Geogebra permite “tocar” y dinamizar las Matemáticas

En 2002, un austríaco de apellido vetado para la vocalización española, ideó un programa informático que unió las aplicaciones de Álgebra y Geometría. Lo llamó “geogebra”, para que quedara clara la procedencia de las materias, y comenzó a acuñar un nuevo concepto de Matemáticas, más dinámico, con la idea de que la asignatura se alejara de la repulsión escolar y se acercara al aprendizaje. Quiso ponerlas guapas, en otras palabras. “Es un software para aprender a todos los niveles con la idea puesta en que sean interactivas y manejables.

11 sep 2014 / 10:21 H.

Con las nuevas tabletas y los ‘smartphones’ puedes mover los dedos, cambiar parámetros y este tipo de cosas en una gráfica”, afirma Markus Hohenwarter, padre de la criatura, doctor de Educación Matemática y, cómo no, ponente del encuentro que motivó su iniciativa, denominado “Geogebra como recurso para unas nuevas matemáticas”. Queda, entonces, conocer cómo se aplica el universo geogebra. “El uso de las tecnologías puede ayudar a mejorar la enseñanza de esta materia. El problema es que las matemáticas son abstractas y no puedes tocarlas. Con geogebra conviertes los objetos en algo real, hacerlas llamativas”, continúa Hohenwarter.

Al tiempo que habla, el creador saca un pequeño ordenador de su mochila y muestra un ejemplo de este método. Es un caballo que cabalga, a mayor o menor velocidad, según se modifican los parámetros. El propio Hohenwarter asegura que sus hijos, de dos y cuatro años, cuando lo ven trabajar en el ordenador, se acercan a la pantalla y quieren tocarla, experimentar, por lo que, al menos, suscita el interés. “El profesor introduce los parámetros y, luego, los recubre con una imagen, como este caballo. Es más fácil mover un punto que calcularlo”, asegura. Tocando y tocando, son más de 20 millones de estudiantes los que usan esta nueva técnica.

Pero, ¿los estudiantes realmente aprenden o, simplemente, se entretienen? “La pregunta es complicada”, atina a decir, antes de soltar una carcajada nerviosa. “Es difícil de probar porque en una clase existen multitud de aspectos que pueden incidir en ello: los profesores, los alumnos, la intencionalidad con la que se utilice, la implicación de las partes, etcétera. No se trata solo del software”, explica. Tomás Recio, codirector de la actividad, añade un aspecto en relación al proyecto Gauss, la iniciativa española que se basó en geogebra: “Se eligieron a 30 ó 40 profesores para experimentarlo en clase y se recabaron encuestas para saber qué se pensaba. No hay nada estadísticamente conclusivo, pero muchos de los alumnos manifestaban que no sabían si aprendían, pero que eran más felices que con los métodos tradicionales”.