Gracias, señor Martínez

 Gracias Manuel por haber hecho posible con su buen hacer, empuje y tesón estos módulos de respeto, con los cuales no podríamos soñar y donde la forma de estar en prisión cambia considerablemente. Donde el respeto, convivencia, comportamiento cívico y otros muchos valores sociales y humanos están presentes en nuestros actos. Gracias Manuel por advertirnos en su carta de despedida a los internos de los módulos de respeto, que no caigamos en triunfalismos ni relajaciones. En eso estamos y creemos que la semilla está plantada y nosotros debemos hacer que esa semilla siga germinando y perdure, porque es un bien para los que estamos aquí y será un bien para los que por desgracia vendrán a esta prisión y decidan incorporarse a esta forma de vida. Gracias Manuel por la cercanía que ha mantenido con nosotros, por escucharnos cada vez que se lo hemos solicitado y por el calor que nos ha transmitido en los momentos que nos ha atendido, siempre tratando de solucionar nuestros problemas. Gracias Manuel por habernos dado la oportunidad de poder adquirir hábitos, valores, actitudes y todo lo que nos puede formar como personas y eliminar la subcultura carcelaria que tanto marca a los presos, con el fin de que la reinserción a la sociedad se produzca y no tengamos que volver jamás. Seguro que esto sería el mayor agradecimiento que podríamos manifestarle. Y para terminar le diremos, gracias por todo y que la vida le depare el bienestar correspondiente y más, por el bien que nos ha hecho.