09 sep 2014 / 10:09 H.
Las lesiones han obligado al “Gordito” Buendía a tomar la decisión más difícil de su vida: colgar los guantes de boxeo que tantas noches de gloria le han dado. El cuadrilátero llora la despedida de este jiennense de 36 años que ha dedicado toda su vida a este deporte. Nadie podía pensar que Raúl se diera por vencido antes de contar diez. Y es que hasta el mes de junio se encontraba preparando el asalto al Campeonato de España de peso medio. Sus lesiones crónicas de espalda y cadera le asestaron el revés más duro de su carrera, dejándolo en el suelo sin fuerza para poder levantarse. Su trayectoria es intachable. Buendía se despide de este deporte como número tres del ranking nacional del peso medio con un récord profesional de ocho victorias, una derrota y dos nulos. El 16 de junio de 2012 se alzó con la corona de campeón de España profesional de peso supermedio, el mayor logro de su carrera. Este boxeador, que comenzó a asestar los primeros golpes en el barrio de Vallecas, apareció en el boxeo como un directo al rostro. Raúl Buendía, mediante una carta despedida, reconoce que el mayor dolor de su carrera no lo produjo un derechazo, ni ningún KO en combate, el sabor más agridulce de su vida fue ver cómo Miguel Sánchez Galán, el “maestro” que lo vio crecer en este deporte, lo abandonó antes de tiempo por culpa de una enfermedad. Esta trágica noticia le impidió disfrutar de la cosecha de éxitos que Raúl recogía. “Miguel Sánchez me inoculó en mí un virus llamado boxeo, que ha llegado a gobernar toda mi vida”. En esta carta, también hace referencia a la afición jiennense que tanto “cariño y apoyo ha demostrado” y al Ayuntamiento de la capital “por su apoyo entre bambalinas”. Sus 36 años de edad no se pueden entender sin el boxeo, ni sin su hermano Jesús, que fue el encargado de convertirse en esa voz crítica que uno siempre necesita. Siempre es difícil despedir a los campeones, y en esta ocasión aún más porque deja la sensación de que el “Gordito” Buendía tenía por delante muchas noches de éxito sobre el ring. Pero la despedida no es completa, reconoce que seguirá ligado al club de su vida. El Club Deportivo Cuadrilátero, tendrá la suerte de seguir ligado a él. “Son una inmensa familia que me emocionan con tan solo pensar en ellos. Hemos construido juntos esta llama que nació como una chispa y solo deseo que se convierta en un gran incendio”. La nueva generación de boxeadores tendrán el mejor reflejo en este campeón, que se hizo hueco en el panorama nacional con mucho esfuerzo, lucha y sudor sobre el cuadrilatero.