Happiness.-El secundario que sabía emocionar
Por Nuria López Priego
Cierto. Ni esta es la sección dominical que el periódico dedica a las necrológicas, ni el protagonista de estas líneas vivía en la provincia, pero la muerte de un grande de la interpretación como Philip Seymour Hoffman 'fundamenta sobradamente' —como argumentarían los leguleyos— el humilde homenaje de esta Reserva de Cine.

Cierto. Ni esta es la sección dominical que el periódico dedica a las necrológicas, ni el protagonista de estas líneas vivía en la provincia, pero la muerte de un grande de la interpretación como Philip Seymour Hoffman 'fundamenta sobradamente' —como argumentarían los leguleyos— el humilde homenaje de esta Reserva de Cine.
Consagrado secundario, pero protagonista indiscutible incluso cuando el papel apenas le exigía un baile con la “niña bonita” de los Juegos del Hambre y cuatro escenas para contribuir al despiste, el actor estadounidense, que, el domingo, fue hallado muerto en su apartamento de Manhattan debido a una aparente sobredosis de heroína, tenía el poder de cautivar al espectador en cualquier rol que se le asignara. De la misma forma que sabía provocar la piedad del público, su confianza y su cariño en películas como La duda (2008, John Patrick Shanley) era capaz de despertar rechazo y asco con personajes como los de Antes que el diablo sepa que has muerto (2007, Sidney Lumet) o su interpretación del mejor Truman Capote que se ha llevado al cine, en la película homónima de Bennet Miller, de 2005, y que le valió el único Oscar del puñado de veces que fue nominado. Philip Seymour Hoffman tenía el magnetismo que Konstantin Stanislavski exigía a los actores que acudían a su escuela para aprender su famoso método de interpretación. Como a los indómitos Marlon Brando o James Dean, le sobraba talento, naturalidad para convencer y poseía la versatilidad del camaleón. Esa capacidad de adaptación que hizo inolvidable su papel en una de las tragicomedias más grotescas y sórdidas que se han escrito y filmado sobre la vida americana y una ciudadanía desesperada: Happiness, de Todd Solondz. Un año antes de que American Beauty conquistara a las audiencias de medio mundo, Solondz sobrecogió con esta cinta independiente que adelantaba algunas tramas personales de la película de Sam Mendes y que, saltándose los círculos comerciales, no dejó indiferente a nadie. 15 años después de su estreno, verla de nuevo o por primera vez es el mejor homenaje que se puede hacer a uno de los mejores actores que ha dado Hollywood en las dos últimas décadas.
Happiness
EE UU - Año: 1998 - Director: Todd Solondz
Protagonistas:Jane Adams, Lara Flynn Boyle, Philip Seymour Hoffman