Hacienda asegura que los ayuntamientos pagarán a sus proveedores

Desde Jaén. Por el mes de abril, el Gobierno y Hacienda aseguraban el pago de ayuntamientos a proveedores. El dinero estará en manos de las familias y pequeños empresarios para estimular la economía a través de las PYMES, motor de la economía española. (“El Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas ha garantizado el pago a los proveedores de las facturas pendientes de cobro que tienen los ayuntamientos, hasta el punto de que descontará a los municipios con deudas su financiación proveniente de la Participación en los Ingresos del Estado (PIE) en caso de ser necesario”).

    23 jun 2012 / 09:21 H.

    Una vez más, oímos la noticia frente al televisor o leyendo la Prensa. Nos quedamos convencidos y aplaudimos la medida. Se graba en nuestra mente y en nuestra retina las sonrisas de los políticos que lanzan la noticia, acompañada de bombos y platillos, flashes y nubes de micrófonos de todas las cadenas y medios de comunicación. A la vez anuncian la enésima reforma del sistema financiero, como la ya, por fin descubierta receta magistral, medicamento infalible, que atacará el maligno virus, causa de la interminable infección que mina, día tras día las ya, casi gangrenadas esperanzas. La primera empresa que va a cobrar sus ancestrales deudas, se encuentra con sus cuentas embargadas por Hacienda, pues una de las deudas a las que tiene que hacer frente (no podía pagar porque las corporaciones locales no le pagaban), resulta ser la misma Hacienda. Con lo que resulta que, no cobra porque se lo vuelve a llevar Hacienda, con los intereses de demora incluidos. Hacienda que no se pone en la cola, como los demás acreedores, respetando las “leyes concursales” y los vencimientos “legales”. Vamos, que mejor hubiera sido quedarse de primeras con el dinero y ahorrarse todo el aparato publicitario de “los ayuntamientos van a pagar a sus proveedores”.
    Ni Hacienda respeta las leyes, ni el Gobierno se aclara con las reformas. Es imposible hacer enmiendas, porque las leyes vienen de Alemania en alemán. Las traducen con el primer traductor de internet que encuentran a mano (no las entiende nadie). Las aprueban por mayoría, deprisa y corriendo en las Cámaras; y Su Majestad las firma, sin saber si se trata de comisiones de su yerno o subvenciones para sus Fundaciones. “A buen entendedor, pocas palabras”.
    Óscar Pérez González