Hasta siempre
Francisco Muñoz Martínez de Villanueva del Arzobispo
“Se fue con cien años”
El pasado 1 de febrero falleció, en su Villanueva del Arzobispo natal, Francisco Muñoz Martínez, una de las personas más longevas del municipio. Estaba casado con Rosa Moreno Ortega, persona también con una edad que se aproxima a los cien años, puesto que actualmente tiene 98 cumplidos. Formaron un matrimonio ejemplar. Permanecieron unidos unos 74 años. Celebraron como casados sus bodas de oro, brillantes y platino, junto a sus familiares y amigos más directos.
“Se fue con cien años”
El pasado 1 de febrero falleció, en su Villanueva del Arzobispo natal, Francisco Muñoz Martínez, una de las personas más longevas del municipio. Estaba casado con Rosa Moreno Ortega, persona también con una edad que se aproxima a los cien años, puesto que actualmente tiene 98 cumplidos. Formaron un matrimonio ejemplar. Permanecieron unidos unos 74 años. Celebraron como casados sus bodas de oro, brillantes y platino, junto a sus familiares y amigos más directos.
Del matrimonio formado por Francisco y Rosa nacieron tres hijas: Ángeles, que reside en Villanueva del Arzobispo; Josefa, que vive en Tarragona, aunque también pasa algunas temporadas en el municipio villanovense, y Trini, esta ultima fallecida años atrás. Tenía unos diez nietos y trece bisnietos, junto con otro que viene de camino. Era ampliamente conocido y tenía dos hermanas, Lorenza y María, que residen en Madrid y que también están cerca de cumplir los cien años.
Su vida laboral estuvo ligada a la empresa Abengoa. Entró en los años sesenta y permaneció hasta su jubilación, con 67 años, en Sevilla. A lo largo de su vida profesional, recorrió gran parte del país. Tuvo como destinos Burgos, Valladolid, Segovia, Sevilla, Castellón, Asturias, Bilbao y un largo etcétera. Era encargado y sus trabajos fueron principalmente destinados a líneas de alta tensión para electrificación de líneas ferroviarias, así como otros de índole parecida. Tras su jubilación se asentó definitivamente en Villanueva del Arzobispo. Era una persona muy abierta y corriente con sus convecinos. Le gustaba mucho la lectura y hacer manualidades, además de ser un marido y padre ejemplar. Fueron muchas la personas que asistieron el día de su entierro para darle el último adiós. El 29 de febrero, a las siete de la tarde, se oficiará en la parroquia de San Andrés de Villanueva del Arzobispo la misa de funeral por el alma de Francisco Muñoz Martínez.
Por Juan José Fernández.
Jesús Molina Jiménez de Fuerte del Rey
“Un amante del ciclismo y una mejor persona”
Jesús Molina Jiménez era un referente del ciclismo en la provincia de Jaén y en Andalucía, muy amigo de sus amigos y muy conocido por todo el mundo gracias a su calidad humana, bondad y cariño que transmitía siempre. Jesús sintió pasión por el ciclismo y siempre estaba presente en las competiciones de prestigio que se celebraban en tierras jiennenses, como la Vuelta Ciclista a Andalucía o la Vuelta a España. Se
inició en el ciclismo hace más de 40 años en el mítico equipo jiennense Coosur, de la mano del querido Juan Torres, en la categoría de aficionados primera especial, corrió junto con corredores de la categoría de Ramón y Enrique Guerrero, Miguel Ángel Fernández Vico, Juan Cantero, Jesús Líndez y Miguel Quesada, entre otros compañeros de aquel conjunto que logró excelentes resultados y que fue un perfecto embajador del deporte jiennense en las pruebas en las que tomó parte. Jesús participó en numerosas carreras tanto de ámbito andaluz como nacional, como en vueltas a Málaga, Cádiz o la Ruta del Olivo en Jaén, con una buena actuación en los campeonatos nacionales de montaña en Navía (Asturias). Después de varias temporadas como corredor de elite pasó a ser director deportivo del equipo ciclista Yoplait de Sevilla, en el que estuvo unos cinco años cosechando infinidad de triunfos destacados. Posteriormente, y por motivos de trabajo como de salud, se desvinculó unos años del ciclismo hasta el año 2000, en el que volvió a montar de nuevo en su bicicleta en la categoría de veterano participando en los diferentes equipos andaluces que ha militado, como Desguace Castro y el Mariscos Castellar, con el que se impuso en infinidad de carreras, así como en la Copa de Andalucía y en el Campeonato de Andalucía. El día 19 de diciembre nos dejó físicamente, pero su recuerdo lo tenemos siempre cuando montamos en bicicleta y nos entrenamos por las carreteras de la provincia. Jesús nunca nos abandonará. Seguirá animando a los jóvenes y a los veteranos. Vibrará con los éxitos de Javier Moreno en el Movistar y nos dará ánimos cuando el trazado se empine. La marcha de homenaje del día 26 de diciembre fue un claro ejemplo de lo que te quería la gente, porque no faltó casi nadie a una cita que era obligada. Esa cruz en el Oasis nos marcará el camino a seguir. Ahora, Jesús, tienes que prepararte a fondo porque la Vuelta a Andalucía comienza hoy en San Fernando y el día 23 llegará a la provincia, con salida en Jaén y meta en La Guardia, nada menos que con un puerto de tercera categoría. Se me olvidaba decirte que compiten Javier Moreno y Pablo Lechuga, que van a estar con Alejandro Valverde, Óscar Freire, Samuel Sánchez y Denis Menchov, las figuras del ciclismo nacional e internacional que le darán prestigio y color a nuestra carrera durante cinco inolvidables días. Te esperamos en la carpa que instalará la Federación Andaluza de Ciclismo. Sé que no faltarás a la cita con el espectáculo de la serpiente multicolor, amigo Jesús.
Por Mario Fernández y José Alberto Jiménez
(Federación Andaluza de Ciclismo en Jaén)
Natalia Parra González de Puente de Génave
A mi madre, Natalia
Te has ido de mi lado,
mi corazón se ha desgarrado,
por tan repentina despedida.
En ángel te has convertido
velando por nosotros estás,
aguardando que se cumpla la cita
para reunirnos en la eternidad.
Sin embargo todavía no puedo
creer que te hayas ido.
Auisiera ahora poderte abrazar, besar…
Te busco, te llamo y no te encuentro,
dime… ¿dime cómo me he de consolar?
Tu amor incalculable
mis faltas me pasó
porque el querer de una madre,
ese no tiene comparación.
Sé que en cielo estás,
al lado de Dios has de estar,
aguardaré paciente el día
que nos volvamos a encontrar.
Entonces será para siempre.
Nada ni nadie nos podrá separar.
No temeré cuando llegue mi momento
pues tu presencia me conformará.
Me esforzaré por ganar el cielo
para no perderte nunca más.
Mientras tanto, guía mis pasos.
Ilumíname, enséñame el camino,
que tu presencia me rodee siempre
hasta que se cumpla mi destino.
Fuiste una gran esposa y muy buena madre. Tu corazón ha sido tan grande que lo has dado todo sin esperar nada a cambio. Tu esposo Juanjo y tu hija Natalia jamás te olvidaran. Descansa en paz.
Por Juanjo y Natalia.
Dulce Herrera Gámez de Mancha Real
A la memoria de mi madre
Estas palabras nunca hubiera pensado escribirlas tan temprano, pero así ha tenido que ser. Esto será un pequeño homenaje a la mejor madre del mundo. Para que a todos aquellos a quienes les llegue este párrafo puedan saber un poco de ti y las personas que tuvimos la fortuna de conocerte volvamos a recordarte, otra vez más.
Te fuiste en silencio, como solías estar, tranquila, sin que nada lo hiciera presagiar. Tras la insignificante intervención. Ansiabas el alta para volver a tus quehaceres diarios, a disfrutar de los tuyos, pero, de repente, como al que se le ahoga una ilusión, todo se volvió negro, todo terminó. Solo contabas 63 años y toda una vida por delante. Ahora me has dejado un gran vacío, pero me dejas la dicha de haberte tenido como madre. Solo pensabas en tus hijos y en los tuyos, en conseguir labrarle un buen futuro y lo has conseguido, pensabas en vivir, vivir disfrutando en cada momento de todas las personas que te rodeaban y de tus dos maravillosos nietos, Diego y Celia, pero no ha podido ser.
A pesar de lo aterrador que te suponía escuchar cualquier tema relacionado con la muerte, esta vez se podía escribir con letras mayúsculas. En tu funeral, el templo parroquial estaba repleto. Todas las personas escuchábamos atónitos las palabras del párroco, que hablaba de ti, y de la forma tan cobarde de presentarse la muerte, silenciosa, inesperada. Quizás era la que tú habías elegido. También te describió tal como eras, humilde, humilde de corazón, justo las personas que Dios quiere para estar rodeado, porque son las únicas que a Él le valen. Ahora yo sé que estarás en ese lugar que te corresponde, junto a tu mamá, la que se marchó igual que tú, la que tanto queríamos, y el abuelo al que, por desgracia, poco disfrutaste. Va por ti, mamá. Te quiso, te quiere y te querrá.
Por tu hija
Paqui Padilla Herrera.
ANA DE LA CHICA SERRANO de Jaén
Lo que ni la muerte ni el tiempo borrarán
Mi querida Ana y esposa del alma. Te marchaste en una soleada pero fría mañana del 8 de enero. Tu todavía joven corazón dejó de latir después de sobrellevar a sus espaldas una larga y maldita enfermedad. No pudiste aguantar más tantos tormentos y sufrimientos que ella te dejó en tu bendito cuerpo y que muchos de ellos supiste guardártelos para no preocuparnos más de lo que estábamos. La enfermedad por la que tanto luchaste desde agosto de 2010, y que creíamos ya acabada, siguió corroyendo tus entrañas hasta dejarte fría e inerte en la cama del hospital. Nuestros corazones que estaban ya acostumbrados a latir juntos tuvieron que despedirse y separarse irremediablemente ese maldito día. Al mío, ya solo y desgarrado por el dolor, le está costando seguir funcionando sin el tuyo a su lado. Créeme, que si no fuese porque te prometí que iba a cuidar a nuestro hijo y que lo iba a hacer un hombre de bien y de provecho, me iría contigo al lugar donde ahora te encuentras; a ese idílico lugar donde el mismísimo Dios tiene que estar maravillado y aprendiendo de tu generosidad, valentía y buen hacer en esta vida que poco has disfrutado.
Luchadora por defecto y por convicción, has sabido echarle agallas a tu enfermedad. Te dedicaste en cuerpo y alma a preparar la Primera Comunión de nuestro hijo, a pesar de los terribles efectos secundarios que las sesiones de “quimio” dejaba marcados en tu cuerpo.
Como maestra que eras —de niños y de corazones—, nos has dejado una lección imborrable para todos nosotros, que hemos tenido la suerte de conocerte y de cuidarte y que no somos capaces de llegarte ni a tus talones. Siempre nos decías que, ante la adversidad, solo cabía la positividad; ante la enfermedad, la esperanza.
Nos has enseñado las lecciones y valores más importantes que una persona tiene que tener en esta vida: que hay que luchar duro para conseguir algo y que nada te dan sin un esfuerzo y plena dedicación.
Te fuiste en el momento más maravilloso de nuestras vidas y cuando los tres teníamos muchos proyectos en común: la construcción de nuestra nueva casa en el campo, tu destino docente en Jaén en el colegio de nuestro amado hijo, que, por fin, habías conseguido el derecho que tu empresa siempre te había negado tantos años atrás: el estar junto a nosotros para dedicarte en cuerpo y alma a nuestro cuidado.
Ni la muerte, —esa horrorosa antítesis de la vida—, ni el tiempo —que dicen algunos que todo lo acaba olvidando—, borrarán jamás nuestro pasado ni mis inolvidables vivencias junto a ti. Nuestro hijo y benjamín de la casa seguirá aprendiendo de tus magistrales lecciones de amor que, desde el Cielo, le seguirás inculcando y que se transformará con el paso del tiempo en un hombre semejante a ti en valentía, coraje, lucha y admiración.
Hasta luego tesoro, primor, maestra de vocación, maestra de valores, maestra de corazón. No digo adiós porque estoy seguro de que nos volveremos a ver. Déjame, al menos, un rinconcito justo a tu lado para cuando mi corazón algún día se vuelva torpe, se niegue a latir más y quiera regresar de nuevo junto al tuyo, junto al precioso nido de amor que tú le construiste en un pasado, pero bello día de San Valentín.
Por Justo Ángel Carrasco Marcos.
Elisa Alcalá Marín de Lopera
“La primera mujer concejal en Lopera”
Mujer de grandes dotes de sensibilidad, algo que llegó a desarrollar a lo largo de su dilatada vida ejerciendo como telegrafista, título que obtuvo por oposición en el año 1915. Fue la primera mujer concejal en el Ayuntamiento de Lopera, durante los años 1926-1929, por el partido Unión Patriótica. Mantuvo una gran amistad con el sacerdote de Arjona, don Basilio Martínez Ramos, con el que se carteaba en verso.
A ella también le debe el pueblo de Lopera que conservara durante toda la Guerra Civil la vieja imagen de la Virgen de la Cabeza en terracota que sus antepasados descubrieron en una zanja junto al castillo de la Orden de Calatrava. Tras la contienda, dejó su impronta reflejada en varios artículos publicados en los programas de Feria de los Cristos, siendo la primera mujer que escribió en este espacio.
A partir de los años 40, y hasta casi su muerte, fue la directora del Cuadro Artístico de Lopera. Representaron varias obras de teatro, entre ellas, “Manda tu madre a Sevilla”, “La del manojo de rosas”, “El Centenario” y, “El Genio alegre”. Y no solo en Lopera, sino también en otros puntos de las provincias de Jaén y Córdoba. Además, destacó esta loperana de profundas raíces religiosas en el mundo culinario y dejó para la historia un libreto de su puño y letra en el que aparecen recogidas algunas recetas de repostería de la cocina tradicional loperana y que sirvió para la publicación del libro “Aproximación a la cocina popular loperana”.
En definitiva, fue una mujer de su tiempo que supo adaptarse a todo tipo de cuestiones políticas, sociales y culturales.
Por José Luis Pantoja.