Ha llegado el circo

Estos días plácidos de otoño son los más apropiados para solazarse dialogando con los amigos a la hora del aperitivo, mientras se comparte el tibio sol, los sentires y pesares, las aficiones e incluso la fobias, al tiempo que paladeamos con fruición una copita bien acompañada con un platito de aceitunas de cornezuelo. Puede que encontremos motivos más que suficientes para disfrutar de todo ello mientras contemplamos el renovado ardor con que los viejos titiriteros, los repetidos payasos, los nuevos saltimbanquis y algún que otro aprendiz de trilero, se afanan en el montaje de la gastada carpa de ese circo de las falsas promesas con el que, con gran desparpajo y de forma harto más que desahogada, prometen amenizarnos la vida y mejorar todos los males de manera definitiva a cambio de que les otorguemos una vez más nuestra confianza.

    05 nov 2015 / 11:13 H.

    Dicen que aquí no ha sucedido nada que no tenga arreglo en la nueva temporada, que ha llegado el tiempo de pasar página y dejar en el olvido los muchos atropellos cometidos a lo largo de los últimos treinta años, pero ya vamos siendo algo menos cándidos que antaño y no podemos dejar de traer a la memoria alguno de los innumerables tejemanejes con que nos han obsequiado tirios y troyanos. Sí, a golpe de decepciones nos hemos vuelto escépticos y la mayoría de nosotros no estamos dispuestos a seguir comulgando con ruedas de molino y hacer como si no hubiese pasado nada. Por desgracia para nosotros, han pasado demasiadas cosas, muchos escándalos y corruptelas han salido a la luz sin que ninguno de ellos haya sido debidamente sancionado, poco se han ocupado esos artistas de la pista en construir para el futuro y ahora cuando intentan deslumbrarnos con sus embelecos una vez más, el circo se les cae encima. Lo peor de todo es que todos nosotros seremos las primeras víctimas de ese desaguisado. A causa de todos sus errores (hay que ser benévolos al calificar) tantas veces consentidos, estamos con el agua al cuello y con el entramado a punto de colapsar. Pero ellos también  lo tienen muy crudo, y más ahora que hemos decidido cambiar y apostar por otros espectáculos, donde parece que hay algo más de frescura, el elenco es más joven y sobre todo menos desprestigiado.
    Francisco Casas