Guerra contra la bacteria asesina del olivar

Los olivareros jiennenses pelean contra un enemigo que ni siquiera está. Se llama Xylella Fastidiosa y es una bacteria letal para el cultivo. Si llega, todos los árboles que se contagien morirán sin remedio alguno, ya que no existe cura. Hasta el momento, el daño se lo hacía a muchos pobres campesinos de Centroamérica, que veían cómo sus siembras de café se secaban cuando se infectaban con este microorganismo.

02 jun 2015 / 09:24 H.

Sin embargo, “escondida” en unas plantas de café para decoración —posiblemente se vendieron en un gran centro comercial— entró en Europa. El olivar italiano ha sido su primera víctima. Olivareros del sur tienen fincas en “cuarentena”, cordones de seguridad para evitar que avance a sus anchas y cultivos que ya dan por perdidos. La Unión Europea ya ha activado un protocolo después de analizar el problema en Italia y constatar un brote —que se cortó con rapidez— en Francia. No obstante, aquí en Jaén se está con los “ojos bien abiertos”.
La consejera de Agricultura, Elena Víboras, presentó en Jaén, el pasado 27 de abril, un plan especial de vigilancia que va más allá de las medidas de control impuestas por la Unión Europea. Bruselas acordó controlar la entrada de plantas de otros países y establecer un plan de seguimiento entre los países miembros. No obstante, la “maquinaria” de la Consejería de Agricultura es mucho más “pesada” y se ha puesto a funcionar. El controles se multiplican por los viveros jiennenses y se muestrean fincas. De hecho, existen olivareros que se han puesto en contacto con la Consejería de Agricultura porque han tenido sospechas de que la Xylella Fastidiosa haya entrado en Jaén y “anidara” en su olivar. Por fortuna, todos los análisis que se han realizado han resultado negativos. No hay rastro de la bacteria y las dudas que se han suscitado no han sido más que una confusión entre la Xylella Fastidiosa y el Verticilium, otro microorganismo letal para el cultivo para el que tampoco existe cura —por el momento—, aunque con el que los olivareros están más acostumbrados a lidiar.
El delegado de Agricultura, Sebastián Quirós, se mueve por la delgada línea de mantener la tensión y la vigilancia en el campo para que cualquier sospecha se comunique y, a la par, controlar los nervios para que no surja una psicosis injustificada, ya que la bacteria existe desde hace mucho tiempo en América y nunca se ha tenido en cuenta en el “mar de olivos” jiennense. “Les pido a las organizaciones agrarias, cooperativas, fábricas y agricultores que sean nuestros ojos. Y si tienen alguna duda, que nos llamen. Estamos en alerta, pero sin psicosis”, afirma. Asimismo, pide que se informe de viveros “clandestinos” para acudir a visitarlos, ya que el mayor riesgo está en las plantas que llegan sin certificado de procedencia o, dicho de otro modo, que se mueven por un mercado que no está a la luz.
Por el momento, la Junta ha visitado 37 viveros de plantas —de todo tipo—, aunque tiene previsto acudir a 62. También ha rastreado los 11 centros de venta de olivos, al igual que ha analizado 9 fincas. El plan preveía algunas menos, pero las llamadas de aviso han ampliado el rastreo. El laboratorio ha hecho todos los análisis y, por el momento, no hay rastro de la bacteria. Pero la vigilancia se mantiene.