Hable con ellas

En el arranque de la campaña electoral más abierta de la historia de la democracia, el CIS coloca contra las cuerdas al PSOE de Pedro Sánchez, porque en nuestra tierra andaluza la macroencuesta van por otros derroteros. Pero no vamos a hablar del 20-D, sino de hacer política con mayúsculas con Abengoa.

04 dic 2015 / 14:38 H.

En medio de la gigantesca crisis de la empresa sevillana, la presidenta Susana Díaz, con solvencia orgánica demostrada, tiene la oportunidad de ir más allá de las palabras, saltar al mundo real, y ganar por la mano a su compañero de Madrid. Poniendo alfombra roja a su salto a la capital. Ahora que se abre un plazo de cuatro meses para renegociar la situación con las entidades acreedoras, es la hora de que la socialista con más prestigio hoy por hoy entre los suyos, y mando en plaza, piense en gestores resolutivos* y con capacidad de diálogo para resolver la patata caliente, igual que hizo el gallego Núñez Feijóo en su día con Pescanova (5.000 millones de euros de pasivo y ya a flote) y le valiera claramente la medalla de sucesor de Rajoy.

No es fácil, hasta ahí llegamos. Pero la presidenta de todos los andaluces puede marcarse el reto (y la gran baza) de evitar el mayor concurso de acreedores España, por delante incluso del sonado Martinsa Fadesa. ¿Y cómo? Que se mire en el espejo del otro político, ¡qué más da que sea de otro partido! No se trata de siglas, es cuestión de solucionar los problemas de la gente y Abengoa da de comer a 25.000 personas en todo el mundo.

La compañía sevillana puede salvarse con la misma inteligencia negociadora, porque es obvio que no puede esperarse una participación pública. Sí es clave, como dijo el ministro De Guindos, conocer la situación financiera real. En la misma línea que la Junta, después de dejar claro el consejero de Economía y Conocimiento, Antonio Ramírez de Arellano, que "no está en duda ni el modelo tecnológico y exportador de conocimiento de Abengoa, ni su viabilidad, sino su situación financiera".

Es la oportunidad de Susana Díaz de tomar las riendas de verdad. No es cosa de un partido o de otro. Está en juego defender la marca España y, por ende, el honor andaluz, si me apuran. Con gestoras resolutivas como las jiennenses Mar Moreno o Elena Víboras. Que hable con ellas. Y ellas con él.

 

 

ALGUNOS DATOS PARA EMPEZAR A ENTENDER

El gigante andaluz de las renovables, con 25.000 empleos en todo el mundo, presenta preconcurso de acreedores. Abengoa se encuentra al borde del precipicio, después de la fallida negociación con la filial de Gestamp (conocida por los jiennenses por estar pendiente de instalarse en el solar que dejó Holcim en Torredonjimeno, pero esa es otra historia que otro día será contada).

El 9 de noviembre se daba por hecho que Gonvarri Corporación Financiera, perteneciente al grupo Gonvarri Steel Industries, a su vez filial del grupo industrial vasco Gestamp, acudiría al rescate de Abengoa, con una inyección de 350 millones de euros. Así se convertiría en el primer accionista, con el 28% del capital. Inversión Corporativa, herramienta a través de la que la familia Benjumea controla el 56% del capital de Abengoa, se diluiría por debajo de la participación de Gestamp. La idea era sacar adelante una ampliación de capital total de 650 millones de euros, clave para sanear la empresa.

Pero, como ya explicó Abengoa a la CNMV, el acuerdo estaba sujeto a “determinadas condiciones”, entre ellas, “el mantenimiento del aseguramiento de la ampliación de capital por parte de las entidades aseguradoras anunciado con recha de 24 de septiembre de 2015” y la suscripción “de un importante paquete de apoyo financiero a favor de la sociedad por un conjunto de entidades financieras nacionales y extranjeras”. Finalmente, los bancos dieron marcha atrás y no hubo acuerdo, lo que abocó a Abengoa a presentar el preconcurso de acreedores.

Ahora, la empresa inicia, un proceso de despidos de trabajadores, llamados eufemísticamente “proceso de ajustes continuados”, como parte de su plan de reestructuración, mientras exdirectivos se llevaron alrededor de 25 millones de euros en finiquitos por lo bien que gestionaron Abengoa. Clama al cielo.