Gritemos

'La palabra más soez y la carta más grosera son mejores, más educadas, que el silencio'; Nietzsche. Por duras que sean nuestras manifestaciones, hagámoslas, hoy por hoy se hacen necesarias e imprescindibles. Alcemos nuestra voz de forma contundente, firme, atronadora.

    22 ago 2011 / 09:05 H.

    Salgamos a la calle, a los medios, a las calles y plazas, gritemos mucho más alto que los mercados, que los políticos, que las bolsas, que los banqueros. Hagamos que nuestra voz sea música acompasada y deje en meros ruidos inaudibles a todos aquellos que solo hablan para llevarnos al extremo de averno.  Si hay que serlo, seamos groseros para decirles a todos estos que se creen prohombres, genios de la economía especulativa y voraz, que nuestra voluntad es más sana que  sus chantajes y mentiras, que la grosería siempre tendrá más razones que las emanadas de discursos pretenciosamente bonitos, aparentemente bien articulados, y que solo buscan mantenernos inmóviles y distraídos. Usemos nuestra pacífica movilización contra la violencia que usan los especuladores financieros, esa que no mata pero ahoga lenta e implacablemente a miles de seres humanos a diario. Dejemos de estar atemorizados por ellos y hagamos que nuestra movilización se convierta en su miedo. Hagamos caso a Nietzsche. No permitamos que nuestro silencio se malinterprete y lo confundan con comodidad y apatía. Nuestro silencio será su triunfo así que vamos a gritar todos a la vez. Las personas están por encima de mercados, bancos, intereses financieros y políticos de medio pelo. La verdad por encima de la mentira, la valentía por encima de la cobardía. Los mercados y los políticos han de saber que están para servir al pueblo y no para servirse de él.
    Manuel Pérez Perálvarez es agente ferroviario