Gracias, enfermera Teresa

A pesar de que algunos se empecinen en acumular riqueza de forma legal o ilegal como camino a la felicidad, lo único que consiguen es una cuota mayor de poder o la compra de voluntades, pero en muy pocos casos alcanzaran el reconocimiento social, siendo este el mayor de los pagos que puede recibir una persona. La crisis que estamos sufriendo por culpa del contagio de ébola de la auxiliar de clínica Teresa Romero ha puesto de manifiesto el reconocimiento social que tiene los profesionales del sistema de salud público. Se han realizado críticas al protocolo de actuación ante el ébola y su puesta en práctica, a la prepotencia y a la falta de asunción de responsabilidades de las autoridades políticas ante el fallo del mismo, al desprecio de algunas autoridades a los profesionales sanitarios.

    24 oct 2014 / 08:42 H.

    Pero nunca se ha puesto en cuestión, por parte de la sociedad, a los profesionales sanitarios, salvo algunos medios de comunicación que han intentado proteger a cualquier precio a los políticos que comulgan con sus ideas, pero ante la respuesta de la sociedad se han sosegado. El reconocimiento se ha conseguido gracias a su preparación y a la labor silenciosa, pero eficaz, de los profesionales sanitarios y a su capacidad de sacrificio. Es decir, a personas como Teresa Romero. Espero que el éxito ante el ébola no se lo apropien los que han demostrado su ineficacia. Ha quedado claro que los españoles estamos orgullosos con nuestro sistema público de salud. Espero que esta lectura la hagan también nuestros gobernantes y antes de realizar más recortes o reestructuraciones tengan en cuenta la opinión de los profesionales. Si para algo ha servido la crisis es para poner de manifiesto la diferencia de cualificación ante un problema sanitario de los profesionales sanitarios y los representes políticos al frente del sistema. Sería necesario poner al frente a representantes políticos que además de tener dotes de gestión tengan una preparación sanitaria similar a los profesionales y que trabajen para mantener el prestigio social del sistema público de salud y si fuera posible mejorarlo, y por supuesto, que crea que el eje principal de nuestro sistema de sanidad sea público.