Generosidad para una buena convivencia

Juan Molina Prieto, desde Jaén.- Hace poco consideraba lo impropio que es para un cristiano tener 'respetos humanos'. Contrariamente a esa postura de algunos hay, gracias a Dios, muchos hombres que responden con generosidad plena al querer de Dios,

    21 oct 2011 / 09:09 H.

    y se esfuerzan por vivir siempre su voluntad. Haciéndolo así, encuentran la felicidad que los hombres tenemos a nuestro alcance aquí en la tierra, incluso donde la “lógica” de los que solo piensan en ellos mismos no encuentra nada más que renuncia y dolor. Y es que el egoísmo hace a los hombres calculadores, mientras la generosidad nos lleva a pensar en Dios y en los demás. Creo que hoy día la sociedad precisa del ejercicio de la generosidad de sus hijos en varios aspectos. Primeramente hemos de ayudar a todo el que nos rodea a que utilice su inteligencia para poner a Dios en el centro de su vida, porque todo lo demás pasa, se olvida y es secundario. En segundo lugar, aclarar a los que podamos que el verdadero sentido de la “prudencia”, no es “pasar desapercibidos ni “escaquearse” como algunos lo entienden, sino todo lo contrario, es ir poniendo la verdad al alcance de todos los que podamos, pero aconsejándole según sus necesidades. Y en tercer lugar, dando a los demás el ejemplo de una vida sencilla, limpia y sin doblez, que se aparta de prácticas hipócritas. Actuar así significa mejorar la convivencia de nuestro entorno —familia, amigos, compañeros de trabajo, etcétera— aunque requiera el esfuerzo de olvidarse un poco de uno mismo para pensar en los demás. Que no nos quepa duda: Dios bendice ese deseo de ayudar a los demás, “enseñando al que no sabe” o “corrigiendo al que está en el error”.