Gerónimo

Desde Porcuna. La costumbre de arrancar las cabelleras tiene un indudable origen mexicano, ya que los mexicanos premiaban con diferentes cantidades dinerarias, según su importancia, las pelambreras de hombres, mujeres y niños apaches.

    25 nov 2012 / 10:23 H.

    Los indios no tardaron en copiar estos bárbaros hábitos, y las masacres fueron realizadas por los estadounidenses, mexicanos y también por los indios, quienes no les fueron a la zaga en esas prácticas. Otra cosa es que la razón política y jurídica asistiera —como así ha sido— a los indios. No es exagerado hablar de genocidio para describir las actuaciones contra los primeros dueños de aquel suelo. Gerónimo utiliza a veces en sus memorias, con todo conocimiento, la expresión “el derecho de mi pueblo”, porque sabe perfectamente que lo tiene. No es de extrañar que los indios de Norteamérica pusieran el grito en el cielo porque el poder estadounidense titulara “Gerónimo” la operación militar que acabó con la vida de Bin Laden. Lluís Bassets ha titulado esta actuación de los Estados Unidos como una ilegalidad irremediable (El País, 8.5.11). Porque, en su opinión, no se podía detener a Bin Laden y ponerlo a disposición de un tribunal. Los costes hubieran sido superiores a los beneficios que Obama ha experimentado. Además, para Bassets la obligación de Obama de proteger la seguridad de la ciudadanía norteamericana es un valor superior al de la legalidad internacional. O sea, que donde esté la fuerza que se quite el Derecho, en nombre de la operatividad, la eficacia, los beneficios superiores a los costes y la sacrosanta seguridad de la ciudadanía norteamericana por encima de toda justicia internacional. Con esas ideas no es extraño que en el programa de los EE UU no figure el someterse a la jurisdicción del Tribunal Penal Internacional de La Haya. ¿Con qué presupuestos morales criticamos entonces los crímenes terroristas si se admiten esas violaciones a lo grande, como las de Guantánamo, de los Derechos Humanos? ¿Y si se legitiman las ejecuciones extrajudiciales?
    MANUEL MONTILLA MOLINA