18 jun 2014 / 22:00 H.
Lo que les voy a contar es un hecho verídico. Un aciago día en mi singladura como estudiante de bachillerato (que sin embargo ahora recuerdo con indulgente añoranza) fui sacado a la palestra y requerido por el profesor de historia a exponer mis conocimientos sobre la lección que correspondía del temario. Pueden por lógica intuir, que si he tachado de infeliz aquella jornada, es porque me hallaba casi completamente yermo de la sapiencia que de mi se pretendía. Observando mi mutismo, el profesor con cierta benevolencia y para no matarme con un cero humillante, me indicó que podía hablarle del rey Carlos I y que enumerase algunos de sus sucesores, de los que se había tratado en clases recientes. Conteste algo farragoso e inconexo sobre el citado monarca y después recordando vagamente que venían muchos “felipes”, comencé a engarzar “felipes” como un poseso en perfecto orden numeral, I, II, III, IV, V, y podría asegurar que el profesor oyente me paró en el VI, y el profesor siguió ya con toda la mofa: Claro, y VII, VIII, IX, X, y ancha es Castilla, circunstancia que movió a la risa y escarnio generalizado de los demás bachilleres allí presentes. Ni que decir tiene que en todos los recreos de aquel curso fui moteado como “Felipito Tacatun”, un famoso humorista de aquellos tiempos, amén de obtener la calificación para mi depauperado expediente de un uno real, mayestático y monárquico. Achaco pues, a este hecho luctuoso y otras causas exógenas, mi elemental condición de infante republicano. Cierto es también, que por aquellos años del tardofranquismo no se trataba en las aulas el tema de las constituciones o las repúblicas, porque si me hubiesen informado, en iguales circunstancias, posiblemente yo estaría enumerando incluso la undécima República. No obstante me congratulo, de que la historia de alguna manera y de pura chiripa me de la razón. No soy muy de cantar sevillanas, pero recuerdo una que dice: “Niña, si tu madre quiere un rey, la baraja tiene cuatro”. Pues aquí que somos tan fulleros se ve que nos barajamos con muchos más.