Gracias, señor presidente, muchas gracias
España ha despedido con todos los honores al presidente que trajo la democracia a este país y sembró con la semilla del consenso el mayor y más dilatado tiempo de paz y libertad jamás vivido. Suárez ha sido ejemplo de todo, también de marcharse cuando lo creyó oportuno por el bien de la sociedad española.

Sí, dimitió y se marchó a su casa, conjugación verbal nada en uso en este tiempo, lo que demuestra por todo y con todo que fue un político ejemplar, cuya memoria ha trascendido generaciones. Nuestros padres vivieron la dictadura y se encomendaron a la democracia como clavo ardiendo con el que superar las dos Españas, quienes despertamos a la vida cuando el presidente Suárez engarzaba la Constitución celebramos como invitados tan fenomenal banquete de libertades y después, nuestros hijos, como herederos de ese tiempo difícil, nunca jamás conocerán el otro tiempo de oscuridad.
Adolfo Suárez González, a quien la vida le arrebató la memoria de la forma más cruel, en propia vida y a través del alzhéimer, nunca será olvidado. Nadie en España que vivió en esos momentos deja de recordar cuanto hizo por traer el bien común, nadie que se interese por la historia colectiva de este país podrá nunca dejar de aplaudir a quien contra todo y contra todos deshizo el viejo régimen y trajo para siempre la democracia. Sí, junto con el Rey, como los monárquicos se encargan de subrayar ahora, por supuesto que sí, pero conste también que el riesgo para Juan Carlos I fue mínimo, por eso cayó Suárez días antes del 23-F, en medio del abatimiento y la desconsideración, no solo política. Ahí se la jugó entonces el Rey, contra los golpistas, y por eso también lo tenemos en alta estima a él, mucho menos a sus consecuencias. Pero vuelvo al presidente del Gobierno que provocó la firma de los pactos de Toledo (pensiones), que legalizó todos los partidos políticos (incluido el Comunista) y que dio a España una Constitución en 1978 votada mayoritariamente, a ese grande entre los grandes le hemos rendido homenaje póstumo desde su muerte hace ahora una semana. Unánime ha sido su alabanza al igual que unánime fue su salida de la política porque el partido que creó a su imagen y semejanza, el Centro Democrático y Social, no lo votaba (casi) nadie. Ahora, en su muerte, tras once años apartado de la vida pública por el alzhéimer, emergía poderoso el recuerdo que una sociedad siempre tiene a sus grandes estadistas, a quienes anteponen los intereses de la nación a los meramente personales y a quienes son capaces de tomar las medidas que se necesitan en cada momento sin pensar en las próximas elecciones. Adolfo Suárez descansa en paz y España camina por la senda clara de una democracia que, aunque ungida de crisis y desesperanza, sabe reconocer a quienes nos permitieron recuperar la dignidad como pueblo. Así de grande fue nuestro primer presidente, Suárez.
Muy personal
Ralph Emerson, poeta y pensador norteamericano: “El éxito consiste en obtener lo que se desea, la felicidad en disfrutar lo que se obtiene”.
La felicidad mueve montañas, a por ella.
Felipe García, director técnico Hivitae: “La sede social estará en Jaén y dará trabajo, directa e indirectamente, a 20 personas”.
De nuestra tierra al mundo entero, ¡bien!
Virginia López, profesora de la UJA: “La Prensa es una fuente privilegiada para conocer nuestro pasado”.
Ganadora del Premio Cronista Cazabán por su trabajo del Jaén del siglo XIX.
Adivina...
¿A quién daban todos por defenestrado en El Vaticano siendo de Jaén y un año después de la llegada del nuevo Papa todo sigue en su sitio?
...Adivinanza
¿Qué organizaciones se miran en el espejo de la Cámara de Comercio de Jaén tras el porrazo en la mesa de la Junta y el motín de los trabajadores?