Fútbol de cine en la primera parte
El Real Jaén fue un equipo entero, cercano y con una estabilidad emocional impresionante. Ofreció una puesta en escena fantástica que redondeó con una primera parte maravillosa, probablemente la mejor que ha disputado hasta el momento en la Liga Adelante. Además de convertirse en un manantial de fútbol, el equipo tuvo gol. Esta vez no fue Jona sino Víctor Curto el hombre que acaparó todo el protagonismo. El catalán, que había mostrado una mejora importante en su juego en los últimos encuentros, explotó con unos movimientos extraordinarios y un acierto brutal. Curto volvió a dar luz a la estrella que lo guio en los primeros partidos y que lo convirtió en un jugador eléctrico, dinámico y muy beneficioso para el Real Jaén.
Ayer apareció en sus dos mejores versiones, la de la movilidad y la de la definición. Y aportó un tercer elemento: la asistencia. El tercer gol fue de Jozabed, pero era una obra construida por el propio Curto, con un pase atrás que facilitó la concreción del sevillano. El “7” fue la punta de lanza que siempre ha sido Jona, que trabajó pero no encontró ese hueco necesario para ayudar a su equipo con goles. Lo hizo con un trabajo abnegado y una entrega sin límites. Es la grandeza de Jona. Cuando no ve el gol, se refugia en el esfuerzo para abrir camino a los compañeros.
El Real Jaén fue una maravilla en la primera parte. Jugó, movió el balón con un sentido increíble y barrió del campo a un rival siempre correoso y temible como el Recreativo de Huelva, que no compareció en todo el tiempo inicial. Estuvo sobrepasado por un Real Jaén majestuoso, lineal y cubierto con el manto del fútbol. Combinación, pase y gol. Fue una trilogía repetida en más de una ocasión. Primero Israel Jerez por su banda. Llegada a la línea de gol, pase al primer palo y toque de Curto para superar a Cabrero. Triangulación de arte en el mediocampo, balón que le llegó a Juanma Espinosa, que abrió la defensa y puso un pase delicioso a Víctor Curto. Toque sublime con la puntera y gol. Ni en los mejores sueños el Real Jaén llegó a imaginar un encuentro así. Brillante y espectacular, con una dimensión infinitiva del juego y una calidad suprema. El mejor Real Jaén de la temporada maravilló a La Victoria e, incluso, la puso en pie en el descanso, camino del vestuario.
Fue llamativa la alineación de Manolo Herrero, pero a los pocos minutos de comenzar el partido encontró sentido su apuesta. Herrero quería un encuentro con ritmo, con presión a la salida del rival y despliegue por banda. Con el sistema de las últimas semanas (sin mediocentro y con una mediapunta), el Real Jaén no le dio respiro al Decano. Lo borró del campo con una presión extrema y con un trabajo excepcional de Israel Jerez, Víctor Curto y Santi Villa. Ese trío que arropó al delantero hizo un esfuerzo terrible y dio un enorme respiro al mediocampo, en el que Juanma Espinosa y Jozabed construyeron, manejaron y movieron la pelota de un costado a otro. La sensación de este periodo dejó un reguero de felicidad y de entusiasmo en la grada. Lo hizo tan bien el Real Jaén que dio la impresión de que el Recreativo de Huelva no compareció en La Victoria.
Pero en la Liga Adelante no hay tiempo para el respiro. Salió más pausado el Real Jaén en la segunda parte y se encontró con un golpe que le costó asimilar. Morcillo lanzó un formidable disparo desde 40 metros que sorprendió a René y se coló en la portería. Fue una amenaza que creó incertidumbre en las filas blancas. Dudó en momentos el Real Jaén, porque Sergi Barjuán puso en juego todo lo que tenía. El decano cogió el campo y puso cerco al conjunto jiennense. Se defendió siempre con orden y encontró aliento en el respaldo de una afición que siempre estuvo a su lado. Como sucede en estos casos, surgió la figura del más inspirado, la de Víctor Curto, que parafraseó la jugada que hizo el pasado domingo en Valdebebas y le dio un servicio de gol a Jozabed. No falló el sevillano. Lo celebró con el escudo y con los compañeros. Ahí bajó el Real Jaén el telón del partido. Quedaron veinte minutos en los que René Román dio el susto por una posible lesión y luego un auténtico recital de paradas. Increíble. Como los goles, el triunfo llevó una dedicatoria muy especial. Al lado de los tres siempre fue unido el nombre de Pipiolo. En el cielo disfrutó de la victoria más hermosa. En la tierra, en el lugar que ocupaba, un ramo de flores presidió el encuentro. Fue su tarde, como la del Real Jaén, que certificó con arte media permanencia.