Golpes bajos
A estas alturas, no fue una sorpresa la espantada socialista del Pleno que abría la temporada de otoño en el ayuntamiento jaenero. No es la primera vez que los sillones de la oposición se quedan vacíos a mitad de jornada. Sin distinción de siglas e ideologías, todos, hasta los que hoy gobiernan, han tomado las de Villadiego cuando les ha venido en gana. No discuto las razones que puedan llevar a tal inquietud, ni dudo de la incomodidad de sentirse ninguneado porque no te escuchan.
Pero se imaginan qué puede pasarle a un trabajador que abandona su puesto por desavenencias con un compañero, o jefe. Afortunadamente, nuestros políticos, exentos de dilemas laborales, practican otro ejercicio cuando trabajan. Capacitados, se les supone, para llevar las riendas del cargo que sujeten, o para aguantar la vela de la oposición, tienen por encima de todo la virtud de ser espejo de lo que representan. A estas alturas, estamos todos cabreados, sólo hay variaciones en razón del área que cada uno ocupa, y de eso en definitiva es de lo que se trata. Se sabe que ya no hay tiempo para la lírica, pongámonos todos a cazar moscas. Antonio Negrillo