Había una vez

Había una vez un país en el que no existía la corrupción, en el que los políticos eran fieles y estaban confesados, donde la gente confiaba en ellos y sus decisiones eran acertadas.

    20 jul 2014 / 22:00 H.

    Había una vez un grupo de personas trasparentes que creían en las buenas propuestas y en las buenas soluciones, unas personas que aunque trabajaban de cara al público les importaba que se pudiese estropear todo y tener que dar explicaciones y malas noticias. Eran personas que vivían por y para su trabajo, porque lo que les movía era desarrollar un cargo que era su verdadera vocación, en el que sabían por y para qué luchaban. Donde se machacaban por conseguir una buena respuesta del público y donde lo que decía el resto era muy importante para el desarrollo de sus campañas. Había una vez un lugar en el que desde nunca se había permitido llegar al punto de encender el telediario y que todo lo que apareciese fuesen noticias de corrupción y polémicas con los políticos. Se trataba de un lugar en el que la gente era fiel a su palabra y no buscaba lo que buscan ahora muchos de ellos. Un lugar donde, en vez de planear todo tipo de fraudes fiscales, buscaban el apoyo del ciudadano. Donde no luchaban por un voto, sino que realmente buscaban poder contar con la persona y terminaban consiguiéndolo merecidamente. Era un lugar respetado.


    Trinidad Mayo Nogal / Jaén