Futuro y esperanza de vida

El maestro José Luís Sampedro, que nos dejaba esta semana, decía que la 'la vida hay que vivirla' y afortunadamente los cambios en la esperanza de vida nos permiten actualmente, desarrollar proyectos de vida a muy largo plazo. La longevidad nos permite incluso, que podamos plantearnos un proyecto de vida activa después de la jubilación y desarrollar proyectos personales que teníamos aparcados por falta de tiempo.

    11 abr 2013 / 15:12 H.

    En los últimos 40, años la esperanza de vida a nivel mundial aumentó en 11.1 años para los hombres, al pasar de 56.4 años en 1970, a 67.5 en 2010, y en 12.1 años para las mujeres que en el mismo periodo asciende de 61.2 años a 73.3 años. Las causas de la muerte también se han modificado según el estudio “La carga global de la enfermedad 2010”, que fue patrocinado por la Fundación Bill y Melinda Gates. En 1990 el 34.1% de las muertes fueron por enfermedades transmisibles, maternas, neonatales y nutricionales y éstas se redujeron al 24.9 por ciento en 2010. El patrón de riegos de muerte también ha cambiado y si los tres factores más importantes en 1990 eran la desnutrición infantil, la contaminación del aire doméstico y el consumo de tabaco, ahora son la hipertensión arterial, el consumo de tabaco y el alcohol. La muerte a causa del cáncer se elevó en un 38% entre 1990 y 2010 y las ocurridas por diabetes crecieron en 50 por ciento en el mismo período. Estos cambios son fruto que por un lado, de las mejoras en la cobertura y atención sanitaria y por otro lado en el acceso a los alimentos y bienestar social. España es el país europeo con mayor esperanza de vida y el segundo del mundo después de Japón con 81,8 años de media. En nuestro país la calidad de nuestro sistema nacional de salud, con cobertura universal ha sido determinante en este progreso, pero también el bienestar social alcanzado en las últimas dos décadas. Por eso, si queremos seguir ganando años a la vida, no podemos renunciar a mantener intacto el Sistema Nacional de Salud, los servicios y prestaciones sanitarias y los servicios sociales, que garantizan el acceso a todo el mundo a prestaciones y servicios básicos. Estos recortes que estamos sufriendo en las políticas públicas del estado del bienestar, tienen un efecto directo ya en el bienestar y calidad de vida de la ciudadanía, pero sin duda otra de las consecuencias a medio y largo plazo que nos dejará los recortes, será la disminución de nuestra esperanza de vida, un gran logro que habíamos conseguido por todo un esfuerzo de país. “Vivir la vida” por tanto que nos decía Sampedro, se tiene que traducir hoy en no resignarse a los retrocesos. Deberíamos aprender de él, no sólo a no resignarnos, sino a vivir el lado más ético y justo de la vida.

    Isabel Martínez es periodista y exsecretaria general de Política Social