"Gracias a los premios, profesionalmente me dedico a la cartomagia"
La cartomagia, como su nombre deja entrever, es la habilidad de hacer magia con una baraja de cartas y, en eso, el linarense Luis Olmedo Páez es un “crack”. Es tan bueno que es Premio Nacional de Cartomagia, ganó la medalla al mérito en el Congreso Internacional de Londres, el Campeonato Latinoamericano y es Premio del Público. “Ha sido un año maravilloso —comenta— y bastante interesante de trabajo porque no he parado. De hecho, me dedico solo al espectáculo”.

A Luis Olmedo los trucos de magia le fascinaban desde la infancia y los fue aprendiendo de una manera autodidacta a base de leer libros y de perfeccionar la ejecución de forma que el público quedase embelesado. Con el tiempo consiguió ser un quiromago con la suficiente soltura, labia y aplomo como para montar su propio espectáculo. “En esto no hay una formación reglada —explica—. Todo lo que se consigue es a base de esfuerzo y constancia”. En ese aprendizaje es fundamental, no ya la autocrítica, sino la de los compañeros de andadura, la de otros quiromagos. Los profesionales suelen entablar amistad, porque comparten la misma afición y disfrutan hablando de ella.
“Esto es como todo. Hay amigos, compañeros y conocidos. Con la gente que se entabla más amistad nos contamos cosas, eso permite enriquecernos mutuamente”.
En la cartomagia, como en otras profesiones, hay etapas. La primera es de aprendizaje puro y duro, de observar mucho y ver cómo los demás ponen los dedos y manejan las manos. Una vez se tienen las mimbres necesarias, se crean trucos propios. En todo caso, cuando Luis Olmedo hace un truco que no es suyo, intenta darle la vuelta y aportarle su toque personal.
Para ganar un premio nacional o internacional, hay que hilar fino, ya que el jurado valora la técnica, cómo se “vende” el truco, la presentación, la limpieza escénica y de ejecución, entre otros parámetros. Sea como fuere, al linarense los premios le han abierto puertas y su nombre ha empezado a sonar en el mundo de la magia profesional, y como diría Paul Éluard, “hay otros mundos, pero están en este”. Lo bueno que tiene, es que fascina tanto a niños, como a adultos y mayores. Y Luis Olmedo, lo sabe.