Gracias
Maite Lozano González desde Jaén. Lo he escuchado muchas veces durante estos últimos años, un tiempo en que las circunstancias invitan al desánimo y la desesperanza, en que las ilusiones se pierden ante la falta de oportunidades, en que vemos cada día cómo se pierden derechos adquiridos a base de lucha social y del esfuerzo de muchas generaciones anteriores y en que los culpables de esta barbaridad quedan impunes. No servirá de nada, escucho a menudo,
total nadie os va a hacer caso, esto no llegará a ningún sitio y todo seguirá igual. Sin embargo, a pesar de esto, hay gente que cada día se levanta indignada, que no se resigna y que sigue luchando, porque sí, porque creen que es necesario y les da igual que digan que no servirá de nada o que están locos o locas, simplemente no pueden ceder al desánimo ni a la apatía, no se lo permiten sus conciencias, saben que su reivindicación es justa y lo manifiestan en sus actos y no solo en sus palabras. Hace pocos días tuve la suerte de conocer a un grupo de personas valientes que se negaban a aceptar que las cosas eran así y no iban a cambiar. Tomaron la decisión de no quedarse en casa lamentándose e ir andando hasta Bruselas, desde, ni más ni menos, que Córdoba, ahí es nada, para hacerse escuchar, para llevar en sus mochilas las voces de muchas personas que sufren las consecuencias de las políticas de un capitalismo descarnado que las olvida y las margina, que permiten que se queden sin casa, sin trabajo, sin educación, sin sanidad, sin esperanza, en favor de los intereses de las élites financieras y todo esto lo llevan a cabo sin pestañear, sin la menor decencia. Asistimos a una decadencia de los gobernantes de este país que no hace más que aumentar, y en cada noticia, en cada no comparecencia, en cada decisión, se nota su falta de respeto por la ciudadanía. Y mientras ellos y ellas siguen caminando, sin saber dónde dormirán o qué comerán, cómo se les recibirá en cada pueblo, por parte de cada gobierno municipal, aguantando incluso desprecios, aunque encontrando también el ánimo y el apoyo en algunas personas que nos sentimos orgullosas de su coraje. ¿Servirá de algo? Por supuesto, servirá para recordarnos a todos y todas que sí se puede, que no podemos consentir lo que está pasando y que es mejor salir a la calle con la cabeza bien alta y luchar por tu dignidad que quedarse en casa. Gracias Leonor, Ana Belén, Nazareth, Antonio, Richard y Eugenio, de corazón, gracias y ánimo porque sois un ejemplo de coherencia y valor.