Hasta siempre

RAMóN RUFIÁN CABRERA de Alcaudete
Un hombre ejemplar en casa y un buen amigo

Con la marcha del invierno, se nos ha ido Ramón Rufián Cabrera, un hombre que tenía su corazón dividido entre Martos, la ciudad de la Peña, y Alcaudete, la Ciudad de las fuentes. “Ha dejado un vacío muy grande entre nosotros y entre sus amigos”, nos dice su viuda, María Ángeles Roldán, conserje del IES Salvador Serrano, en el edificio “Salustiano Torres”.

    24 mar 2013 / 10:39 H.

     Ramón había nacido en 1951, la década en la que se fueron alejando las penurias de la Guerra Civil. Sus maestros de antaño, de aquellas escuelas de pueblo, le enseñaron lo básico hasta adquirir una buena formación tecnológica. Aprendió tanto que, cuando llegó la industria Valeo a Martos, encontró trabajo como técnico de procesos. En esta firma estuvo hasta su jubilación, momento en el que dejó un grato recuerdo entre sus compañeros.
    Óscar, Marta y Luis son sus hijos, además de María Ángeles, que, aunque no era hija natural, la quería como a una más.
    Entre sus aficiones destacaban la pesca en el paraje del río San Juan y la vida social en el Coro Romero “Amigos del Camino”. También sentía un gran fervor cristiano y llevaba una vida religiosa en sus romerías —la Victoria y la de la Virgen de la Cabeza— y su Semana Santa, en la que estaba vinculado al Santo Sepulcro de Martos y a la Humildad de Alcaudete. A todo ello se entregaba con pasión e ilusión.
     La lectura, la naturaleza y el senderismo por la vía verde fueron sus grandes aficiones.
    Ramón Rufián fue un hombre ejemplar en su casa y era amigo de sus amigos. Se marchó Ramón. La vía verde quedará sola y los álamos del río San Juan no verán su silueta en sus orillas el próximo otoño.
    Por Juan Vicente Córcoles.

    Alonso Conchillo Robles de Torreperogil
    Una vida entregada por completo a sus ideales

    Es imposible, en una breves líneas, reflejar la personalidad de este hombre. Es curiosa la admiración que sentía por él, pues nos vimos en pocas ocasiones y durante breves instantes. Pero manteníamos una relación por teléfono en la que comprendí que hablaba con un hombre sincero y fiel a los ideales que mamó de su padre, Luis Conchillo Linares, preso en la cárcel de Valdenoceda, Burgos, desde el 3 de marzo de 1939 hasta el 17 de enero de 1943, por “auxilio a la rebelión”. Es curioso, los rebeldes acusaban a los leales al legítimo Gobierno republicano por el delito que ellos habían cometido. Hace unas fechas, se han descubierto más de cien cuerpos de presos en el patio de esa terrible prisión. 
    Los sufrimientos de su familia me los cuenta Alonso Conchillo López, su hijo, en una carta del año 2008: El triste caminar por la vida del sufrimiento. La autora de las “letrillas” (1) de Marina Pineda, Antonia Robles Mateos, nace en Peal de Becerro en el año 1913. Se casa con Luis Conchillo Linares, el que fue un gran defensor de la clase obrera. Encarcelado por el régimen fascista del golpista militar Franco, donde, después de recorrer varias cárceles, fue a parar y terminar su condena en la cárcel de máximo castigo, en Valdenoceda. En este tiempo, tuvo que criar mi abuela a mi padre y a su hermana, Ana María. Sufrieron las mayores aberraciones e injusticias que puede soportar un ser humano.
    (1) Marianita salió de Granada / al encuentro salió un militar/ y le dice, señora Mariana/ hay peligro, vuélvase “pa” atrás… La autora de esta letrilla era analfabeta.
    Alonso me contaba que su padre jamás le habló de las penalidades que pasó en esa prisión. Me envió un escrito en el que recordaba que, estando de taxista en Larva, en el año 1959: “Serví de correo de Diario JAEN. Tengo que felicitar a su director, Juan Espejo, y a su equipo de redactores, dar las gracias por haberme publicado cinco artículos y la poesía ‘Los trabajadores de la tierra’. A Nuria Fernández, decidle que el artículo que redacta detalladamente a mi padre, Luis Conchillo Linares, que estuvo preso en la prisión de Valdenoceda por defender la República, fue tanta la emoción que no tengo palabras para darle las gracias”. 
    Su personalidad la vemos reflejada en algunas poesías que me enviaba y que resumo: “Andalucía, tierra de sol / tierra de energía/ Andalucía, gran región/ de belleza y alegría”.
    Su compromiso social es elocuente, como se ve en la siguiente poesía: “Trabajadores de la tierra/ de la tierra trabajadores/ que hacéis en la tierra/ gastando tantos sudores. ¿Para qué?/ Para que vengan esos panzudos…”. Y me envía una fotografía del monumento, que, por iniciativa de Pedro Raigal, el que fue mi alcalde y mi compañero, fue erigida en homenaje a Antonio Machado Ruiz, con la siguiente leyenda: “Torreperogil, quien fuera una torre, torre, del campo del Guadalquivir”. 
    Admirador de Alfonso Fernández Torres, de Alejandro Peris Caruana —en cuyo batallón, su padre, defendió al gobierno republicano—, de Julián Besteiro y de tantos socialistas que, con su lucha, consiguieron que la clase obrera disfrutase de una vida mas digna.
    En el año 2008, y a través de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, conseguí el expediente carcelario de su padre. Cuando se lo envié, me llamó muy emocionado.
    Y, por último, un breve bosquejo de una poesía que me envió hace pocas fechas su viuda, Dolores: “Mama Miguela. Día 13 de septiembre, día triste para mí / porque murió mi madre, la que más me quería a mí...”.  

    Por José Benítez.

    Antonia Terrones Saeta de Villargordo
    Siempre serás parte de nosotros

    Para ti, mamá. La más bella palabra, madre, y la palabra más dulce, madre mía. Todavía hay vacío y tristeza esperando a que el tiempo generosamente transforme el dolor.
    Mamá, hoy te escribo estas cuatro letras para decirte lo que te echamos de menos, pues ya hace un año desde que nos dejaste un 19 de marzo.
    Tus ojos se cerraron para siempre, pero tus hijos, nietos y bisnietos siempre estamos con “mamá Antonia” en la boca, porque, como siempre has sido tan buena madre, esposa y abuela, siempre serás querida por todos.
    Te mereces que te queramos tanto porque nunca has sabido decir que no a nada. Todo te parecía bien y, por eso, todo el que te conocía, te quería.
    Te casaste con un hombre maravilloso, pero su vida fue tan corta que, a los 50 años, papá nos dejó. Quedaste viuda siendo tan joven. Tenías 4 hijos y, con todo el sacrificio, nos sacaste adelante, sobre todo, a los niños, que solo tenían 7 años.
    Por desgracia, no hemos podido disfrutar de nuestro padre ni él de nosotros. Tú ya estás junto a él y un buen roalico de gloria que tenéis que tener.
    Cuando vamos a la casa, hay un vacío muy grande que ya nadie podrá llenar. Aunque estabas tan malita, la casa estaba siempre llena con esa sonrisa que te daba al vernos entrar.
    Tus ojos se cerraron y tu luz se apagó. Tu camino dejó de iluminarse. Tu cuerpo se fue. Solo decirte que, aunque pasen los años, siempre serás parte de nuestra vida y permanecerás en nuestros corazones. Os queremos, mamá y papa.
    Habéis sido unos padres maravillosos. Mamá, te fuiste al otro mundo y qué poco ruido nos has dado. Con lo sufrida que tú eras, parecía que nunca te dolía nada. Ya, al final del todo, como no podías hablar, no hemos sabido si te dolía algo. No pudiste decirnos nada. Te echamos de menos un montón. Parecía que nunca iba a llegar ese día en el que nos dejaras. Por eso, ahora que ya no estás, nos cuesta mucho hacernos a la idea. Siempre te llevaremos en nuestros corazones.   
    Por tus hijos y nietos, Maruja y todos.

    José Luis Alonso Viñegla de Lorca (Murcia)
    Una gran persona, un gran escritor

    El pasado 14 de marzo, con solo 58 años, se nos fue José Luis. Gran persona, gran escritor. Lorquino de nacimiento, pero jiennense de adopción. Él decía que había aprendido a amar a los jiennenses y todo lo andaluz y que Jaén era su auténtica casa.
    En su juventud, fue un ávido lector, además de un escritor aficionado. Posteriormente, se formó de manera autodidacta y comenzó a realizar sus primeros trabajos literarios. Era un escritor inquieto y amante de la cultura andalusí hasta tal punto que la recreó en su obra magistralmente. Mezclaba rigor histórico e intriga creando novelas donde se respiraba una magia medieval que envolvía y enganchaba. Incluso, destacó como estudioso de las órdenes militares.
    Lo conocí hace ya un mundo de tiempo, allá por el año 90, cuando contactamos y creamos un verdadero “matrimonio de la cultura escrita y dibujada” que perduró durante años. Él dijo de mí que “nací con un lápiz en la mano” y yo digo de él que “nació con una pluma templada en acero templario para recordar y dar a conocer un mundo en el que, sin duda, él hubiese querido estar”.
    Creó el “Ateneo Guadalquivir”, del que fue el líder y el alma de un grupo de personas que teníamos inquietudes artísticas. Este movimiento de gente fomentó la cultura y llegó, incluso, a ser un referente al publicar libros y crear premios que incentivaban anhelos artísticos y culturales de nuestra tierra.
    Publicó novelas de corte histórico, ensayos y, también cientos de poemas. Investigó en nuestro pasado fehacientemente y colaboró con publicaciones en las que derrochó ingenio y talento. Entre sus numerosas publicaciones figuran “Inquietudes”, “Cuentos de medianoche”, “La crónica prohibida del Condestable”, “Rosaflorida”, “Relatos de frontera”, “El manuscrito olvidado” o “La Torre Alfonsí”, entre muchas otras.
    Obtuvo durante su prolífica vida numerosos premios y reconocimientos a su trabajo. No solo en España, también fue conocido en otros países, como Bélgica y Brasil. Es más, fue traducida su producción literaria.
    Colaboró en prensa, concretamente, en Diario JAEN, “La Verdad”, de Murcia; “Hoja del Lunes” y “Folha de Planta”, en Brasil, entre otras publicaciones.
    Inquieto, como ya he reflejado, ocupó puestos de responsabilidad ligados a la cultura. Él se definió como “un animador cultural de tertulias múltiples y un andalucista convencido”.
    Descansa en paz, José Luis. Gracias por tus renglones. Gracias por tu legado. Gracias por ser tú. ¡Hasta siempre!
    Por Andrés Ila García, amigo y colaborador.

    Joaquín Alcázar Navarro de Jaén
    Felicidades papá

    La verdad es que nunca hubiese imaginado esta felicitación o, por lo menos, tan pronto. Sabes que esto no es fácil para mí, pero, a veces, hay cosas que deben de decirse y no quedarse uno solo... Decir y recordar que, para mí, esta felicitación será muy especial y la más importante de todas.
    Felicitarte por encima de todo por cómo has sido tú en general. Primero, por tu carácter, una persona atenta, preocupado y ocupado siempre por todos nosotros, los nuestros. Con todo el mundo te entregabas exactamente igual. Segundo, por tu simpatía y amabilidad, por lo que un colectivo bastante amplio se queda con eso de ti, ya que, siempre, te recordarán con esa simpatía y amabilidad para todo. Eras superservicial y, a la vez, cariñoso y cercano. 
    Felicitarte por “dejar huella” en todas las personas que han tenido la gran suerte de conocerte, ya que has conseguido que la gente sienta como propia la ausencia tuya en su vida. Eso ha quedado muy presente en todos, por lo que, reitero, “han tenido la suerte de conocerte”, ya que es gratificante que la gente tenga palabras especiales para ti y quieran compartir conmigo su propia experiencia sobre el vínculo que los unía contigo. Siempre había la misma respuesta por mi parte: Me alegro de que de verdad supieses y valores cómo era mi padre porque yo pienso y sé perfectamente cómo era él. No creo que conozca a nadie que haya influido tanto en su familia y grupo de amigos, grupo de afición e, incluso, propios amigos míos. Todos han tenido palabras especiales dedicadas exclusivamente a ti y eso es verdaderamente gratificante. Porque yo sé quién es mi padre, pero la gente lo sabe como yo o mejor y eso me enorgullece como hijo, algo que es absolutamente indescriptible.
    Felicitarte por la familia que has dejado, más unida aún, porque es verdad que madre no hay más que una, pero... Mi madre es muy especial. Realmente, mi madre es una persona totalmente completa y volcada en sus hijos y en su matrimonio desde que tengo uso de razón. Se puede decir que es una madre/mujer perfecta. Atenta, servicial, cariñosa, simpática y todos los términos que se le puedan atribuir de verdad. Le falta tiempo para estar ahí, a tu lado solamente, servirte en cualquier momento o, simplemente, ella se da cuenta de qué pasa y ahí esta ella siempre. Mi hermana, qué voy a decir de ella. Es y seguirá siendo la peque. Aunque es suficientemente mayor para ayudarnos a todos en cualquier momento. Lleva muy bien las cosas, sobre todo, en casa. Además, nos ayuda mucho a mí y a mamá y lucha por sus cosas, que no son pocas. Y yo, bueno, pues no voy a hablar de mí mismo, pero, a día de hoy, me queda claro que si no hubiese sido por ti, no sería tal y como soy. Me doy cuenta de que tengo muchas cosas que me asemejan a ti, más de las que de lo que yo pensaba, y el caso es que me gusta ser como tú, papá.
    Papá sinceramente te digo que esto es muy difícil de asumir. Papá, has sido, eres y serás siempre muy importante para mí, ya que lo que yo he podido disfrutar de ti y tú de mí, muchos padres e hijos no tienen esa suerte.
    Tú, realmente, has sido la imagen de un padre ejemplar. Perfectamente, te ponías en el rol de padre cuando se necesitaba y en el rol de amigo cuando se necesitaba, pero, sobre todo, yo siempre he tenido un amigo en lugar de un padre. Yo he tenido la suerte de poder disfrutar de ti en tus aficiones y las mías, que no han sido pocas y siempre contigo. En el trabajo era exactamente igual, tanto en el día a día como en las celebraciones. Por si fuese poco, en la relaciones en familia, pareja, etcétera, siempre estabas ahí y eso es súperimportante.
    Cada día me cuesta más asimilarlo y pesa más, más y más. No lo llevo bien. Es una mala racha la que estoy pasando y, si no es porque he heredado tu fuerza y ganas de luchar para todo y por la familia que tengo, no sabría cómo podría estar yo ahora mismo. La vida te lo pone difícil para ver hasta dónde puedes llegar, así que no queda nada más que luchar, luchar y luchar. Te doy sinceramente las gracias por darme la familia que tengo, amistades y aficiones que hemos compartido juntos.
    Por tu hijo que siempre te tendrá en su corazón, Álex Alcázar Vacas.