompañados por los tiros con ese olor a pólvora tan nuestro, ha sido una de las emociones jamás sentidas antes. Los guardeños, junto con los que nos acompañábais con nuestro patrón, sentimos estremecer nuestro corazón ante esta imagen de dolor y sufrimiento. Momentos que cada uno de nosotros nos reservamos en nuestra alma. Gracias de todo corazón a la Cofradía de San Sebastián. Por último, me gustaría comunicaros que junto con la Asociación de Afectados del Vuelo; lucharemos hasta el final. Sólo queremos saber la verdad, las causas de ese trágico accidente que se cobró la vida de 153 personas, el porqué de tanta muerte y tanto sufrimiento... No fue uno, sino muchos los fallos que dieron lugar a esta tragedia. Un avión que jamás tenía que haber despegado, un avión, que anteriormente presentaba fallos, incluso un día antes tuvo problemas parecidos.
    La situación es muy dura. Las heridas, el dolor y la pena siguen dentro de nuestras almas, aún así por ellos debemos luchar, sus muertes no deben ser en vano. Confiar en que se haga justicia, que salgan a la luz las causas que lo provocaron. Lucharemos para que no se vuelva a repetir, que ninguna familia tenga que vivir los trágicos momentos y el dolor de perder a sus seres queridos, no queremos que nadie sufra lo que hemos tenido que vivir nosotros. Estas heridas no se curan. Se lo debemos a ellos. Estoy segura de que harían lo mismo por nosotros.
          Por Adriana Martínez Conde.

    Pilar Calixto Gil de Lopera
    Infinitamente generosa

    El recuerdo vivo de Pilar Calixto Gil sigue muy presente en sus familiares, amigos y vecinos de Lopera, a pesar de que su fallecimiento, a los 66 años, tuvo lugar el año pasado. Pilar fue una mujer de gran vitalidad que dedicó su vida al cuidado de su marido y sus hijos. Fue la cuarta de siete hermanos (Soledad, Antonio, José, Pilar, Juan, Manuel y Felipe), sus padres fueron Antonio Calixto y Eufrasia Gil. En 1968 se casó con el novio de toda la vida, Diego Cerrillo Santiago, de los que nacieron Ana Pilar, Eufrasio y Diego Antonio. Siempre que pudo ayudó a la economía familiar trabajando en la recolección de la aceituna en los pagos de “Carrasquilla” y “Mendoza” con Pedro el de “Dientes” y Manuel Uceda “Gallico”. Tuvo una tienda de comestibles en su domicilio de la calle José López Quero. Tras quitar la tienda, se dedicó a realizar labores de costura por las casas y trabajó algunos años en la residencia de ancianos “San Juan de Dios”. Si por algo será recordada es por su inmenso corazón y por ayudar a los demás.
    Todo lo compartía, nada era suyo. Le encantaba pasar buenos ratos en la casa de Alonso Santiago “El panadero” junto con sus amigas Ana Valenzuela, Gloria Tortajada y Jacinta Santiago, haciendo dulces y recuperando recetas de cocina para colaborar con el cronista de Lopera en el libro “Aproximación a la cocina popular loperana”, que lamentablemente no llegó a conocer, pues unos meses antes de su publicación falleció. Hizo una gran labor ayudando a integrarse a la familia de Abdel Rhaman Abed Raba, que siempre la recordará como su “ángel de la guarda”. Su imagen junto con su inseparable amiga Tere Huertas por el pueblo siempre será recordada y también por ser una excelente cocinera.  Le encantaba hacer ganchillo con sus vecinas Dominga Palomo y Jacinta Coca, y cuidaba con mimo las flores de su patio. Pilar fue muy devota de San Roque y de la Virgen de la Soledad. Le encantaba pasar las noches de los calurosos veranos charlando en la puerta de su casa con sus vecinas Ana Lara, Benita Puerto, Magdalena García. Conoció a sus nietos Belén y Clara. Su memoria permanecerá siempre viva en su pueblo.                            Por José Luis Pantoja.

    Ginés Cañabate Pulido de Jaén
    Un gran hombre que dejó una profunda huella

    Hace dos semanas que murió mi padre. Parecía invencible y se comportó como tal mientras una larga y caprichosa enfermedad iba minando sus fuerzas, aunque ni siquiera al final consiguiera doblegar su espíritu. Peleó hasta el último suspiro por lo que consideraba su mayor tesoro, la vida. Esa que consumió de principio a fin, rebosante de energía, en constante ebullición, imaginando la mejor manera de acercarse a la felicidad. Así era Ginés Cañabate Pulido. Vestido siempre impecable, se envolvía en colores para pintar las calles de alegría, llenarlas con su sonrisa, dejar la huella de su perfume. Caminar de su mano con destino a alguna parte nunca era fácil, a la vuelta de cada esquina siempre había alguien encantado de saludarle. Hizo de su forma de ser una profesión y de su oficio, un estilo de vida. Dicen que el mejor líder es el que no tiene conciencia de serlo. Quizá por eso nunca presumió de ventas, de números, de estadísticas. De todo aquello que laboratorio tras laboratorio, le hizo convertirse en el mejor y que por el camino, le permitió querer y dejarse querer por tanta gente. En el velatorio, entre abrazos, alguien me susurró que no había visto concurrencia igual. Es normal, pensé. Siempre dio lo mejor de sí antes de que nadie lo pidiera y lo hizo fuera y dentro de casa, donde era capaz de bajar la luna hasta el salón para que su familia la disfrutara con detalle.
    A nadie pudo faltarle nada que estuviera en su mano ofrecer. Por eso ahora, cuando acaba de iniciar su otra vida, estoy seguro de que ya se habrá hecho amigo del tipo que controla la puerta y andará organizando la mejor manera de que todos a su alrededor pasen el rato.  Hace dos semanas que murió mi padre y no entiendo por qué se ha ido. Quizá nunca podré comprenderlo. Supongo que en el cielo estarán necesitados de gente buena. Gente con carácter. Gente feliz. Ese era mi padre, el espejo en que intentaré mirarme el resto de mi vida, el hombre al que todos echaremos siempre de menos.
    Te queremos.
                       Por Ginés Cañabate (hijo).

    Juan Muriana, Mercedes martínez y su hija Mercedes 
    De La Guardia de Jaén
    Dos años del accidente de Barajas

    El pasado miércoles, 18 de agosto, fallecía en La Carolina, un trabajador infatigable, modelo de cronistas y de historiadores locales. Lo apresurado de este obituario, a pocas horas de su muerte y que escribo en la tarde en que Carlos es “entregado a la tierra”, y casi a trescientos kilómetros de su ciudad, no me va a permitir aportar datos y fechas que están cumplidamente reseñados en un precioso libro, mitad autobiográfico y mitad homenaje que le ha tributado su fiel amigo, paisano y cronista oficial de La Carolina, Guillermo Sena Medina. Libro que Carlos nos regalaba a los compañeros cronistas de la provincia el día en que, mediante asamblea, reflotábamos nuestra asociación provincial, de cuya junta directiva formaba parte como vocal. Él estaba contento aquella mañana del 13 de marzo de este mismo año, hace sólo cinco meses, pues fue un defensor acérrimo de nuestra asociación y se desplazó a pesar de su enfermedad hasta la capital del Santo Reino. Personalmente escuché como le dijo a un compañero cronista con algo de resquemor irónico y a la vez trágico: “¡Tengo un cáncer más bonico!”. Carlos era un hombre valiente, lo podemos asegurar los que le conocimos. No se achantaba ante nada y, como decía el poeta contemporáneo, miraba “de frente los vertiginosos ojos de la muerte”. También me consta su militancia cristiana ante la vida. Carlos Sánchez-Batalla ya destacaba por su simpatía, laboriosidad e inquietudes deportivas durante su juventud vivida en la capital de las Nuevas Poblaciones. Hijo de un maestro nacional de los que “crean escuela”, que tenía una academia para preparar “por enseñanza libre” a los alumnos que querían cursar el Bachillerato o ser maestros en los años 50 y 60 del siglo XX, y hermano de otros enseñantes. Se educó entre libros y la exigencia de la vida académica e intelectual. Cuando, tras la Guerra Civil (1936-39) solamente existían los institutos de Enseñanza Media de Jaén y Baeza, abundaban aquellas academias en muchos municipios.
    Aunque nacido en Madrid, ciudad en la que ha investigado, en sus importantes archivos, en especial durante sus últimos diez años de jubilado como maestro nacional, Carlos fue siempre un carolinense de los pies a la cabeza. Casado con Paqui, fidelísima colaboradora en sus correrías por las sierras de España, y madre de sus cuatro hijos. Carlos estaba “integrado en el territorio”. En este sentido, podríamos comparar a Carlos con un Rodríguez de la Fuente andaluz que disfrutaba en sus investigaciones en el medio natural. Era un especialista en detectar yacimientos, sobre todo paleolíticos. Ello supone unas dotes de observación y conocimiento, sacrificio, preparación física, o interpretación arqueológica, que pocos pueden demostrar como lo han demostrado Carlos y Paqui. A veces, dicho sea en honor a la verdad iban acompañados con otro cronista, me parece que del municipio de Santa Elena, también maestro nacional que se trasladó y jubiló en Málaga, ya fallecido, Francisco García García. No en vano fue Carlos miembro fundador del Seminario de Estudios Carolinenses y de otras instituciones culturales. Para terminar, tengo que hacer alusión a la ingente, asombrosa Historia de La Carolina. Hace pocos días presentó su cuarto volumen y el domingo pasado lo veía yo en el escaparate de una librería de La Carolina. Son miles de páginas con el estilo y la seriedad historiográfica de Carlos Sánchez-Batalla. Es por esta obra por la que podríamos decir que Carlos es uno de los cronistas locales más prolíficos de España. Mas no por ello ha descuidado la historia de donde era Cronista Oficial, en su libro sobre la historia de Aldeaquemada dónde,  en vida, se le dedicó una calle.  Descanse en paz. Por Mamuel Medina Casado. Cronista oficial de Lopera.
    Aprovecho la oportunidad que ofrece Diario JAEN para agradeceros vuestra solidaridad ante la perdida de nuestra familia. Me faltarían hojas para nombrar a tantas personas que se unieron a nuestro dolor, las muestras de cariño desde asociaciones, urbanizaciones, políticos, empresas, sanitarios... y un largo etcétera. Se sumaron a nuestra pena ante este terrible accidente. Gracias a nuestro Ayuntamiento de La Guardia. Desde la primera noticia de esta tragedia, desaparecieron los grupos políticos y se convirtieron en una gran piña humana, dispuestos a ofrecer, colaborar, acompañar y respaldarmos en todo momento. Jamás lo olvidaremos, fueron días muy tristes, muy difíciles, momentos de auténtica angustia, siempre sentimos vuestro apoyo, mucho cariño, sufriendo junto con nosotros. Queremos haceros llegar nuestra gratitud y nuestro más sincero agradecimiento. Siempre os tendremos presentes.
    Gracias a La Guardia, el pueblo de Juan, Mercedes y su hija Mercedes. Ellos estarían orgullosos de su gente. Desde el primer momento se echaron a la calle, olvidando sus obligaciones, sus quehaceres diarios. No podían creer esta noticia. La tristeza, vuestros ojos rojos de llorar, de sufrir, la impotencia de no poder hacer nada, sólo esperar, pendientes en todo momento de las noticias de la televisión, de la radio. Recibimos muchas, muchísimas llamadas interesándose por la familia, ya que no podían estar junto con nosotros para compartir tanto dolor. Fueron nueve días de tristeza, de rabia, de desconsuelo y rucho sufrimiento. La Guardia se paralizó aquel fatídico 20 de agosto de 2008. La noticia se extendía y recibimos muestras de cariño de tantas personas que es imposible nombrar, incluso personas que no conocíamos de nada. Todo un ejemplo de solidaridad. Nuestro más profundo agradecimiento, por la ayuda y el consuelo que recibimos en  aquellos trágicos días; incluso hoy por hoy con vuestras miradas nos hacéis llegar el sentimiento que lleváis dentro, un sentimiento que no se puede describir con palabras. Como todos sabemos, el día 20 de enero se celebra la fiesta en honor de San Sebastián, la devoción es generalizada. Verle parar ante la casa de Juan, Mercedes y su hija Mercedes. Ver nuestros costaleros “mecerle”, acompañados por los tiros con ese olor a pólvora tan nuestro, ha sido una de las emociones jamás sentidas antes. Los guardeños, junto con los que nos acompañábais con nuestro patrón, sentimos estremecer nuestro corazón ante esta imagen de dolor y sufrimiento. Momentos que cada uno de nosotros nos reservamos en nuestra alma. Gracias de todo corazón a la Cofradía de San Sebastián. Por último, me gustaría comunicaros que junto con la Asociación de Afectados del Vuelo; lucharemos hasta el final. Sólo queremos saber la verdad, las causas de ese trágico accidente que se cobró la vida de 153 personas, el porqué de tanta muerte y tanto sufrimiento... No fue uno, sino muchos los fallos que dieron lugar a esta tragedia. Un avión que jamás tenía que haber despegado, un avión, que anteriormente presentaba fallos, incluso un día antes tuvo problemas parecidos.
    La situación es muy dura. Las heridas, el dolor y la pena siguen dentro de nuestras almas, aún así por ellos debemos luchar, sus muertes no deben ser en vano. Confiar en que se haga justicia, que salgan a la luz las causas que lo provocaron. Lucharemos para que no se vuelva a repetir, que ninguna familia tenga que vivir los trágicos momentos y el dolor de perder a sus seres queridos, no queremos que nadie sufra lo que hemos tenido que vivir nosotros. Estas heridas no se curan. Se lo debemos a ellos. Estoy segura de que harían lo mismo por nosotros.
          Por Adriana Martínez Conde.